Tres Ríos, La Unión. El 2 de julio de 2016 a Ana Yancy Cedeño le dieron una noticia que marcó su vida, pero que la llevó de la mano a ver lo que desde ese entonces considera un milagro, y por ello camina con su familia en romería.
En aquel momento Christopher Adolfo Barboza, su hijo menor, tenía 11 días de nacido.
“Ese día le dio un paro cardiorrespiratorio. Murió en mis brazos. Estuvo cinco minutos muerto. Fue trasladado al hospital, después de maniobras de los socorristas”, recordó.
El primer lugar donde llegó fue al Hospital de Turrialba, porque de allí es oriunda esta familia. Pero fue poco el tiempo que permaneció allí. Le dieron dos paros cardiorrespiratorios más y de ahí fue enviado al Hospital Nacional de Niños, donde estuvo internado mes y medio.
“Al llegar lo intubaron y nos dieron permiso de tomarle una foto, porque nos decían que de ese día no pasaba, esa era la forma de tener un recuerdo de él”, rememoró la mujer.
Precisamente esa foto iba impresa en la camiseta que este 1.° de agosto portaba el niño, hoy de seis años, mientras caminaba con sus padres y sus dos hermanos hacia la Basílica.
Toda la familia portaba una camiseta alusiva a la situación. Doña Ana Yancy llevaba una que decía “mamá de un milagro”, su esposo, Orlando Barboza tenía una que decía “papá de un milagro”. Los hermanos Sharlyn y Nixxon tenían una leyenda que decía “testigos de un milagro”. En todas las camisetas estaba la Virgen de los Ángeles.
“Un día me agarré a la incubadora donde él estaba y hablé con la Virgen y le dije que ella fue madre, igual que yo, y que ella sabía el dolor de perder un hijo. Que yo le entregaba al mío pero que me diera fuerzas, porque mi papá había fallecido hacía 22 días”, aseguró.
En medio de su oración, ella pidió que si su hijo sobrevivía que estuviera sano, sin sufrimientos y sin dolores para toda una vida.
“Le dije que si ella nos daba la gracia de tenerlo entre nosotros, mientras yo tuviera salud y vida iba a hacer la romería todos los años”.
Luego de ese internamiento se le hicieron varios ultrasonidos cerebrales. Tres paros cardiorrespiratorios y cinco minutos muerto eran determinantes para un fallo grave, según les decían.
Pero ella también recordó que en un momento le dijeron que le quedaban dos horas y media de vida y eso no se cumplió.
“Nos dijeron que llamáramos a la casa para que fuéramos preparando todo porque por él no había nada que hacer. Eso no pasó, por eso también tenía fe de que no tuviera nada malo. Los ultrasonidos siempre salieron normales”, recalcó.
Y ese niño, hoy de seis años no solo tiene salud, también una energía que contagia a su familia. Cuando La Nación preguntó cada nombre, Christopher Adolfo fue el primero en decir el suyo, mientras dio un pequeño brinco, y no contento con eso, dio también el de su padre.
En familia
Esta es la familia Barboza Cedeño, el hijo menor tuvo fallo cardíaco cuando estaba recién nacido, estuvo sin signos vitales dos veces, se les dijo que iba a morir en cuestión de horas, pero ocurrió un milagro
Esta familia turrialbeña ya tenía diseñado su plan para la primera romería en dos años. Tomaron su vehículo y lo dejaron en un parqueo cercano a la basílica. Luego se fueron en autobús hasta Plaza del Sol, en Curridabat, y allí comenzaron su caminata, cerca de las 2 p. m.
“No podemos hacer el recorrido muy largo”, enfatizó Orlando Barboza. “Yo tuve una operación de rodilla y tengo pines y platina. Y también por los chicos, no queremos que se haga muy pesado para ellos”.
Sin embargo, esta familia mantiene la promesa que se hizo en julio de 2016 y disfruta de la salud de su hijo menor y de dar testimonio como testigos de un milagro.