Alicia Camacho Salazar está profundamente triste desde que leyó la noticia de que tres corazones y cuatro pulmones de donantes cadavéricos se desperdiciaron en marzo por falta de pago de disponibilidad a cirujanos y anestesiólogos del equipo de trasplantes del Hospital Calderón Guardia.
Su esposo, José Guillermo Joseph Vásquez, de 59 años, lleva casi dos años esperando un pulmón que le permita realizar los sueños que la enfermedad sustituyó por concentradores y tanques de oxígeno y encierros obligatorios en su casa, en San Isidro de Coronado.
“Nos dimos cuenta de los pulmones que se habían perdido. Yo le pregunté a Dios si serían los que mi esposito ha estado esperando. Es que estamos hablando de vida”, comentó Alicia, quien es la principal cuidadora de José Guillermo. Aun enfermo, su marido hace teletrabajo en el área de Telecomunicaciones del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
El rumor sobre lo que pasaba en el programa de trasplante corazón-pulmón del Calderón lo oyeron hace meses, confirmó Camacho. No es la primera vez que dificultades administrativas ponen en riesgo un servicio vital.
“Desde noviembre del año pasado salió el runrún de que iban a detener el programa. Por ejemplo, nos enteramos de que al encargado de dar terapia pulmonar, que es fundamental para nosotros, nunca le dieron una plaza ni un código. Está interino y nos dijeron que no le iban a renovar el contrato y suspenderían la terapia pulmonar.
“Esto no puede funcionar sin eso. Hicimos un movimiento, nos prometieron arreglarlo para febrero. Sobre la pérdida de órganos nos enteramos por otros pacientes, y cuando ustedes (La Nación) sacaron el reportaje”, añadió.
Los dos pulmones de José Guillermo ya no funcionan. Se mantiene conectado a un tanque de oxígeno hasta para ir al baño. La rutina de esta pareja, casada en segundas nupcias, se transformó abruptamente cuando los médicos les confirmaron que la vida de José Guillermo solo se podría prolongar con un trasplante.
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“Es la peor noticia porque uno tiene la fe de que sea una enfermedad controlable o se cure con algún antibiótico, ¡lo que sea! Cuando le dicen que necesita pulmones para alargar la vida a uno el mundo le da una vuelta y le cambia la vida a toda la familia”, dijo Alicia quien trabaja de noche como guarda de seguridad privada y cuida de su esposo durante el día.
![Alicia Camacho Salazar y su esposo José Guillermo Joseph Vásquez, de 59 años, y en espera de trasplante de pulmón.](https://www.nacion.com/resizer/v2/BGS7VFOPGJC63EMR5YBJOZWW6A.jpeg?smart=true&auth=f77468c8014e5b649cf39c507fe341695544fec141aa72c74b845770110af9a4&width=1279&height=959)
Desde que les dieron esta noticia, José Guillermo y Alicia han recibido dos veces la llamada para trasplante. Pero en ambas ocasiones los pulmones no eran viables.
La segunda vez que los llamaron fue este año, el 14 de febrero. Toda la carrera fue en vano porque cuatro horas después de los exámenes los médicos les informaron que los pulmones donados no estaban bien.
El dolor de regresar a casa sin el pulmón que le podría devolver un nuevo aire de vida es indescriptible.
José Guillermo espera trasplante de pulmón
Antes de caer enfermo, José Guillermo Joseph era muy activo. Experto en telecomunicaciones del ICE, también era un hombre muy inquieto y curioso con todo lo relacionado con remodelaciones. De hecho, él era el encargado de arreglar y acondicionar muchas cosas en la casa, a la que le cambió el piso antes de enfermar.
Inicialmente, los médicos le trataron sus problemas respiratorios como asma. Hasta que cayó con una pulmonía que hoy lo tiene en lista de candidatos a trasplante de pulmón.
![Alicia Camacho Salazar y su esposo José Guillermo Joseph Vásquez, de 59 años, y en espera de trasplante de pulmón.](https://www.nacion.com/resizer/v2/DZZL3RLZONFY3PUEOAYWWMJXNA.jpeg?smart=true&auth=379ce53d8258d80d1b167f487bdc2fca7451ef554413ae6b1d58b9d69927f14b&width=1138&height=854)
“La vida nos ha cambiado montones. Él no puede salir ni fuera de la casa. Tiene que cuidarse de un resfrío o de una bacteria para estar preparado por si lo vuelven a llamar”, detalló Alicia, quien recibe el apoyo de los cuatro hijos de la pareja: dos del matrimonio anterior de José Guillermo y los dos de Alicia. También tienen dos nietos.
La pareja está muy agradecida con los médicos del Calderón. Los defienden en su lucha para que la CCSS les reconozca el pago de disponibilidad.
“Nadie estudia para hacer las cosas gratis. El equipo de trasplantes es un equipo excelente. ¡Todos! Doctores, enfermeras, nutricionistas, terapeutas, psicólogos… es una cadena donde cada uno es una parte muy importante. Pero tampoco van a trabajar de gratis. Por eso, necesitamos que el programa vuelva a funcionar”, manifestó Camacho.
Este martes, el coordinador institucional de donación y trasplantes, de la CCSS, José André Madrigal, confirmó a La Nación que la Gerencia Médica modificó el modelo de pago del programa de trasplante cardiopulmonar del Hospital Calderón Guardia.
Según Madrigal, se gestionó la creación y ampliación de las disponibilidades médicas hospitalarias que fueron solicitadas para las especialidades relacionadas con este programa.
El coordinador además confirmó que la Junta Directiva de la Caja conocerá una propuesta definitiva de modificación del modelo de pago vigente para los programas de donación y trasplante institucionales. Esto será en las próximas semanas.
Nota actualizada el 28 de mayo, a las 5:07 p.m., con información enviada por la CCSS.