El Partido Liberación Nacional (PLN) impulsa un proyecto de ley que obligaría a las empresas fabricantes e importadoras de tabaco a recolectar y gestionar de manera especial las colillas de cigarro, con el objetivo de promover la sostenibilidad ambiental.
Las tabacaleras tendrían que desarrollar un programa integral que abarque desde el depósito temporal hasta la recuperación, valorización y disposición final de las colillas, así como un análisis detallado sobre el cierre de ciclos y las actividades posteriores al consumo.
El proyecto también prohibiría fumar en diversos entornos naturales como playas, ríos, arroyos, quebradas, lagos, lagunas, nacientes, humedales y áreas silvestres protegidas en terrenos estatales. Esto tiene como finalidad proteger la biodiversidad y prevenir problemas como incendios forestales.
Las cámaras de Industrias y de Comercio expresaron su desacuerdo. Consideran que la legislación actual es suficiente y que el problema radica en la educación, en la gente que tira las colillas el suelo. Además, argumentan que Costa Rica sería el único país en cargar a la industria con la responsabilidad de la recolección de estos residuos.
Sergio Capón Brenes, presidente de la Cámara de Industrias, sostuvo que los filtros de cigarrillos están hechos de acetatos de celulosa, un bioplástico derivado de celulosa de madera que no es tóxico y tampoco inflamable.
Explicó que este bioplástico está rodeado de papel fino, por lo que las colillas están compuestas de residuos ordinarios, y que recuperar y valorizarlas conllevaría aplicar un proceso con nuevas sustancias químicas, lo que provocaría un impacto al ambiente.
El plan lo presentaron en la comisión de Ambiente los legisladores Oscar Izquierdo, vocero del PLN; la subjefa Alejandra Larios y la diputada Kattia Rivera.
Colillas son contaminantes, dice proyecto
El proyecto argumenta que los plastificantes, con el tiempo, pueden convertirse en microplásticos debido a su resistencia a la descomposición microbiana o a su descomposición extremadamente lenta.
Añade que la colilla contiene restos de tabaco que incluyen sustancias químicas, aditivos y contaminantes ambientales.
El texto dice que una sola colilla puede contaminar hasta ocho litros de agua de mar y hasta 50 litros de agua potable. Además, los organismos acuáticos expuestos a este residuo enfrentan riesgos genéticos y efectos perjudiciales en su reproducción, incluso la muerte.
Añade que, desafortunadamente, aproximadamente el 75% de los fumadores arrojan las colillas al suelo, incluso en lugares públicos, y hasta dos tercios de cada cigarrillo termina siendo desechado en el suelo.
Esto convierte a las colillas de cigarro en uno de los principales residuos en calles, vías urbanas y lugares públicos, que finalmente llegan a ríos, playas y mares a través del alcantarillado pluvial. Además, las colillas de cigarro son el residuo más común recogido durante las limpiezas de playas.
Rechazan más regulación
“Nuestro sistema de regulación de manejo integral de residuos ya contempla de manera clara como se definen los residuos de manejo especiales y cuales alternativas de gestión tienen los productores e importadores para su abordaje”, señaló el presidente de la Cámara de Industrias.
Capon pidió usar la técnica y la ciencia en la definición de un residuo de manejo especial, y expuso la carencia de un estudio de costo beneficio en el proyecto.
Indicó que implementar el proyecto crearía más cargas regulatorias al cigarrillo, lo que dispararía el comercio ilícito que ahora, sostuvo, alcanza el 50%.
Ricardo Carvajal, asesor económico de la Cámara de Comercio, señaló que el proyecto pretende atribuir la responsabilidad de recolección de colillas y su tratamiento a la industria, sin considerar costos y logísticas asociadas al proceso.
“El proyecto falla en la identificación de la raíz del problema que es lograr un cambio en el consumidor, porque la contaminación se da porque la gente tira el residuo en el suelo”, criticó Carvajal.
Sin embargo, ambas cámaras están de acuerdo en implementar un plan de etiquetado en cajetillas y cartones, lo que podría contribuir a concienciar a los consumidores sobre los riesgos ambientales asociados al tabaco.
El artículo 21 también establecería que el Ministerio de Salud coordinará con otras entidades públicas, como el Ministerio de Educación Pública (MEP) y las relacionadas con la salud y el medio ambiente, para desarrollar y difundir información, programas educativos e investigaciones sobre la prevención, control y efectos del tabaco en la salud y en el ambiente, incluyendo las colillas de cigarro.
Asimismo, el plan establecería multas de ¢4,6 millones para las empresas que incumplan con la obligación de incluir advertencias e información sobre los riesgos y daños ambientales causados por las colillas de cigarro en sus cajetillas y cartones. La regulación estará a cargo del Ministerio de Salud.
