Cada vez más familias enfrentan solas el reto de ver cómo cuidan a un anciano con demencia o alguna dependencia física o mental sin sistemas de apoyo comunal o estatal, que le brinden capacitación y asistencia médica y social suficiente.
Reconociendo ese enorme vacío es que, por primera vez, Costa Rica contará con una Política Nacional de Cuidados dirigida a toda aquella población con algún grado de dependencia, y a sus cuidadores.
El viceministro de Desarrollo e Inclusión Social, Francisco Delgado Jiménez, informó de que será una política a diez años plazo, que cubrirá, entre otros aspectos esenciales, la posibilidad de copago y la acreditación de centros y formación de cuidadores. Vería la luz en el primer trimestre de este año.
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Francisco Delgado conversó con La Nación en diciembre, en una entrevista en la cual también estuvo el segundo vicepresidente de la República, Marvin Rodríguez Cordero, quien aseguró que esta será una política, no de una administración, sino para el país.
El siguiente, es un resumen de la conversación.
– A principio de año, se habló de que se estaba alistando una política para cuidadores. ¿Qué es?
– Se llama Política Nacional de Cuidados. Involucra varios temas, entre ellos, el que tiene que ver con personas que cuidan. ¿Qué es lo que abarca esta política? En un primer término, el tipo de servicios que queremos prestar. Estamos viendo cuáles herramientas hay disponibles en las diferentes instituciones en esta red de cuido. Por ejemplo, centros diurnos, hospitales de día, centros de larga estancia, y visita domiciliar. Esto nos lleva a un segundo punto: la gobernanza, en donde intervienen diferentes fuentes de financiamiento (un tema relevante), aspectos sociales y de salud. Estamos haciendo una revisión de la oferta existente.
"Una de las preocupaciones más fuertes es que podemos pensar en diferentes servicios y buscar los recursos hoy, pero si esta tendencia sigue al alza hay que garantizar la sostenibilidad financiera. Ese es el gran reto.
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“La otra herramienta que estamos considerando tiene que ver con el copago: en función de la dependencia, el Estado podría subsidiar una parte de los servicios. En el copago se ve el tema de la corresponsabilidad social de los cuidados. No se entiende solo entre familia y Estado, sino otros factores que podrían sumarse al financiamiento de un sistema como este: empresa privada, municipalidades y algunos grupos específicos. En el caso de Uruguay, los sindicatos forman parte de esa red. En nuestro caso, podrían ser asociaciones solidaristas o de desarrollo”.
– ¿Se han hecho estudios?
– Hay un primer estudio de costos. Estamos en una segunda etapa para determinar cuánto sería el ahorro para la CCSS de intervenir en otras modalidades y no solo en la parte hospitalaria. Estamos tomando esa información, que ha sido construida con apoyo del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), con otras herramientas estadísticas, como la Encuesta Nacional de Discapacidad. Estamos consolidando un equipo de trabajo interinstitucional con acciones puntuales para el 2020, para tener la política en el primer trimestre.
– Estos planes, ¿nacen con la política?
– Se publicarían con la política. El plan de acción sería para lo que resta del gobierno: hasta el 2022. El rol de las personas cuidadoras forma parte de la política. Aquí pasan dos cosas, la mayoría del cuido recae en las mujeres. Esto es inaceptable. Hay que hacer los cambios culturales y girar los incentivos para que esto cambie. El segundo tema es que también culturalmente hemos visto que esa red de apoyo familiar va en disminución: menos hijos, y solo uno haciéndose cargo de los adultos mayores. Esto nos pone otra presión adicional para que exista un sistema para que las personas que no tienen esa red de apoyo familiar logren encontrar una respuesta a sus necesidades.
“Esto nos lleva al tema de la formación de los recursos humanos para el cuido. Estamos pensando en un currículo en específico para los cuidadores. Ya el INA (Instituto Nacional de Aprendizaje) tiene un currículum de personas cuidadoras, pero queremos hacer algunos ajustes que contemplen el tema de la dependencia y cómo se diferencia esto de intervenciones más clínicas, que requieren un criterio más profesional”.
– ¿Cómo se van a fortalecer roles de vigilancia en Salud o Conapam?
– Se contempla la acreditación de centros. Ahí habrá que hacer un poco de malabares porque sí es necesario garantizar esa calidad y con la capacidad instalada del Ministerio de Salud nos va a costar mucho. Probablemente, vamos a recurrir a redes interinstitucionales, incluyendo Conapam (Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor) y la Caja (Costarricense de Seguro Social). Y tener cuidadores en domicilio agrega otro nivel de complejidad.
–En lo inmediato, ¿qué verá la gente afectada por esta situación, con padres o familiares dependientes de cuidados?
– En 2020, vamos a ver dos cosas concretas de la política, además de los planes de acción. A manera de piloto, se lanzará el tema de copago y la expansión de algunos servicios en domicilio.
– ¿Ya vieron algunos lugares?
– No, todavía. El país cuenta con registro administrativo e información precisa, pero el piloto no se ha decidido. Esto nos ocupará 2020. También tenemos que explorar si vamos a requerir algún tipo de reforma legislativa para el tema del financiamiento y la gobernanza, porque podemos raspar un poquito la olla para esta primera fase, pero si queremos garantizar un sistema sostenible.