
Dos realidades distintas se viven hoy con los capibaras (Hydrochoerus hydrochaeris), el roedor más grande del mundo. Mientras en Costa Rica generan expectativa y admiración dentro de un refugio, en Argentina su presencia se ha multiplicado en zonas residenciales ribereñas, donde conviven con personas sin barreras.
En el refugio Rescate Wildlife Rescue Zoo Ave, en La Garita de Alajuela, cuatro capibaras —una hembra y tres crías— habitan un recinto diseñado para satisfacer sus necesidades biológicas. Se trata de animales decomisados en una operación policial en mayo, luego de ser transportados de manera ilegal junto a drogas y armas blancas.
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Tras superar un periodo de cuarentena y un cuadro de estrés severo, ahora se alimentan adecuadamente y esperan la habilitación oficial para ser vistos por el público. No obstante, al ser una especie exótica, no podrán ser liberados en el país y permanecerán bajo resguardo permanente.
La situación contrasta con lo que ocurre en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Allí, los capibaras se han multiplicado en zonas como Nordelta y el Club Náutico San Isidro, donde se desplazan por jardines, canales y campos de golf.
Estos animales ya no solo visitan ocasionalmente los asentamientos humanos, sino que se han instalado como residentes permanentes, aprovechando cuerpos de agua, amplios espacios verdes y la ausencia de depredadores.
Mientras en Costa Rica la especie se mantiene en observación y cautiverio, en Argentina el fenómeno de su expansión es natural y acelerado, con grupos de hasta 10 ejemplares en áreas públicas. Las autoridades argentinas han indicado que la especie está protegida por ley y su caza es sancionada penalmente.
En ambos casos, los capibaras han captado la atención del público, aunque en contextos opuestos. En Costa Rica, la prioridad es educar sobre el tráfico ilegal de vida silvestre y las limitaciones de conservación de especies exóticas. En Argentina, la discusión gira en torno a la convivencia entre personas y fauna silvestre que reclama su antiguo hábitat.
Los capibaras pueden pesar hasta 65 kilogramos y alcanzar más de un metro de largo. Es una especie social, herbívora y semiacuática. Su hábitat natural incluye campos abiertos y cuerpos de agua, razón por la cual encuentra condiciones favorables en ambos escenarios.
Con información del medio de GDA, LA NACIÓN Argentina.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La información fue investigada y seleccionada por un periodista y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.