Jorge Herrera Murillo, rector electo de la Universidad Nacional (UNA), asumirá el puesto el próximo el 7 de julio, con el propósito, asegura, de que esta casa de enseñanza estatal continúe recibiendo a estudiantes que provienen de contextos vulnerables y a la vez, llevar a la UNA a una transformación.
Entre los principales objetivos de este doctor en química, de 46 años, esta transformar los planes de estudio a bilingües, incorporar herramientas tecnológicas e internacionalizar el currículum de la universidad.
En entrevista con La Nación, Herrera, quien será juramentado el 20 de junio, habló de las fortalezas de la UNA y reconoció la necesidad de que la casa de enseñanza se ubique en el siglo XXI.
– ¿Cuál es su principal misión? ¿Con qué propósito llega a la rectoría de la UNA?
– Mi misión es asegurar que la Universidad Nacional pueda seguir cumpliendo con su misión histórica de ser esa universidad enfocada en atender a los sectores sociales más vulnerabilizados, pero comprendiendo que para poder cumplir con esa misión, la universidad requiere llevar a cabo transformaciones importantes.
– ¿Cómo cuáles?
– Uno de los retos es la actualización de su oferta académica. Creemos que es el momento de hacer transformaciones para abogar, por ejemplo, en el tema del bilingüismo. Tenemos que asegurar que los profesionales que salen de la universidad en el momento de graduación tengan el dominio de una segunda lengua, pero también es hora de internacionalizar el currículum, que la universidad pueda ofrecer títulos de forma conjunta con otras universidades a nivel nacional o internacional.
“Resulta fundamental que los profesionales, independientemente de cuál sea el área de conocimiento que se gradúen, tengan conocimiento de manejo de herramientas tecnológicas y de inteligencia artificial, pero además necesitamos que nuestra oferta académica sea una oferta que sea pertinente a las necesidades de la sociedad”.
“Nosotros creemos que la oferta de la UNA no solo debe responder al mercado. El mercado no puede ser el único fin de la universidad porque la universidad tiene que tener una visión más amplia de las necesidades de la sociedad, pero sí, por ejemplo, no puede ser posible que las carreras estén respondiendo a entornos y a necesidades que estén 10 o 15 años atrás”.
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– ¿Le parece que eso es lo que está pasando en la UNA?
– Yo no le puedo garantizar que en el 100% de los casos no, pero sí creo que es fundamental hacer un modelo de aseguramiento de la calidad que permita tener nuestra oferta actualizada siempre a las necesidades del entorno.
– ¿Eso incluiría nuevas carreras, más enfoque en las STEM (siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)?
– Creemos que es importante que la universidad pueda tener una mayor oferta de carreras STEM, pero esa nueva oferta no puede ir en detrimento de otras áreas de conocimiento.
Es importante que las personas tengan claro que no haríamos nada como sociedad teniendo más ingenieros, si no tenemos psicólogos, si no tenemos sociólogos, si no tenemos artistas. Pero estos sociólogos, estos psicólogos, tienen que ser profesionales que puedan comprender el uso de herramientas tecnológicas para poder entender de mejor manera los problemas sociales tan complejos a los cuales nos estamos enfrentando.
–¿Cuáles son esas fortalezas que tiene la UNA?
– Creo que una de las fortalezas más grandes que tiene la UNA es el modelo de admisión.
“Me atrevería a decir que el modelo de admisión de la UNA es el mejor de las cinco universidades públicas ,porque es un modelo que toma los sectores sociales más vulnerabilizados de secundaria y les hace un discriminante positivo, o sea, una curva para que puedan entrar a la universidad. Si fuera solo por notas de examen de admisión o por notas de presentación, no lo podría hacer”.
“Es una universidad que está diseñada para darle oportunidades de acceso a la educación superior a personas que en otros tipos de sistema no tendrían la misma oportunidad”.
“¿Cuál es el gran reto de la UNA? Asegurar que esas personas no solo ingresen a la universidad, sino que se gradúen en forma oportuna, que no deserten, que no dejen su carrera universitaria”.
– ¿Qué tipo de profesionales está aportando la UNA, no solo el país, sino a nivel global, a nivel de competitividad?
– Los profesionales graduados de la UNA son reconocidos por lo que nosotros hemos llamado el sello UNA. O sea, son profesionales que tienen altas capacidades para poder trabajar con distintos actores sociales.
“Son profesionales que tienen habilidades blandas muy marcadas, por ejemplo, el liderazgo y la posibilidad de trabajar en equipo, la resolución de conflictos y sobre todo algo que yo resalto mucho, es el tema de que en la UNA nos preocupamos por formar más que profesionales y ciudadanos comprometidos, de forma tal que sean profesionales que tengan un pensamiento crítico y que desarrollen siempre posturas ante distintos discursos y ante distintas circunstancias sociales”.
– ¿Cuál cree que va a ser la huella que usted va a dejar en la UNA?
– Tenemos dos prioridades, la primera es llevar a la UNA a un proceso real de simplificación porque en los últimos años, y con 52 años de existencia, hemos venido haciendo una burocracia excesiva de los procesos. Esa burocratización no solo está enfermando al personal administrativo y al académico, sino que también nos pone una limitante para el desarrollo.
“Pasar a la historia como la rectoría que revirtió la tendencia y entra en un proceso de simplificación. También como la rectoría que logró esa transformación de la oferta académica a una oferta más actualizada y más pertinente”.
– ¿Tiene un plazo estimado para lograrlo?
– Tenemos cinco años de rectoría. Tenemos ya una hoja de ruta diseñada para empezar con la propuesta de bilingüismo para desarrollarla este año, tenerla lista en un año plazo e iniciar el proceso de conversión de los planes de estudio actuales a planes que sean bilingües.
– ¿La UNA está cerca de vivir una transformación, una actualización?
– Yo creo que la UNA está lista para evolucionar. Existe esa necesidad que tiene la UNA de colocarse en el siglo XXI, de responder efectivamente a las necesidades del entorno para seguir siendo esa universidad necesaria.
– Como rector, ¿cómo quisiera posicionar a la UNA?
– Yo quiero posicionar a la UNA como una universidad de excelencia, como una universidad pertinente y como una universidad que es un actor clave para el desarrollo del país.
“Las universidades públicas, por definición, tenemos que ser la conciencia lúcida de la patria. Tenemos que ser instancias, y eso es lo que a veces no les gusta mucho al sector político, que vean más allá del momento político. La universidad tiene que posicionarse como esa instancia que está ayudando a la sociedad para que se vaya enrumbando hacia modelos de desarrollo que sean más justos, más equitativos y más solidarios”.