Deseo decirle a don Claudio Brenes Matarrita –quien el pasado 2 de setiembre, en Cartas, me señala por enojarme con don Domingo Argüello– que sigo pensando lo mismo.
Realmente, desconocía que la normativa hubiese cambiado. Pero, en todo caso, me parece inconcebible que se permita utilizar los espacios destinados a personas con discapacidad de una manera tan amplia.
El hecho de que una persona mayor de 65 años, que incluso en su tiempo libre practica levantamiento de pesas en un club privado, pueda ocupar esos espacios, va en contra del verdadero propósito de la ley: garantizar acceso a quienes realmente lo necesitan.
Desde mi perspectiva, esta interpretación carece de lógica y desvirtúa el espíritu de inclusión y respeto que debe prevalecer.
Aclaro que nunca ha sido un enojo contra don Domingo; por el contrario, le agradezco su campaña y esfuerzos para proteger estos espacios.
Más bien, este es un llamado a la reflexión como sociedad: si se tienen 65, 70 u 80 años, pero se está en perfectas condiciones físicas, no se es una persona con discapacidad. Los espacios exclusivos deben reservarse para quienes verdaderamente los necesitan. De lo contrario, se les arrebata a otros el derecho a la accesibilidad y dignidad que la ley busca proteger.
Cecilia Fernández Campabadal, San Ramón de La Unión
Molesto cintillo
En televisión, está uno viendo deportes o alguna información de interés y ponen un cintillo enorme para que las personas sordas puedan seguir la transmisión. Debo decir que ese cintillo estorba demasiado, pues tapa una tercera parte de la pantalla. Además, no se entiende lo que dice y cuesta leer el texto porque lo pasan muy rápido. Así que perjudica por igual a personas oyentes y no oyentes.
Si insisten en hacerlo, lo mejor sería pasar un cintillo de una sola línea, que vaya moviéndose de izquierda a derecha, como lo hacen en otros canales. Por favor, arreglen ese desastre que estorba tanto.
Rafael A. Zamora Bonilla, barrio México, San José
Caos vial
Viendo el caos vial que se produce en los alrededores de los centros educativos públicos y privados, en mañanas y tardes, a la hora de entrada y salida de los estudiantes, y especialmente en cantones con alta densidad de colegios y escuelas, me parece importante que los encargados del diseño de nuevas obras y de mejorar las existentes, incluyan estacionamientos internos y bahías adecuadas en las calles públicas para una mejor y más segura circulación de la gran cantidad de buses, busetas y carros particulares que transportan a los alumnos. Es evidente que este fenómeno ha crecido por la inseguridad y el afán protector de los padres de transportar a sus hijos o de pagarles el traslado en busetas.
Hugo Alvarado Gutiérrez, San Vicente de Moravia
Mal planteado
Si en la reglamentación de la Ley 9078 se incluyó a adultos de 65 años o más y a otras personas sin ningún grado de discapacidad para que puedan usar los espacios preferenciales en los parqueos, creo que falto asesoría profesional y caímos en un concepto equivocado.
Los espacios preferenciales son para personas con algún grado de discapacidad, sin importar la edad que tengan.
Dichosamente, cada día hay más adultos mayores sanos. ¿Eso significa que, entonces, las personas con discapacidad se quedarán sin espacios preferenciales para aparcar?
Hay que corregir lo que está equivocado o mal planteado.
Eduardo Rodríguez R., San Vicente de Moravia
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