El jueves 31 de julio, un equipo de La Nación visitó el Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, en el Caribe sur, cerca de la desembocadura del río Sixaola, fronterizo con Panamá.
El equipo iba con la misión de captar, con un dron, videos y fotografías de una aparente pista de aterrizaje clandestina que se construyó en un humedal, en la zona conocida como Bonifé.
Después de transitar durante unos 20 minutos por la calle Sixaola, la cual está rodeada de plantaciones de banano (aunque también se cultiva plátano y ayote), una periodista y un fotógrafo de este diario se desviaron hacia la calle de Bonifé.
Se trata de un estrecho tramo de lastre de unos dos kilómetros de largo. Ahí apareció una pareja buscando algo a la orilla de la calle. Ambos andaban en botas de hule y él llevaba un machete cruzado en la espalda. Había una motocicleta blanca estacionada a un costado.
El equipo periodístico los saludó y siguió su recorrido hasta el final de la vía, cerca de donde está la presunta pista de aterrizaje. Una vez ahí, se puso el dron a volar. Minutos después, apareció la misma pareja montada en la motocicleta.

Ambos estacionaron a unos 20 metros y volvieron a hacer como que buscaban algo a ambas orillas de la calle, a dos kilómetros del primer punto. Luego, el hombre sacó su celular y comenzó a tomar fotos en dirección a donde estaba el equipo de La Nación. De seguido, la pareja se subió en la moto y se fue, pero después reapareció.
Volvieron a pasar a un costado del vehículo tratando de ver el número de la placa. Luego, el equipo de La Nación terminó su labor con el dron y se retiró.

Las imágenes aéreas confirmaron la destrucción ambiental en ese sector, la cual no se observaba desde la calle, pues la tala y el relleno de humedales ocurrió adentro, a unos 200 metros de la vía.
En las tomas se observa la corta de árboles dentro del refugio Gandoca-Manzanillo y cómo se estaba haciendo un camino de unos 500 metros de largo y cinco de ancho, donde se presume que iban a aterrizar aeronaves.
En Bonifé, las casas son escasas y se cuentan con una mano. Algunas, incluso, están abandonadas y deterioradas. Allí la señal de telefonía móvil e Internet es escasa e intermitente.