El domingo 19 de octubre decidí, con mi familia, comprar pizza en Pizza Hut. De la aplicación que ellos mismos tienen, descargamos un cupón para comprar una pizza grande con borde de queso en ¢8.950.
Antes de ir al local, llamamos al centro de atención al cliente y preguntamos si esa promoción estaba disponible en el local adonde íbamos a ir. Consulté si se podía pedir para llevar y me indicaron que no, que solo yendo personalmente. Pues, cuando llegamos, nos dijeron que ellos no tenían esa oferta y de nada sirvió decirles que habíamos consultado antes. Fue tal su negativa, que terminamos ordenando una Big 4. Para colmo de males, venía completamente cruda, pero como no la revisamos en el local, fue hasta llegar a la casa que nos dimos cuenta.
Lástima. Ya no es el Pizza Hut de antes, que cuidaba la calidad del producto y brindaba un buen servicio al cliente.
Carolina Chavarría Solís, San Sebastián
El griterío ensordece
Leemos en I Reyes 19 que el profeta Elías anhela con ansias escuchar la voz de Dios; pero no la encuentra en el fuego, ni en la tormenta, ni en el terremoto. Dice el texto −bellamente− que, después de esos “ruidosos eventos”, la voz de Dios le vino “como un apacible susurro”.
Esto quiere decir que Dios no está en los lugares en donde hay ruidos, ¡en donde hay contaminación sónica! La voz del Logos está en la soledad, que es su morada, y en el silencio apacible, que es su alfabeto.
Así, en medio de gente vociferando sus cuitas e insultando a gritos al adversario político, será muy difícil oír la voz del Logos, de la Razón, pues esta requiere serenidad y cierta predisposición de ánimo.
Tal vez sería bueno que los candidatos a la presidencia no caigan presa de este desafuero, porque el griterío es enemigo de la Razón, y, sin ella, invernan las voluntades.
Francisco Barrientos B., Coronado
Colegio de Geógrafos debería apelar
Hoy se percibe un desmantelamiento del Instituto Geográfico Nacional (IGNCR) y su reorientación desde el ordenamiento territorial hacia una labor de catastro fiscal, más propia del Ministerio de Hacienda. Mientras otros institutos nacionales (IFAM, IMN, ICT e INEC) se fortalecen y modernizan, el IGN nombra a un topógrafo como director, alegando que es un “profesional en Geomática” (operadores de distanciómetros digitales, drones y SIG). En su “época de oro”, el IGNCR estuvo dirigido por el ingeniero Geodesta Mauro Rudín (último director avalado por el Interamerican Geodetic Survey, IAGS), quien transfirió a los geógrafos de la UCR (geógrafo Eduardo Bedoya) la dirección del Instituto para su modernización y administración.
La posterior aparición de las Escuelas de Geografía y Topografía y Catastro, en la Universidad Nacional, en 1974, al parecer fue aprovechada por el departamento de Catastro para invertir los roles de autoridad y subordinar a los geógrafos y al IGNCR como dependientes del Registro Nacional.
La salida de Costa Rica del IAGS nunca quedó clara para la comunidad geográfica nacional y hoy los graduados de Geografía no encuentran trabajo en el mercado estatal (su nicho natural). Todo esto debería ser apelado por el Colegio de Geógrafos.
J. Alfredo Calderón Gómez, Rohrmoser
Obra abandonada
El arreglo del puente gemelo sobre el río Machuca en la ruta nacional N.° 3, que conecta los cantones de San Mateo y Orotina, ha sido un desastre. En enero del 2024, el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) inhabilitó uno de los puentes gemelos para iniciar la renovación. Trabajaron un par de semanas y, desde entonces, dejaron una montaña de tierra donde hoy ya está creciendo un árbol. Esta situación refleja la poca seriedad con la que se ejecutan proyectos viales en nuestras comunidades. No se trata solamente de estética, sino de seguridad y respeto hacia los vecinos que transitan diariamente por la ruta.
Urge que el Conavi retome su compromiso y finalice las obras con la responsabilidad que merecemos los vecinos de los cantones afectados.
Ashley Torres Valverde, Orotina, Alajuela
‘Ebriedad tribunicia’
Los recientes exabruptos dictatoriales de algunos “suspirantes” a la Presidencia de la República reflejan lo frágil que puede resultar una democracia ante los embates irresponsables del populismo. Si bien con los votos, y Dios mediante, ninguno de los aludidos sea elegido, me llama la atención que al menos a uno de ellos lo tenía como demócrata educado.
Siendo que las alturas marean, tengo para mí que esas manifestaciones son producto del vértigo que produce por un rato sentirse líder con algún apoyo político, el que al final probablemente resultará ser solo familiar. Esos delirios antidemocráticos son lo que Dantón, el gran revolucionario francés, llamaba “ebriedad tribunicia”. Ojalá a los nuestros se les pase rápido la resaca.
Humberto Moya Mórux, Alajuela
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