Al mandatario, Rodrigo Chaves, hay que zarandearlo. Ahora sí, señor, a gobernar. En los primeros 12 meses, el tiempo se le fue en acomodos, berreos, firma de decretos sin sustento constitucional, endulzar las redes sociales y alimentar el odio y el descrédito hacia los otros.
Resumen: mucho blablablá y nada de logros. Han sido 12 meses de destrucción con el pretexto de hacer mejor las cosas. Pero no hace falta ser matemático para prever que lo que se arrasa no será reconstruido en los tres años que quedan.
Comencemos por el tren eléctrico. Entiérrelo. Llegará el 2026 y no habrá ni línea ni vagones del tren rápido de pasajeros de San José hacia Cartago. Menos, de carga hacia Limón, como prometió. Apueste, eso sí, por más buses, porque ese es un fin, pero sepulte la ampliación del paso San José-Cartago. No la verá.
Échele tierra al ensanche de la vía hacia Caldera. Hágale el funeral a la mejora de la ruta San José-San Ramón. Se perdió tiempo precioso en dimes y diretes con el concesionario de la ruta 27 y el Fideicomiso Ruta 1. Un día rompen el contrato. Otro, que era para pegarle un susto. Y al tercero, que sí hay ruptura. Chespirito, de estar vivo, haría comedia.
Solo que lo nuestro es un drama. Cuanto más berreos, más tiempo y dinero perdemos en presas, más se encarece el costo de vida y más se hundirá la competitividad. Los claros ganadores de esta estrepitosa gobernanza son los buseros y camioneros.
Pasemos a las escuelas. De no resolver la disputa con la Fundación Omar Dengo, dé por muerto el Programa de Informática Educativa. Reanudar un plan de alcance nacional le tomará al MEP más de tres años, porque se requiere experiencia, y está probado que no la hay.
Al presidente de la República se le respeta porque fue elegido democráticamente, pero como tal Rodrigo Chaves debe respetar a todos los ciudadanos, no solo a sus acólitos. Su reto al comenzar su segundo año de mando es grande y, por ello, es esencial que se guarde su egolatría, la obsesión por las encuestas de popularidad y coloque en primer sitio el gobernar con asesoría, inteligencia emocional, con ánimo de tender puentes. En castellano: si sigue con sus aspavientos, nos jodemos todos.
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El autor es jefe de Redacción de La Nación.