Semillas de tomate y chile desarrolladas por la Universidad de Costa Rica (UCR) partieron este viernes al espacio para ser evaluadas sobre cómo reaccionan a las condiciones de estrés a las que son sometidas en microgravedad.
El tomate acorazado y el chile dulcitico, ambos desarrollados en la Estación Experimental Agrícola Fabio Baudrit Moreno de esta casa de estudios, partieron como parte de la misión SpaceX Crew-11, que despegó del Centro Espacial Kennedy de la NASA en Cabo Cañaveral, en Florida.
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El lanzamiento se dio a las 9:44 a. m., hora de Costa Rica (11:44 a. m. hora de Florida). Su destino es la Estación Espacial Internacional (EEI). Regresarán en una semana.
En la misión iba el proyecto científico de la firma estadounidense Jaguar Space, que llevaba semillas de diferentes países de todos los continentes.

Esta investigación espacial explorará cómo las condiciones ambientales, que son únicas en la órbita terrestre baja, podrían activar nuevas rutas biológicas en estos cultivos. Esto traerá conocimientos tanto para la agricultura espacial como para la agricultura sostenible en la Tierra. Podrían explorarse, entre otras cosas, algunas formas para mejorar los cultivos y su resistencia ante plagas.
Semillas bajo estrés espacial

La Nación conversó con Carlos Echandi Gurdián y Walter Barrantes Santamaría, investigadores que desarrollaron estas especies sobre lo que significa este lanzamiento para la investigación.
“La semilla es un organismo vivo, aunque a veces nos cueste imaginarlo, pero las células están vivas. En condiciones espaciales sufren un estrés inimaginable y ese estrés puede modificarlas”, explicó Echandi.
“Puede haber cambios en la molécula de ADN por la ingravidez. Algunos de estos cambios podrían ser permanentes. Cuando regresan a nuestra gravedad podríamos ver si cambiaron la estructura con el estrés de gravidez. Serían cambios que pueden ser heredables. Pueden ser buenos o malos. No sabemos, pero es un esfuerzo científico necesario. Cuando regresen a nosotros les daremos un monitoreo constante para saberlo”, añadió.
Estos cambios, afirmó Echandi, no serían genéticos, sino epigenéticos. Es decir, serían modificaciones al ADN que pueden alterar la actividad de los genes, pero no necesariamente cambiarían la secuencia del ADN. Algunos de estos cambios podrían ser cruciales para el espacio.
Barrantes indicó que, a futuro, estos conocimientos no solo podrían mejorar cultivos, también podrían contribuir en periodos de hambruna y, si se piensa en viajes espaciales que demoren más tiempo, podrían ser parte de la alimentación de astronautas.
¿Cómo son el tomate acorazado y el chile dulcitico?
Ambos frutos son híbridos. Es decir, sus semillas se desarrollaron luego de años de estudio en investigación. El propósito era generar variedades que no solo mantuvieran todo el valor nutricional, pero que también fueran más fuertes que las plagas que afectan a los cultivos costarricenses.
“Muchos productores dependen de semillas de primer mundo. Yo acepto que tienen caracteres genéticos que son de valor. Lo reconozco. Hay calidad en el producto, pero cuando un país no genera sus propios materiales requieren a una atmósfera artificial que está supeditada a agroquímicos. Porque se hicieron en condiciones climáticas muy diferentes a las nuestras. Aquí tienen enfermedades muy diferentes y la tolerancia genética no esté contemplada en los híbridos importados”, expuso Echandi.

Tomate acorazado. Si retomamos la idea de Echandi sobre las plagas, una de las principales que atacan los cultivos de tomate es el virus de la cuchara (TYLCV, por sus siglas en inglés). Es virus transmitido por la mosca blanca (Bemisia tabaci), y es tan letal que puede acabar hasta con el 75% de una cosecha.
A esto se suman otras enfermedades producidas por bacterias, que causan pérdidas grandes.
Entonces Barrantes y Echandi buscaron un material que tuviera genes de resistencia contra estas plagas. Acudieron a un banco de germoplasma (material genético contenido en las células reproductivas) con material proveniente de Taiwán. Encontraron un material con tres genes de resistencia: Ty1, Ty2, y Ty3, contra el virus de la cuchara.
Luego pusieron a prueba estos genes en plantaciones en Santa Bárbara y San Pedro de Barva de Heredia, sitios que habían sufrido los embates del virus de la cuchara.
El gen Ty2 tuvo la mejor resistencia y mostró un buen rendimiento de producción. El tomate con el gen Ty2 es el que hoy conocemos como “acorazado”.
Chile dulcitico. El proceso de investigación para este chile dulce duró 14 años.
Esta semilla se adaptó a las condiciones agroclimáticas del país, produce más chiles por planta y da frutos de mejor tamaño, calidad y sabor.
Tiene más de una década en el país, ya que comenzó a cultivarse en 2013.