El sábado se celebró por primera vez una romería en honor a la Virgen de los Ángeles en el centro ecuestre La Finca NJ, en la ciudad de Whitehouse (condado de Readington). El padre Ryan de la Peña ofició la misa ese día. (Carlos González)
Un grupo de migrantes ticos en Nueva Jersey (EE. UU.) organizó el sábado una romería en nombre la Virgen de los Ángeles para acercarse un poco a su tierra, dar gracias por lo recibido y ofrecer promesas, sin sospechar que su convivio juntaría otros latinos lejos de su patria ante un altar coronado con la imagen de la patrona de Costa Rica.
Esta primera edición de una romería costarricense multipaís incluyó una caminata de unos tres kilómetros seguida de una misa en el centro ecuestre La Finca NJ en la ciudad de Whitehouse (condado de Readington), donde se exhibió una imagen de la Negrita que fue llevada a Estados Unidos hace 42 años y fue bendecida en aquel momento quien era arzobispo de San José, monseñor Román Arrieta Villalobos.
La imagen recibió serenata e incluso la tradicional vestición de la réplica, gracias a una donación del tico Henry Rojas Salazar y su familia, los que desde Cartago, enviaron días antes una prenda tejida con filamentos de oro hecha en Costa Rica por las llamadas “costureras de la Virgen”, que antes confeccionaban el ropaje de la patrona.
Si la devoción fue el combustible en la jornada, el vehículo que la movió fue una mezcla de logística, donaciones y organización que conquistó a una diáspora de familias de México, Uruguay, Paraguay, Argentina, Guatemala, Perú, Honduras, Venezuela y Colombia que aprovecharon la celebración de los ticos para estrechar lazos entre toda la comunidad migrante en Nueva Jersey.
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El costarricense Ray Sánchez, dueño de La Finca NJ, explicó que su esposa, la estadounidense Jennifer Sánchez, fue quien tuvo la idea de organizar la peregrinación allí porque le parecía una hermosa tradición de esfuerzo y veneración que podría alegrar a los ticos lejos de Costa Rica, permitiéndoles la vivencia de la tradicional caminata en el extranjero.
Los romeros en Nueva Jersey recorrían unos cinco kilómetros de ruta en la propiedad guiados por banderitas de Costa Rica a su paso. Fotografía: (Carlos González)
Sánchez explicó que el espíritu de esta romería era atraer un poco de la tradición patria “e integrar a los latinos y ticos en Nueva Jersey que es como la octava provincia de Costa Rica” en referencia a la población costarricense en ese estado que ronda los 20.000 integrantes, según datos del Consulado de Costa Rica en Nueva York.
“Acortamos el recorrido para que fuera de cinco kilómetros porque era la primera vez que lo hacíamos. Pusimos un sendero señalado con flechas y banderitas de Costa Rica en el camino para guiar a las personas. Lo más lindo es que todos donamos algo”, explicó Sánchez, oriundo de Paquera (Puntarenas) y con 20 años en Estados Unidos.
Todos contribuyeron
Restaurantes de ticos en Nueva Jersey y otras manos solidarias facilitaron agua, alimentos, baños portátiles, flores, jugos, gelatinas, yogurt y hasta estampitas de la Virgen mandadas a hacer a Costa Rica. Y no solo eso: a toda persona que acudió también se le entregó una banderita blanco, azul y roja, hecha de papel con el escudo patrio en el centro.
Lindsay Hernández Alfaro, nacida en Sarchí (Alajuela), llegó hace seis años a EE. UU. Ella participó en la actividad con un puesto de gallos típicos, tacos y otras comidas típicas. Ella se dedica en Nueva Jersey a preparar repostería y otros productos que vende en un supermercado.
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“Gracias a Dios aquí estoy bendecida con salud y, como decimos los ticos, echando para adelante”, contó Hernández.
Vestidos con trajes típicos, niños de familias ticas se pasaron de mano en mano un ropaje con hilos de oro enviado desde Costa Rica para la tradicional vestición de la imagen de la Virgen realizada durante la actividad. Fotografía: (Carlos González)
Otros organizadores de la jornada fueron el matrimonio formado por Yamileth Retana Barquero (de Guadalupe) y su esposo es Henry Campos Porras (de Tibás). Ellos viven desde hace 18 años en el condado de Elizabeth y participaban en la celebración del 2 de agosto en la parroquia San Patricio, en esa localidad. Era ahí donde permanecía la imagen que se utilizó en la romería del sábado, la cual nunca había salido del templo de esa parroquia.
Esa réplica había sido llevada a Estados Unidos por el padre Fabio Brenes Chaves (qdDg), un costarricense quien a lo largo 35 años ejerció en Nueva Jersey quien primero llevó la imagen a la catedral de San Patricio, localizada en Manhattan (Nueva York) y que luego pasó a la iglesia del mismo nombre pero en el condado de Elizabeth hace 28 años. Fue esa pieza la que bendijo monseñor Román Arrieta.
Según Retana, la novedad de proponerle a la parroquia permitir que la imagen se usara en la celebración del fin de semana surtió un efecto multiplicador, al punto que el padre Ryan de la Peña fue quien celebró la misa.
La tica explicó que durante el acto final se brindó además protagonismo a los niños, algunos de los cuales con trajes típicos de Costa Rica.
“Viera qué orgullo se les veía de llevar puesto el chonete y caminar al altar a entregarle una ofrenda de flores a la Virgen. Eso fue muy hermoso y emocionante para ellos y para todos nosotros; fueron los niños quienes de mano en mano llevaron el vestidito. Estuvo hermoso y fue sin duda una de las partes más emotivas de toda la jornada”, explicó este domingo vía telefónica.
Según Retana y su esposo, esta primera experiencia los convenció de preparar otra edición mejor en el 2023, junto con el esto del comité organizador integrado por Andrea Arrieta, Luis Barrientos y Tatiana Ramos.
“Fue muy satisfactorio como organizadores porque cumplimos el objetivo de reunirnos. Las personas nos agradecían por todo, pero éramos nosotros quienes les decíamos ‘gracias por participar’. Vinieron ticos de todos los rincones de este estado y de Nueva York. Todos nos sentimos muy felices de haber logrado juntos un rato tan hermoso”, concluyó.
Lindsay Hernández Alfaro, oriunda de Sarchí, contribuyó durante el convivio con un puesto de tacos. Ella llegó a Estados Unidos en el 2016. Restaurantes de costarricenses en Nueva Jersey también donaron bebidas y alimentación. Fotografía: