
Luis Antonio Sobrado González anunció a Costa Rica, en tres ocasiones (2010, 2014 y 2018), quién sería su presidente durante los siguientes cuatro años. Durante sus casi tres lustros como magistrado presidente del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), se mostró reservado, pero detrás de esa imagen, hay un “portero suicida”, un joven bohemio, viajero, que ha visitado 30 países y es capaz de “maratonear” una serie o maquetar los libros que escribe su esposa.
Don Luis Antonio vive sin opulencias. Él mismo reconoce que su casa contrasta con las grandes mansiones de Guachipelín de Escazú. Sus verdaderos placeres son una buena cena, una película o un atardecer en la playa con un libro en la mano. Todo en compañía de su esposa, Carolina Mora, y sus hijas, Ana María e Isabel.
Desde luego, su salida del TSE, tras 22 años de carrera, cambió su vida. Ahora se dedica, por las mañanas, a dar clases a sus alumnos de segundo año de Derecho en la Universidad de Costa Rica (UCR), trabajo del que se jubilará en poco más de un año.
Pero las tardes son suyas y de su familia. Pasea a sus perros, lee, ve películas y series. Asegura que devoró Gambito de Dama y Merlina. Actualmente, se encuentra en los últimos capítulos de American Horror Story.
“Esta época me permitió hacer una descompresión. Para mí, el Tribunal significaba más de 12 horas de trabajo al día, más un par de horas de trabajo universitario. Uno se hace adicto a la adrenalina y al estrés. Yo tenía pensado salir del Tribunal, no tan inmediato, pero no me veía en las elecciones de 2024. Sin embargo, seguir dando clases en la UCR me permitió hacer una transición”, reconoce don Antonio.

Sobre todo, don Antonio adora viajar, algo que heredó de su abuela Nora, con quien visitó Colombia durante dos semanas en 1975, cuando tenía 14 años. Él pagó su propio boleto gracias al trabajo con su tío Santiago.
“Entre mis 18 y 30 años, fue una época en la que no tenía obligaciones pero sí una platilla porque era asistente de cátedra. Entonces, eso me permitió explorar el mundo, ver cosas distintas, vivir con una perspectiva de que todas las posibilidades estaban abiertas. Esa sensación de que uno nunca iba a morir, de que la vida no tiene término. Ahora estoy en un momento de plantearme un retiro, una época distinta”, reflexionó.
Siempre soñó con estudiar fuera del país y, gracias al patrocinio del “tío Santi”, que gozaba de bonanza económica, logró cumplir esta meta. En 1989, obtuvo su doctorado en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Considera a España su segunda patria, y la visita regularmente.
Su casa está adornada con recuerdos de todos los países que ha visitado, sin embargo, agradece que la pandemia de la covid-19 le permitió redescubrir el turismo nacional.
“Íbamos para México en el momento que la pandemia estalló, pero hemos descubierto lugares maravillosos de Costa Rica que uno viejo no conocía. Nos encanta Guanacaste, Puntarenas y la zona sur. Mi imagen perfecta de unas vacaciones es sentarme viendo al mar y leyendo un libro”, sostiene con una amplia sonrisa en el rostro. Tanto él como su esposa son amantes de la playa.

‘Descubrí que me encanta el diseño gráfico’
Sus hobbies a lo largo de su vida fueron tan variados como sus hábitos de lectura.
“De niño y adolescente era portero de los equipos de la escuela y el barrio, quizás porque era alto, pero era un portero suicida, me tiraba a la tierra y al barro para quedarme con la bola. También hice voleibol y karate, pero eso se acabó en la universidad, me hice bohemio y el entretenimiento estaba más ligado a la lectura, al cine y a tomarse unas cervezas con los amigos”, rememoró el entrevistado.
Recientemente, descubrió una nueva e inesperada pasión por el diseño gráfico. Disfruta de componer los libros que escriben él o su esposa; distribuye los elementos, elige tipografías, diseña portadas... todo para finalmente imprimir unos cuantos ejemplares que regala a sus amigos y familiares.
“Como ahora tengo más espacio para la familia, apoyo a mi esposa en sus proyectos. Acabo de editarle y maquetarle su último libro. Descubrí el gusto de hacer libritos. ¡Me encanta! Tengo cuatro ya maquetados, los estoy publicando en Apple Books. Hoy le diseñé e imprimí a mi esposa los certificados de agradecimiento para un homenaje que se va a hacer”, relata Sobrado sonriente.
Añade que tiene pensado escribir dos libros más, “los últimos ya”. También, señala que se ejercita asiduamente, “un poco de caminata, pero por obligación; a mi sudar no me parece bonito, lo hago por salud”.

Así como le debe su amor por viajar a la abuela Nora, también le debe su pasión por el cine a su padre, don Antonio, a quien de cariño llamaba “Toto”.
“Mi papá nos llevaba todos los domingos al cine. En un cine cercano a casa a veces tenían maratones, entonces entraba a las 8 de la noche y salía a las 4 de la mañana, tres películas seguidas. El cine me recuerda a papá. En San José, había cines de barrio por todo lado, cosa que ya no existe, ahora son cines de centro comercial”, detalla el hijo de don Toto.
Mantuvo esta costumbre cuando vivió en Madrid, mientras cursó su doctorado. Sus jornadas diarias de hasta 14 horas escribiendo su tesis se interrumpían religiosamente los miércoles, “cuando ya las letras de los libros se hacían borrosas y los párrafos que redactaba parecían salidos de la pluma de Cantinflas”.

‘Yo no quería morirme en el Tribunal’
Sobrado está consciente de que su paso por el TSE marcó una acontecimientos trascendentales. Con menos de tres meses de asumir como magistrado presidente, se realizó el referéndum sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC). También, le correspondió, en 2014, anunciar un hecho histórico: el fin del bipartidismo.
“Yo no soy religioso, pero me encanta esa frase que dice que cuando el hombre hace planes, Dios se muere de risa. Yo no me veía en las municipales del 2024, yo pensaba pensionarme en 2023. Ya el trabajo empezaba a pesarme, yo no quería morirme de un infarto en el Tribunal y que me sacaran a velarme y hacerme entierro de Estado. Yo quería un espacio en mi vida de años dorados”, reconoce don Antonio.
Pero sus planes fueron en vano, porque en octubre de 2021 renunció a la presidencia del TSE y a la magistratura, debido a que su cuñada, Ana Lupita Mora, era candidata a la segunda vicepresidencia en la fórmula de Rolando Araya en el partido Costa Rica Justa.
El Código Electoral le permitía conservar el cargo y el salario mediante una inhibitoria durante el periodo de campaña electoral, pero Sobrado prefirió dar un paso al costado para evitar que se generan dudas sobre el trabajo del Tribunal en las elecciones de 2022. En su criterio, era prioritario proteger la “convicción mayoritaria sobre la pureza de nuestras elecciones”.

‘Sigo creyendo en la bondad innata de las personas’
Don Antonio escribió en 2020 “Anécdotas de Generosidad”, una autobiografía en la que narró la forma en que varias personas marcaron su vida con acciones sencillas pero significativas. Para él, esas historias son ejemplo de que las personas bondadosas siguen siendo más en el mundo, pero debemos afinar la vista para saberlas identificar.
“La bondad humana, la generosidad, es la mayoría. Es cosa del día al día demostrar que el corazón es grande, y que la empatía es más una regla que una excepción, pero hay que afinar los anteojos para ser capaces de descubrir la bondad. Y la bondad no es debilidad, al contrario, es fortaleza”, llamó la atención Sobrado.
Este abogado con alma de psicólogo deja un mensaje de positivismo hacia el futuro: “Sepamos redescubrir las cosas hermosas, esas que no tienen un precio, como un buen atardecer. Pongamos en perspectiva lo verdaderamente importante en nuestras vidas, no estemos secuestrados por el pasado ni atrapados por el futuro, lo que importa es el hoy”.

