Comer arroz con pollo o la tamaleada en Navidad no son los únicos motivos por los cuales un grupo de ticos que residen en Francia decidieron unirse formalmente en una asociación.
"No nos conocíamos. El que sembró la semilla fue un cónsul porque la gente pedía cosas que la Embajada no podía hacer", relató Silvia Espinoza, miembro de la junta directiva.
Aquel encuentro ocurrió hace cuatro años y desde entonces han logrado organizar actividades y unir más gente que estudia o trabaja en París y otras ciudades francesas. Cada uno paga12 euros al año, lo que permite pagar algunos gastos de la organización.
Sin embargo, la Asociación Costarricenses en Francia (www.acrf.fr) tienen la ambición de poder proyectar aún más la cultura costarricense aquí.
"Aquí no hay un solo restaurante que venda comida típica de Costa Rica o una tienda que ofrezca productos ticos. Ni siquiera un agregado cultural", añadió María Laura Méndez.
Por esa razón, tanto ellas como Carlos Poveda, otro de los directivos del grupo, tienen la idea de tocar puertas de empresas o oficinas públicas con el fin de tener mayor respaldo para que Costa Rica tenga más presencia de este lado del Atlántico.
Espinoza, Méndez y Poveda tienen nueve, 12 y 15 años de vivir en Francia.Ayer llevaron su iniciativa a la presidenta Laura Chinchilla, en busca de un voto de apoyo.