Casi 40.000 enfermos de covid-19 requirieron atención hospitalaria entre marzo del 2020 y el 10 de marzo del 2022. Tres de cada diez de esos internamientos fueron en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), con hospitalizaciones que no bajaron de las dos semanas; algunas, incluso, superaron los tres meses, según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
En los primeros dos años pandémicos, 39.911 personas fueron atendidas en hospitales públicos. Es una cantidad superior a la capacidad máxima de ocupantes de un estadio como el Nacional, en La Sabana, que reporta alrededor de 35.000. De ellas, 26.900 estuvieron en salón y 13.011 en una UCI. El 2021 concentró un 65,9% de todas esas atenciones y registró el mayor número de muertes en hospitales de la CCSS, con 5.037 fallecimientos (64,5%) de los 7.805 contabilizados hasta el 10 de marzo anterior.
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Los datos del Área de Estadísticas en Salud, de la CCSS muestran el impacto de la virulencia (agresividad) de la variante delta en las hospitalizaciones del 2021, particularmente entre abril y setiembre, periodo durante el cual hubo 18.888 internamientos de los 26.333 registrados ese año (71,7% del total).
Las muertes entre abril y octubre del 2021 alcanzaron las 4.035, un 80% de las registradas ese año y más de la mitad de las muertes hospitalarias totales relacionadas con la covid-19 en centros de la CCSS. En Costa Rica, las muertes acumuladas desde marzo del 2020 y hasta el 18 de marzo del 2022 alcanzan las 8.226, según el Ministerio de Salud.
En enero y febrero pasados también se destaca el efecto de la variante ómicron en los internamientos, pues hubo 3.946, un 82,2% de todos los internamientos acumulados hasta el 10 de marzo. Entre enero y febrero pasados, fallecieron 623 personas en hospitales de la Caja.
Las hospitalizaciones del 2021 relacionadas, principalmente, a la circulación de la variante delta del coronavirus, afectaron a población joven con enfermedades de fondo, como diabetes, hipertensión y obesidad. Según los relatos de personal de salud, al ser gente en edad productiva y con familia, sus internamientos eran prolongados porque se aferraban más a la vida.
La mortalidad también se concentró en pacientes con ese perfil, en momentos en que la vacunación anticovid no alcanzaba todavía porcentajes de cobertura ideales para reducir el riesgo de enfermar severamente y morir.
“Hay mucha gente joven luchando. Quienes están falleciendo son personas de 40 años, entonces el sufrimiento cambia. Gente joven, ¡gente joven! ¿Por qué? ¿Por qué? Duele ver gente joven fallecida”, relató la jefa de Enfermería del Hospital México, Silvia Beirute, en mayo de ese año, uno de los peores momentos de esa ola pandémica.
La hipertensión y la diabetes son las dos enfermedades más frecuentes entre quienes han fallecido por causas relacionadas con la covid-19 en los hospitales de la Caja.
Incluso, con la circulación de la variante ómicron, menos agresiva pero mucho más contagiosa que todas las anteriores, los expertos llamaron la atención por el peso de las comorbilidades en el riesgo de hospitalización.
Según Roy Wong McClure, médico epidemiólogo de la CCSS, al menos un 60% de los casos que se hospitalizaron en la última ola pandémica tiene una condición de riesgo: diabetes, obesidad, hipertensión o es adulto mayor. Además, un 30% de los internados tiene comorbilidades, es decir, una o más enfermedades además del padecimiento primario.
Al inicio del tercer año pandémico; sin embargo, la falta de vacuna anticovid representa un riesgo incrementado en 4,1 veces de llegar a un hospital que quienes tienen al menos una dosis de esta vacuna.
Médicos, enfermeras, personal administrativo y de servicios de apoyo, como transporte y aseo, forman parte del 40% del personal de la Caja que contrajo la covid-19 entre marzo del 2020 y marzo del 2022. Se trata, en total, de 24.517 funcionarios que durante los últimos dos años resultaron afectados por la enfermedad pandémica. De ellos, 38 fallecieron.
Hasta este 14 de marzo, la CCSS había aplicado más de 9,7 millones de dosis de la vacuna anticovid. Un 31,5% de la población ya tiene su dosis de refuerzo.