Héctor del Potro fue diagnosticado en 2023 con un cáncer de pulmón que, por su tipo, requería de un medicamento muy específico que tomó por dos años. Sin embargo, en marzo pasado, la enfermedad de este hombre dio un revés y un TAC confirmó que el tumor pulmonar había crecido y además había hecho metástasis en el hígado.
El médico del Hospital Max Peralta, en Cartago, ordenó una biopsia para determinar si este profesor de francés era candidato a otro fármaco. El resultado fue afirmativo.
“El doctor nos dijo que iba a hacer la solicitud a la Caja (Costarricense de Seguro Social, CCSS) para un medicamento muy novedoso, pero que era muy caro. Nos dijo que era una inmunoterapia que iba a ayudarle mucho”, recordó su hijo Mauricio Álvarez.
Las inmunoterapias son medicamentos innovadores que se concentran en darle a las células del sistema de defensas armas que ataquen el tumor e ir reduciendo la acción de las células malignas.
No obstante, son tratamientos muy caros. El fármaco en cuestión, el Amivantamab, es de los medicamentos más caros de los que dispone la seguridad social.
En estas situaciones, el oncólogo debe remitir el caso al Comité Central de Farmacoterapia de la institución. Mientras tanto, del Potro recibiría sesiones de quimioterapia como tratamiento.
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Esta solicitud fue remitida en abril. A finales de mayo, dos meses después, se le notificó que el medicamento había sido rechazado. De acuerdo con el Comité Central de Farmacoterapia, la solicitud se fundamenta en un ensayo clínico que no han concluido “por lo que los resultados disponibles son preliminares y no permiten una evaluación completa de variables clave como supervivencia global y calidad de vida”.
No obstante, la familia de este argentino, que llevaba 30 años en Costa Rica, es del criterio que si el médico lo indicó es porque sabía que le haría bien con el tumor de pulmón.
“En cáncer, en un solo mes de espera, la enfermedad avanza muchísimo. Y ya esta noticia nos llevaba a presentar un recurso de amparo para luchar por el medicamento”, destacó.
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Recurrir a la justicia para tener un medicamento
La familia de del Potro se puso en contacto con la Asociación Nacional Segunda Oportunidad de Vida (Anasovi), una agrupación que se dedica a apoyar pacientes y tiene como uno de sus puntos de lucha interponer recursos de amparo.
El recurso se interpuso la primera semana de junio. La Sala lo acogió para estudio el 13 de junio. Diez días después, el 23, se le notificó a la familia que, como parte del proceso de amparo, del Potro debía ir a medicatura forense a ser examinado por un perito.
Esto los obligó a ir de Cartago hasta San Joaquín de Flores, Heredia.
“Yo lo llevé el 27 de junio. El viaje hasta allá fue desgastante. Ya él estaba muy débil, muy cansado, pero quería seguir luchando”, rememoró el hijo.
El 10 de julio, la Sala Constitucional falló a favor de del Potro y obligó a la Caja a dar la terapia. Pero esto tampoco sería tan fácil.
“Fuimos con el doctor y nos dijo que en Cartago no tenían ese medicamento disponible. Hizo una solicitud de préstamo para el Hospital San Juan de Dios, pero nos advirtió de que esto iba a llevar tiempo. Mientras tanto, se hacía la orden para un tratamiento completo para un año”, aseguró.
Sin embargo, la enfermedad no le dio tiempo al cartaginés, quien falleció la tarde del jueves 31 de julio, mientras todavía esperaba a que la inmunoterapia llegara al Max Peralta.
“Yo ahora pienso: ¿Qué hubiera pasado si el doctor hubiera solicitado el medicamento antes? ¿Qué hubiera pasado si el medicamento no se hubiera negado y él hubiera podido comenzarlo en mayo? ¡Aquí estaría mi papá! Lo hubiera salvado. No lo iba a curar, pero le iba a extender la vida y darle calidad de vida. Valía la pena, y aun así se lo rechazaron. Yo entiendo que es mucha plata para un medicamento, pero es la vida de un paciente", destacó.
El joven recuerda que su padre precisamente se pensionó en mayo de 2022 y tenía múltiples planes. Sin embargo, ese mismo octubre comenzó a sentirse mal y ahí comenzó la odisea para el diagnóstico. Ahora, la familia pide a la CCSS que piensen no en términos económicos, sino de la vida de cada familia.
“Es la diferencia entre estar vivo y morirse. Yo entiendo que hay muchos factores, y que es muy caro, pero es la vida de la gente”, concluyó.
