Parte del humedal del Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo fue destruido para construir una aparente pista clandestina de aterrizaje en un sitio recóndito de Costa Rica, muy cerca del mar Caribe y de la desembocadura del río Sixaola, el cual sirve de límite con Panamá.
Así lo confirman imágenes aéreas tomadas por un equipo de La Nación en el sitio, comparadas con fotografías satelitales de Google Earth y los mapas del Registro Nacional de Humedales. El caso está bajo investigación de la Fiscalía.
La aparente pista tiene 500 metros de largo y cinco de ancho, suficiente para que aterricen y despeguen aeronaves tipo stol con cargas de hasta 450 kilogramos. Desde la calle más cercana a esta parte del refugio es imposible observarla.
Para acceder al sitio, hay que transitar por una estrecha calle de lastre sin un solo bache, a la que los lugareños llaman Bonifé. A ambos lados, solo se ve bosque, tres o cuatro casas —algunas de ellas abandonadas— y un terreno con ganado.
Esta calle conecta con otra que recorre el margen costarricense del río Sixaola. El acceso a la telefonía móvil e Internet es escaso, al grado de que Kölbi alerta que se puede activar el roaming. Si no fuera porque hay una pequeña iglesia evangélica con un podio en un galerón sin paredes, la zona sería totalmente inhóspita.
A simple vista, no se observa ni la tala ni el relleno de humedales. Sin embargo, la elevación de un dron permitió visualizar el sector deforestado y la línea recta de la aparente pista a unos 200 metros de la calle. A nivel de suelo, solo se ve ganado y una especie de corral al fondo.
Desde el aire, se ve un camino de tierra en línea recta y a los lados se observa zona deforestada, la cual contrasta con la cobertura boscosa de las áreas aledañas.
Si se calcula con herramientas para medir distancias y áreas utilizando imágenes satelitales, ese camino —que en apariencia sería una pista clandestina de aterrizaje— mide unos 500 metros de largo y cinco metros de ancho, según el Sistema Nacional de Información Territorial (SNIT), del Instituto Geográfico Nacional (IGN).
Además, a un lado se aprecia un aparente canal para desahogar las aguas que antes eran del humedal, a fin de proteger el trabajo hecho.
Antes, el sitio estaba cubierto por un tipo de humedal que se conoce como yolillal, que es una mezcla de pantano con palmas, según se aprecia en el Registro Nacional de Humedales del SNIT.
En dicha plataforma se indica que en el 2021 toda la propiedad estaba cubierta de bosque maduro y secundario, al tiempo que una amplia parte se encontraba dentro de las áreas vulnerables a inundaciones.
Imágenes satelitales de Google Earth también confirman que, en octubre del 2021, allí existía cobertura boscosa, la cual ya no estaba presente en agosto del 2024. En la foto satelital tomada en esta última fecha, ya se observa la tala, el relleno del humedal y la presunta pista. Entre ambas fechas no hay más archivos fotográficos.

Denuncia del Sinac
Esta destrucción es investigada por la Fiscalía Agraria Ambiental de Limón desde abril del 2022, fecha en que recibió una denuncia de funcionarios del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
En la causa se indagan los aparentes delitos de tala ilegal y cambio de uso de suelo cubierto por bosque, y se tramita bajo el expediente 22-000004-1851-PE.

La investigación se sigue contra 20 personas de apellidos Chacón Bogantes, Vega Mena, Sánchez Zúñiga, Alvarado Zúñiga, Venancio Teodoro, Ortíz Obando, Martínez Laguna, Serrano Campos, Serrano Campos, Tablada Corea, Zúñiga Peralta, Baker Abrego, Mora Solís, Barrantes Granados, Salinas Rodríguez, Rivas Ugalde, Rodríguez, Mora Solís, Martin y Cubillo Polanco.
En el SNIT, del Instituto Geográfico Nacional, la aparente pista clandestina está registrada dentro de una enorme propiedad que colinda con la desembocadura del río Sixaola, dentro del refugio de vida silvestre Gandoca-Manzanillo.
Sin embargo, la finca no aparece a nombre de nadie en el Registro Nacional y no tiene un folio ni un plano asociado, según corroboró una periodista de este diario.
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Supuesta pista de Pecho de Rata en Sixaola
La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) sospecha que, en esta zona de Sixaola, Edwin Daney López Vega, alias Pecho de Rata, quien es requerido para extradición, habría comprado, en el 2024, una propiedad con el fin de construir una pista de aterrizaje clandestina.
La intención era recibir “aviones cargados de cocaína” que luego iban a ser enviados a Estados Unidos, de acuerdo con una investigación de la DEA.
A Edwin Daney López Vega no solo lo conocían como Pecho de Rata, sino que en el Caribe sur también circulaban los apodos de Diosito o El Rey de Cahuita para referirse a él.

La Nación conversó con varios vecinos de la zona de Sixaola, a quienes por seguridad se les protegerá el nombre. Todos coincidieron en que, en la zona de Bonifé, se intentó construir una pista de aterrizaje, pero no se concluyó porque se presentó la denuncia ante la Fiscalía.
“Ahí no cayó ni un solo avión, no pudieron terminar la pista. Si ahí hubiese aterrizado uno, lo hubiésemos sabido; aquí todos nos conocemos. Todo se sabe”, afirmó uno de ellos.
Longitud suficiente para aterrizar

Expertos en aviación consultados por este diario, cuyos nombres también se reservarán por seguridad, aseguraron que un terreno como el que se aprecia en las imágenes aéreas es suficiente para aterrizar y despegar aeronaves diseñadas para pistas más cortas que las convencionales.
Sería el caso de aviones tipo “push-pull”, que se caracterizan por tener dos hélices, una adelante y otra atrás; así como los Cessna 206, que son monomotor y son muy utilizados en el ámbito privado y comercial.
La cercanía de la costa es otro factor favorable para el aterrizaje y despegue de aeronaves, tanto por la presión barométrica de temperatura como por estar a nivel del mar.
En condiciones seguras, este tipo de aeronaves pueden movilizar cargas de hasta 450 kilos. No obstante, una de las fuentes dijo que algunos se atreven a volar sobrecargados.
Otro de los consultados indicó que ese tipo de pistas también podrían ser usadas como centro de abastecimiento de combustible, puesto que las aeronaves pequeñas tienen menor autonomía y no pueden recorrer largas distancias.
