
Un proyecto de vida no es solo un conjunto de metas; sino la guía para sus emociones, decisiones y relaciones. La psicóloga Georgina Echandi, del Hospital Metropolitano, comparte cinco preguntas clave para conocer sus emociones, motivaciones y propósito, y así fortalecer la salud mental y vivir con mayor equilibrio y resiliencia.
Lo que debe saber:
- Conocerse a sí mismo es el primer paso para diseñar un proyecto de vida auténtico.
- La resiliencia ayuda a adaptarse a cambios sin perder la dirección ni el propósito.
- Equilibrar lo personal, profesional y familiar fortalece la salud mental y las relaciones.
Cinco preguntas para empezar a diseñar su proyecto de vida
- ¿Cómo manejo mis emociones y qué me genera bienestar?
- ¿Cuáles son mis motivaciones diarias?
- ¿Qué legado quiero dejar en mi vida y en los demás?
- ¿Qué papel tendrá mi vida profesional en mi propósito?
- ¿Qué tipo de familia o estilo de vida quiero cultivar?
Tomarse el tiempo para responder estas preguntas permite vivir con intención, claridad y bienestar emocional.
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Además, tome en cuenta la siguiente guía práctica.
1. Autoconocimiento: el primer paso para un proyecto de vida
- Según Echandi, conocerse a sí mismo es la base de cualquier proyecto de vida. Implica identificar emociones, detonantes y “botones invisibles” que afectan nuestras reacciones.
- Reconocer qué nos genera bienestar y qué nos desestabiliza permite manejar mejor el malestar emocional y tomar decisiones más conscientes.
“El tener un proyecto de vida empieza primero por el autoconocimiento, algo que muchísima gente no tiene, sin importar la edad”, afirma la psicóloga.
2. Descubra lo que realmente lo hace sentir bien
- El primer paso práctico es preguntarse: ¿qué actividades me llenan de verdad?
- Actividades como la jardinería, manualidades o hobbies creativos ayudan a reconectar con uno mismo y mantener la estabilidad emocional.
3. Definir un proyecto de vida auténtico
- El autoconocimiento también permite diferenciar lo que uno desea de lo que los demás esperan.
- Echandi sugiere reflexionar sobre los valores personales y los “frutos” que queremos ofrecer.
“Pregúntese qué quiere que digan de usted cuando ya no esté. Esa frase puede convertirse en su compás de vida”, aconseja.

4. Equilibrio entre lo personal, profesional y familiar
- Un proyecto de vida integral considera todas las dimensiones: personal, profesional y familiar.
- La especialista en psicología recomienda planificar intencionalmente cómo se quieren construir los vínculos, hábitos y tradiciones familiares.
- Diseñar el tipo de familia y las dinámicas que se desean cultivar permite crear entornos más saludables y fortalecer la comunicación y confianza.
“Las relaciones y los hábitos no se dan al azar; se construyen desde la intención”, asegura la especialista.
5. Resiliencia: aprender a adaptarse
- No todos los planes salen como se espera. Por eso, un proyecto de vida debe ser flexible y permitir ajustes sin perder dirección ni propósito.
- Aprender a adaptarse ante cambios y dificultades es clave para mantener la estabilidad emocional y continuar creciendo.
“El plan A no siempre resulta, pero hay muchas letras en el abecedario. Lo importante es aprender, reajustar y seguir adelante”, comenta Echandi.
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6. Proyecto de vida y relaciones de pareja
- Si formar una familia es parte de su proyecto de vida, Echandi sugiere comprender el tipo de apego propio y de la pareja, así como el lenguaje del amor de cada uno.
- Saber cómo se expresa y recibe el amor —palabras, contacto físico, tiempo de calidad o actos de servicio— fortalece la relación y ayuda a construir vínculos más sanos.
“No es lo mismo una persona con apego ansioso que una con apego evitativo. Conocer estas diferencias mejora la comunicación y reduce conflictos”, explica.