David Servan era un psiquiatra y neurólogo francés que daba clases en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh y publicó el libro titulado Anticáncer, en el año 2007.
Su brillante carrera la apagó un cáncer cerebral diagnosticado a los 31 años. Después de leer y estudiar su obra, decidí compartir los aspectos más sobresalientes sobre la fisiología y la alimentación para prevenir el cáncer.
Aunque la historia y la literatura indican que este padecimiento es tan antiguo como la humanidad, hasta el siglo XIX Walter Müller (1801-1858) y Rudolf Virchow (1821-1902) demostraron, mediante el uso del microscopio, que el tejido canceroso estaba formado por células.
Desde entonces, los patólogos y clínicos consideran los cánceres procedentes de diferentes órganos del cuerpo como enfermedades completamente distantes, con morfologías, manifestaciones clínicas y pronósticos disímiles. En los últimos 160 años, surgieron distintas hipótesis y hallazgos sobre las causas del cáncer, entre las que se citan:
1. Con frecuencia, el organismo humano y animal produce células cancerosas, las cuales son eliminadas por los glóbulos blancos, específicamente las células killer o asesinas.
2. La implantación de la “semilla” del cáncer en “tierra fértil”, o sea, nuestro organismo, depende de tres etapas: el inicio es la fase en que la semilla se asienta en la tierra. La promoción es la fase en que se transforma en “planta” y la “progresión” es la fase en que la planta o el cáncer se transforma en mala hierba, produciendo metástasis. Esta analogía fue propuesta por T. Colin Campbell, de la Universidad de Correl.
4. Evidencias científicas demuestran que algunas sustancias tóxicas ocasionan mutaciones celulares.
5. Otro hallazgo significativo fue el de Rudolf Virchow y Harold F. Dvorak (1986), al relacionar el cáncer con un proceso inflamatorio previo, es decir, para estos científicos la inflamación es utilizada como caballo de Troya por las células cancerosas.
6. En la década de los sesenta, Judah Folkman hizo un hallazgo fundamental en la etiología del cáncer, al demostrar que los tumores estaban abundantemente irrigados por vasos sanguíneos. A este proceso le llamó angiogénesis, palabra compuesta por los vocablos de origen griego angio (vaso) y génesis (nacimiento).
7. El Dr. T. Colin Campbell propuso que existen alimentos promotores y no promotores del cáncer.
La hipótesis de Campbell fue comprobada por el Dr. Richard Béliveau al analizar in vitro el comportamiento de las células procedentes de extractos cocidos de diferentes alimentos. Los resultados probaron un común denominador: el ajo, el puerro y la cebolla interrumpen la multiplicación acelerada de las células de los cánceres de mama, próstata, pulmón, colon, riñón y cerebro.
Alimentos como el té verde inhiben la angiogénesis. Los ácidos grasos omega 3 (pescado) reducen la inflamación, semejante al actuar de la cúrcuma y el jengibre; lógicamente, existen otros alimentos “anticáncer”, como las frutas rojas (moras, fresas, etc.).
Como se ve todos los días, en cada comida podemos escoger los alimentos que defenderán a nuestro organismo de la invasión del cáncer, al eliminar las sustancias tóxicas cancerígenas, al ayudar a nuestro sistema inmunitario, al bloquear el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos (necesarios para el crecimiento de los tumores), al impedir la inflamación y promover el suicidio (apoptosis) de las células cancerosas.
Esta nueva forma de ver la vida fue resaltada por Hipócrates 460 años a. C., quien afirmaba que el alimento debe ser nuestra medicina y la medicina nuestro alimento.
El autor es microbiólogo y salubrista público, director del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
