La situación de los residuos sólidos en Costa Rica y los esfuerzos para alargar la vida de los rellenos sanitarios existentes no son suficientes ni sostenibles en el corto plazo.
“El panorama ahora es ver cómo le alargamos la vida útil a lo que nos queda porque no tenemos, en este momento, a donde derivar toda la basura que se produce en la GAM (Gran Área Metropolitana).
“En todos estos años el país no se ha preparado para ello y ha tenido como base fundamental la contratación de servicios de rellenos sanitarios, pero eso no puede ser lo único”, dijo Mary Munive Angermüller, ministra de Salud.
En entrevista con La Nación, Munive indicó que, aunque se hacen esfuerzos para la introducción de nuevas tecnologías y la separación de residuos, no es suficiente.
“Muchas de estas nuevas tecnologías y abordajes requieren presupuestos altos, algunas municipalidades podrían atenderlo, para otras sería imposible. De ahí venía la propuesta de regionalizar las nuevas tecnologías según las regiones del Ministerio de Planificación”, afirmó.
Entre esas tecnologías están algunas que operan en los rellenos sanitarios que separan los desechos según su composición, los programas de compostaje y el compostaje industrial. Además, en los últimos meses la empresa EBI, dueña de los rellenos que operan en la GAM, ha creado estaciones de transferencia para transportar a El Huazo gran cantidad de lo que le llega al relleno de La Carpio.
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No obstante, son necesarios lugares donde deben llevarse los desechos no compostables ni revalorizables. Estos sitios para rellenos son necesarios también mientras se hace la transición a las nuevas tecnologías. Sin embargo, encontrar lugares se hace cada vez más difícil ante la negativa de las comunidades. Tanto los vecinos de Turrúcares, como los de Jateo de Mora han protestado para impedir que la basura llegue a su distrito.
“Nadie quiere tener la basura en su comunidad, pero todos producimos. Hay que hacer algo con ella, porque no desaparece en el aire”, dijo la ministra.
Labor de gobiernos locales es insuficiente, dice
La jerarca también recriminó a los gobiernos locales dado que, como gremio, reclaman el reglamento para la gestión de residuos.
Munive señaló que la Ley 8839, para la Gestión Integral de Residuos, establece en su artículo 8 las funciones y deberes de las municipalidades. Dentro de esas funciones están:
- Establecer y aplicar el plan municipal para la gestión integral de residuos en concordancia con la política y el Plan Nacional.
- Dictar los reglamentos en el cantón para la clasificación, recolección selectiva y disposición final de residuos.
- Garantizar que en su territorio se provea del servicio de recolección de residuos en forma selectiva, accesible, periódica y eficiente para todos los habitantes, así como de centros de recuperación de materiales, con especial énfasis en los de pequeña y mediana escala para la posterior valorización.
- Prevenir y eliminar los vertederos y el acopio no autorizado de residuos.
- Impulsar sistemas alternativos para recolección selectiva de residuos valorizables como contenedores o receptores.
“No puede haber solo un camión que meta todo. La comunidad debe separar lo orgánico, lo que es valorizable y los desechos. Lo orgánico se vuelve fundamental, porque es del 40% al 60% de lo que se desecha. Los residuos orgánicos son los que más pesan. Es más barato para ellos gestionar residuos si tienen buena gestión de los orgánicos”, afirmó la ministra.
Munive dio ejemplos de algunas comunidades. Una de estas es Belén, la cual destaca por su manejo de desechos.
“Hay 300 composteras, eso está muy bien, pero para 9.000 viviendas es muy poquito lo que se logra”, destacó.
Las poblaciones de Santa Ana y Mora enfrentan una situación similar.
“Yo entiendo que nadie quiere algún proceso de gestión de residuos con esa mentalidad que se nos ha metido. Yo lo entiendo, ¡pero entonces no produzcan! Santa Ana produce 10.000 toneladas, Mora, 8.500. Pagan y lo van a dejar a Miramar (al relleno de Tecnoambiente). Ellos sí le tiran la basura a Puntarenas, acortan la vida útil del sitio de la comunidad de Puntarenas, pero no brindan soluciones”, afirmó.
Lo mismo pasa con un proyecto en la zona sur-sur.
“La población se levanta, todo se cae, pero no generan alguna propuesta de solución. Muy bonito hablar, muy bonito reclamar, ¿pero qué se hace con lo que producen esos cantones?”, se preguntó.
“Tenemos que colocar la basura en algún lado. ¿Quién dijo yo? ¿Qué hacemos? Más que un pleito político es un problema real", subrayó.
“Les traslado a los gobiernos locales: ningún cantón genera cero residuos, pero nadie quiere un relleno, ¿qué hacemos? Yo acepto propuestas. Denme una solución en la que yo desde mis competencias pueda actuar”, aseveró.
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Gobiernos locales le responden

Bernal Vargas Araya, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Alcaldías e Intendencias (ANAI), afirmó que el Ministerio los invitó a formar parte de la mesa de diálogo de alto nivel el pasado 6 de enero. Antes de eso, ni la ANAI ni la Unión Nacional de Gobiernos Locales (UNGL) habían tenido participación de ella, pese a que la habían solicitado.
Ellos aseguran que se trabaja en soluciones inmediatas, temporales y paliativas mientras surgen proyectos a mediano y largo plazo.
En ellas se habló de una estación de transferencia en Tucurrique, en el que los cantones de Oreamuno, Jiménez, Paraíso y la intendencia de Tucurrique llevarían sus desechos para ser separados y posteriormente llevados al relleno de EBI en Pococí.
Esto también reduciría las tarifas de recolección de residuos.
Vargas indicó que también hay coordinación entre los gobiernos locales del este de San José para buscar soluciones conjuntas.
Estos proyectos podrían entrar a regir en cuestión de meses, pero no será así con soluciones más grandes y definitivas.
Por ejemplo, si se llegara a encontrar un terreno para un relleno sanitario, los plazos para que entre en funcionamiento no son cortos. En una entrevista anterior, Julien Charbonneau, director administrativo de EBI, señaló que son trámites que pueden tomar meses o años. Después, se debe adaptar el sitio y hacer las construcciones necesarias; eso puede tomar “un par de años” más.
“Va a llegar un momento en el que no haya espacio suficiente y que los nuevos lugares no estén listos”, declaró en aquel entonces.