Aunque siempre los veían de lejos, fue hasta que ocurrió un acontecimiento angustiante que estudiantes y docentes de la Escuela Santa Teresa, en Cóbano, Puntarenas, le prestaron realmente atención a los monos congo, una especie que eligió los árboles de su centro educativo para vivir. Desde entonces, los escolares se preocupan y aprenden sobre estos animales.
A inicios de este curso lectivo, los alumnos y sus educadores fueron testigos de un hecho triste: un conguito bebé cayó desde lo más alto y mientras su mamá se mostraba desesperada, y todas las personas alrededor lloraban, los encargados de la escuela coordinaron para que la asociación Somos Congos, que trabaja en Cóbano, ayudara al pequeño monito. La criatura fue trasladada en avioneta, sin embargo, no logró sobrevivir.
Aunque el hecho lamentable los marcó a todos, también les brindó la oportunidad de tener un acercamiento con expertos y poder aprender a ser guardianes de estos animales.
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La directora de esta escuela, Elsie Hidalgo, comentó que el 28 de febrero recibieron la primera charla sobre el mono congo y desde entonces los 274 escolares tienen interés por aprender y proteger a esta especie que les acompaña desde las alturas.
“Aprendimos que su grupo no se llama manada, sino tropa. Nos dijeron que tenemos una tropa en nuestra escuela, que se desplanzan para comer hojas de los árboles, pero que viven aquí”, comentó Hidalgo, quien contí que al parecer los habitantes son más y hay entre dos y tres tropas.
El interés por los monos congo hizo que el proyecto STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas) de la escuela esté enfocado en la protección, prevención, divulgación y educación para la comunidad sobre estos animales.
Recientemente, los docentes y los estudiantes ayudaron a instalar un puente para que los monos puedan desplazarse sin correr peligro de electrocutarse al colgarse del tendido eléctrico ante la ausencia de árboles o de tener que bajar a la tierra y correr el riesgo de sufrir algún ataque de otros animales o de personas.
“Los niños están felices, estamos viviendo un momento súper lindo y de muchas sorpresas. Somos Congos nos visita todos los martes, la experiencia es una cosa preciosa”, comentó la educadora.
La asociación les donó una cámara por medio de la que pueden monitorear a los monos y ver su dinámica, ya reconocen a machos de hembras, a jóvenes de adultos y a algunos ejemplares particulares, entre ellos a un congo que tiene parálisis en su cara, se presume que producto de una descarga eléctrica.
“Nos donaron binoculares, en la escuela se ha despertado un anhelo de protección del ambiente. Algunos niños externaron su deseo por estudiar biología”, detalló la directora.
Niños y niñas sensibilizados
Tanto estudiantes como maestros tienen la consciencia de que cuando baja la electricidad y se escucha un golpe repentino, puede tatarse de que un mono congo esté en peligro. Asimismo, aprenden que no es bueno darle de comer a estos animales porque eso puede causarles daño, pues su alimentación está basada en hojas de árboles.
“No hay que hacerles ruidos, ni tirarles cosas, nada de eso, es observarlos desde el mayor respeto. Podemos proporcionarles comida plantando nuevos árboles. En la escuela tenemos que hacer una construcción, es posible que tengamos que quitar un árbol, entonces trajimos gente para que nos asesore y así garantizarles el paso”, comentó.
Más estudiantes protectores del mono congo
Mónica Castro, de la Asociación Somos Congos, comentó que desde el 2021 trabajan sin fines de lucro en proyectos de atención, prevención, mitigación de accidentes con monos congos, reforestación y educación biológica en Cóbano.
Cuenta que este año recibieron una petición por parte del rector de ciencias de la Dirección Regional de Educación (DRE) de Peninsular del Ministerio de Educación Pública (MEP) y empezaron a ofrecer educación biológica, además de la Escuela de Santa Teresa, a los centros educativos Colegio Técnico Profesional de Cóbano y la Escuela San Ramón de Ario.
“Lo hacemos teniendo como eje central al congo, ya que es especie sombrilla (esto significa que al protegerlos se benefician indirectamente otras especies).
“En la Escuela de Santa Teresa estamos haciendo un proyecto de seguimiento de tropas de congos que se encuentran allí, por ello junto con la directora Elsie Hidalgo y la maestra Evelyn Soto trabajamos en un programa tomando al congo como eje central y enseñando como este se conecta con el agua, los polinizadores, la conectividad y protección de fauna silvestres que le acompaña en su hábitat como especie sombrilla”, comentó Castro.
Según dijo, el propósito del trabajo con los tres centros educativos es que la población estudiantil empiece a valorar, querer, proteger y respetar la vida silvestre en un contexto en el que señala “existe un gran vacío en el tema de respeto y deberes para con ella como patrimonio natural del Estado”.
Marco Vinicio López, asesor regional de ciencias, mencionó que esta alianza refuerza las competencias en ciencias ambientales y el interés y sensibilización del estudiantado por las especies que conforman su región.