Cada día, en promedio, llegan al Hospital Nacional de Niños cinco niños víctimas de agresión o maltrato.
Sufren golpes, fracturas, negligencia, abusos físicos o psicológicos. También pueden ser afectados porque no les dan alimentos, los quemaron con colillas de cigarros y discos de cocina.
Cualquiera de las situaciones les marcarà la vida, y en los peores casos, les producirà la muerte.
Esta es la denuncia que hizo este viernes la Defensoría de los Habitantes, un día después de que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) confirmara la muerte homicida de una niña de cuatro años, en Tuetal Sur de Alajuela.
“Cada vez vemos esta violencia en niños más pequeños (entre cero y cuatro años) y eso es inaceptable”, expresó la Defensoría en un comunicado en el cual llama a la población a involucrarse de una u otra forma en la lucha contra la epidemia de violencia en perjuicio de los menores.
En caso de sospechas de alguna situación de maltrato, la institución recordó la necesidad de denunciarlo a la línea telefónica de emergencia 9-1-1 o bien alertar a la Fuerza Pública o a la Policía Municipal para resguardar la vida y seguridad de ese niño o niña.
La Defensoría, además, solicitó un “urgente y necesario” replanteamiento, intervención o giro en el modelo de gestión del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) para que atienda con rapidez los casos donde se sospecha que hay menores que sufren maltrato.
Precisamente, este jueves, la entidad quedó sin jerarca luego de la renuncia de Patricia Vega Herrera. Ella atribuyó la decisión al agotamiento del “espacio político” para maniobrar en la entidad, luego de meses de cuestionamientos tanto internos como desde el Congreso.
Antes de dimitir, Vega informó de que el PANI recibió alertas de los maltratos en perjuicio de la niña fallecida, pero el caso no fue atendido oportunamente.
“Si esto (la muerte de la niña) provoca indignación en la población, más me lo provoca a mí y en los funcionarios que sí están comprometidos, pero veo, día a día, la dificultad para hacer las cosas mejor”, señaló Vega.
Desde su llegada al Patronato, Vega fue crítica con la preparación académica y calidad del recurso humano de la institución. También canceló el financiamiento de algunos proyectos impulsados por organizaciones no gubernamentales, los que, según dijo a La Nación, se aprovechaban de los recursos públicos.
De acuerdo con la exjerarca, se realizaba un análisis integral de la entidad para la posible intervención, pues tiene muchas debilidades que comprometen la atención de los menores.
El presidente Carlos Alvarado, coincidió en que el PANI requiere de una transformación. No obstante, dijo, aparte de la responsabilidad institucional para proteger a la niñez, recordó la responsabilidad de la sociedad.