Más de la mitad de ecosistemas en los manglares del mundo corren riesgo de colapso, incluidos los de Costa Rica, alerta una primera evaluación global de la llamada Lista Roja de Ecosistemas (LRE) a cargo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La Lista Roja es un estándar internacional que evalúa el riesgo de especies y ecosistemas en todo el planeta, por el cual es posible identificar síntomas comunes y niveles de peligro de extinción que enfrentan.
Esta evaluación, divulgada el 22 de mayo anterior, revela que 50% de manglares colapsarán en menos de tres décadas y ese porcentaje incluye los de Costa Rica, catalogados en condición “vulnerable” en este primer reporte.
Las otras dos categorías en la LRE son “en peligro” (31% de estos espacios naturales están así) y “en peligro crítico” (19%).
En ausencia de esfuerzos profundos de conservación, la Tierra perdería para el 2050 unos 7.065 km² de manglares (-5% respecto a la cantidad hoy) mientras otros 23.672 km² (-16%) quedarán sumergidos por el aumento del nivel del mar; advierte este trabajo de la UICN, en el cual participaron 250 expertos de los 44 países donde hay manglares.
De Costa Rica, participó el investigador Lenin Corrales Chaves, de la Unidad de Acción Climática de la Dirección de Investigaciones del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie).
Corrales Chaves explicó que en el caso de nuestro país, los principales degradadores de los manglares incluyen la construcción de infraestructura debido al crecimiento urbano y turístico en estas zonas, actividades económicas ligadas a camaroneras y salineras (extracción de sal), así como la expansión agrícola de cultivos de caña y arroz.
Citó que en lugares como playa Hermosa y Jacó (en Garabito, Puntarenas) el turismo produjo un retiro de manglares, al cual también contribuyeron obras como la construcción de la ruta nacional 34 o carretera Costanera.
“Si analizamos la expansión residencial de la ciudad de Puntarenas y la de Quepos, ambas ocurrieron sobre manglares”, explicó.
Para Costa Rica, el Catie calculó una cobertura de manglar de 52.802 hectáreas (alrededor de 1% del territorio nacional) al año 2021. Del total, la categoría de mangle alto ocupaba 79% del área total, seguidos de canales y lagunas con 13%; mientras otras categorías (mangle bajo, salineras y camaroneras) ocuparon 8%.
El 99,85% se encuentra distribuido en la costa pacífica, incluyendo la isla del Coco, y solamente el 0,15% en la vertiente del Caribe (sectores de Gandoca y Moín).
Causas de pérdida en manglares
Los problemas en Costa Rica reflejan en buena parte los resultados del análisis en el cual participó Corrales para manglares del subgrupo del Atlántico Noroccidental Tropical, que incluye ecosistemas regionales de todas las islas del mar Caribe, la costa atlántica de Centroamérica, la mayor parte del golfo de México, una sección de Florida y zonas costera de Colombia y Venezuela.
Las principales pérdidas de esta cobertura natural se deben a cambios en los usos del territorio por expansión agrícola, actividad de industrias petroleras, avance de la infraestructura turística y residencial costera, incluso por obras como carreteras y represas.
¿Y por qué hay afectación? La investigación de la UICN en el caso del Atlántico Noroccidental Tropical indica que un aumento de la actividad ganadera y agrícola provoca mayores vertidos de agroquímicos y pesticidas que luego llegan a cauces de ríos y, de ahí, a los manglares.
También porque esas actividades compactan más el suelo e interfieren con el flujo de sedimentos de los ríos.
Además, el establecimiento de áreas turísticas en regiones de manglares interfiere con los flujos hidrológicos y sedimentarios de los propios ecosistemas, ya que las áreas de humedales se llenan de materiales de construcción.
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Aparte, uno de los mayores degradadores naturales de manglares es el aumento de la frecuencia e intensidad de los huracanes que impactan toda la zona.
El investigador nacional confirmó que el cambio climático elevará el número e intensidad de los huracanes en el golfo de México y las regiones del Atlántico.
Estos fenómenos, agregó, pueden afectar los bosques de manglares por defoliación directa y muerte de árboles, inducir erosión, alterar la conectividad hidrológica y por la muerte masiva de comunidades de animales.
Por eso, la evaluación de la UICN concluye que mantener estas zonas y agrandarlas mitigaría los impactos del cambio climático, pues podrán afrontar mejor el aumento del nivel del mar y ofrecerán más protección tierra adentro contra impactos de huracanes, tormentas y ciclones.
Manglares son medios de vida
Corrales Chaves añadió que mejorar la salud de los manglares es clave porque están asociados a la alimentación y subsistencia de miles de personas en Costa Rica y en otros países.
Recordó que la mayoría de especies marinas que consumimos en el país pasan sus periodos larvales o juveniles viviendo en manglares, de los cuales depende el empleo y sobrevivencia de poblaciones costeras de Costa Rica.
“Tener manglares saludables, ayuda en el tema económico. Muchos alimentos para perros y gatos usan pescado pulverizado en sus mezclas o de otros productos marinos asociados a manglares”, indicó.
Según la evaluación de la UICN, sin cambios significativos para el 2050, el cambio climático y el aumento del nivel del mar resultarán en la pérdida de 1.800 millones de toneladas de carbono almacenadas (eso equivale al 17% del carbono total hoy almacenado en vegetación de manglares).
Esos depósitos actualmente tienen un valor mínimo de $13.000 millones en mercados voluntarios de carbono y que representan un costo para la sociedad equivalente a $336.000 millones basados en el costo social de tener liberadas esas cantidades de uno de los gases que calienta la atmósfera.
Los mercados voluntarios de carbono son sistemas financieros en los cuales individuos, empresas, organizaciones no gubernamentales (ONG) y gobiernos pueden comprar y vender créditos de carbono de forma voluntaria para compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).