Este martes entró a regir la ley que congela por seis meses los incrementos por inflación en el impuesto a las gasolinas y el diésel, con el propósito de amortiguar la subida en el precio internacional de los combustibles.
Esa medida, acordada por los partidos políticos de oposición junto con el Gobierno, evitaría que el tributo crezca hasta en ¢12 por litro para los conductores en el segundo semestre del año.
La iniciativa surgió como una alternativa a la reducción de hasta ¢100 en ese impuesto, propuesta solicitada por la oposición pero rechazada por el Poder Ejecutivo.
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El proyecto para congelar el impuesto único a los combustibles fue aprobado de forma unánime, el martes 28 de junio, con los votos de 52 diputados.
El ministro de Hacienda, Nogui Acosta, informó a los diputados de que el ahorro máximo con esta medida sería de ¢12 por litro en la gasolina súper; ¢11,62 por litro en la regular y ¢6,87 en el diésel, si la inflación alcanza un 8,71%.
Si la inflación es menor, de un 4%, por ejemplo, el ahorro en la gasolina súper sería de solo ¢5,5 por litro.
Actualmente, el litro de súper está en ¢1.016 por litro, mientras que el de regular cuesta ¢993 por litro, y el de diésel, ¢906.
En tanto, el impuesto representa ¢279 en cada litro de súper, ¢266,7 en la regular y ¢157,7 en el diésel. La intención es mantener esos montos.
En una carta enviada a los congresistas, Acosta agregó el impacto en los ingresos del Estado sería hasta de ¢13.500 millones durante el segundo semestre del 2022.
