Niza, Francia. Mientras tiburones martillo, peces loro, delfines y rayas surcan los exuberantes corales de la isla del Coco, a miles de kilómetros de distancia se dará a conocer una iniciativa que revolucionará la forma como se vigila y protege la riqueza única de este santuario marino.
La Unión Europea y Costa Rica presentarán, esta semana, los avances del proyecto de Predicción Oceánica para Costa Rica (OP4CR), en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC 2025) que se desarrolla en esta ciudad turística de la Costa Azul francesa.
Se trata de un plan piloto que tiene como objetivo la creación de una plataforma digital de vanguardia que permitirá “pronosticar” el comportamiento de especies y las condiciones meteorológicas del mar para la toma oportuna de decisiones en materia de manejo, prevención y conservación.
Dicha herramienta se alimentará de datos suministrados por satélites, modelos numéricos, observación y mediciones en sitio sobre distintas variables oceánicas.
Mediante esta plataforma, por ejemplo, se podrían realizar proyecciones sobre la temperatura del océano y la velocidad de las olas y las corrientes marinas, y con esa información emitir alertas de navegación para actividades como pesca, buceo recreativo o turismo científico.
El sistema también ofrecerá insumos para predecir la posible trayectoria y abundancia de especies pelágicas (viven lejos de la costa) como el atún. Además, se podría prever el comportamiento de la fauna marina bajo escenarios de cambio climático, para definir estrategias de abordaje.
Incluso, sería posible analizar la concentración de clorofila (pigmento presente en plantas y algas vital para la fotosíntesis) por región y comparar datos de distintas épocas para identificar tendencias.
El campo de aplicación de esta novedosa herramienta digital serán los 161.000 kilómetros cuadrados del Área de Conservación Marina Coco (ACMC), cuyo principal punto de referencia es la isla del Coco. Dicha zona protegida tiene un tamaño tres veces mayor al territorio continental de Costa Rica.
La ACMC, caracterizada por la abundancia de su biodiversidad y considerada por la ciencia como un laboratorio natural, forma parte de una enorme ruta internacional de migración de especies conocida como el corredor Marino del Pacífico Este Tropical (CMAR), que va de Costa Rica hasta Ecuador.

Pronósticos a 10 días
La presentación del proyecto OP4CR se realizará en el Palacio de las Exposiciones de Niza, un enorme complejo donde 15 delegaciones comparten múltiples iniciativas relacionadas con el océano mediante experiencias multimedia e interactivas.
El Pabellón Europeo de Océanos Digitales tiene previsto exponer la iniciativa el martes y, al día siguiente, corresponderá el turno al Pabellón de Costa Rica.
El lanzamiento inicial tuvo lugar el pasado 27 de marzo, mediante una conferencia virtual convocada por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
Sin embargo, se aprovechará que nuestro país es coanfitrión de la UNOC 2025 para compartir aquí, en Francia, los avances del plan piloto con científicos, investigadores, fundaciones, organismos internacionales y público en general.
La iniciativa, cuyo costo asciende a 300.000 euros (unos ¢172 millones), es financiada por la Dirección General de Asociaciones Internacionales de la Unión Europea. Cuenta con la participación de varios socios locales y extranjeros.
Uno de los eslabones clave de esta alianza es Mercator Ocean International.
Dicha organización, dedicada al desarrollo de sistemas complejos de simulación oceánica, brinda acompañamiento al Sinac con el fin de conectar al país a redes globales de predicción oceánica y fortalecer sus capacidades digitales en este campo.
Mercator Ocean Internacional está a cargo del Servicio de Vigilancia Marina Copernicus, un sistema de acceso libre y gratuito de la Unión Europea del que se tomarán datos para el desarrollo y operación de la plataforma para monitorear el ACMC.
Valentina Giunta, coordinadora del OP4CR, explicó a La Nación que la nueva aplicación cuenta con información sobre variables clave para monitorear el ambiente marino.
Entre ellas mencionó: salinidad, temperatura, clorofila, vientos, corrientes, olas, e información sobre algunas especies pelágicas como el atún y proyecciones climáticas (entre otras). Además, cuenta con pronósticos de hasta 10 días.
“Este panel permite monitorear el ambiente marino y entender cómo este sufre modificaciones de acuerdo al cambio climático, además de ayudar a monitorear operaciones en el mar, ya que cuenta con pronósticos de corrientes y oleaje.
“A medida que nuevos datos locales se incorporen, se pueden seguir dando muchos usos para el monitoreo de la zona”, destacó Giunta.

Proyecto tendrá dos etapas
El proyecto OP4CR será desarrollado en dos etapas a lo largo de dos años.
Valentina Giunta comentó que la primera fase, que abarcó desde enero hasta este mes de junio, tenía como objetivo desarrollar una aplicación “útil y fácil” de integrar al actual centro de control del Sinac para monitorear el Área de Conservación Marina Coco.
Mercator diseñó esta plataforma en conjunto con funcionarios del ACMC, y con el apoyo técnico de socios como la Fundación Amigos Isla del Coco (Faico) y el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), de la Universidad de Costa Rica.
La idea en esta fase era analizar distintas herramientas de monitoreo y bases de datos sobre variables oceánicas para identificar las que mejor se adaptaran a las necesidades del país, como base para el desarrollo de un panel de control.
Giunta detalló que la segunda fase del proyecto irá de julio próximo a diciembre del 2026. Según indicó, la idea es elaborar una propuesta y un plan de acción para crear un Centro de Predicción Oceánica en Costa Rica.
La coordinadora del proyecto manifestó que dicho servicio abarcaría a todo el país.
“Sin embargo, cabe destacar que el panel de control desarrollado para la isla del Coco puede utilizarse para toda Costa Rica, ya que tiene datos de Copernicus Marine que cubren la zona económica exclusiva del Caribe y del Pacífico”, destacó.

Pronósticos facilitarán prevención
Alejandra Villalobos, directora de Faico, comentó a La Nación que uno de los beneficios de la plataforma de predicción oceánica es que tendrá múltiples usos, ya que permitirá acceder tanto a datos oceanográficos como de biodiversidad.
A modo de ejemplo, Villalobos manifestó que contar con información sobre la temperatura de las aguas y el movimiento de las olas ayudaría a pronosticar cómo podrían moverse especies como el atún bajo esas condiciones.
También destacó que tener una proyección de varios días sobre oleaje podría permitir a los funcionarios del ACMC tomar mejores decisiones preventivas, en caso de que para esos días esté prevista la visita de algún operador turístico.
“Este proyecto permite tener predicciones que pueden generar acciones preventivas. Además, si una predicción se vuelve repetitiva, se convierte en un modelo valioso para investigar y perfeccionar”, destacó la representante de Faico.
“Creo que es una oportunidad de llenar vacíos de datos sobre temas oceanográficos vitales”, aseveró.
Por su parte, Gabriel Rodríguez, gerente de proyectos de Faico, destacó que el plan piloto ofrece un enfoque más amplio de conservación. “Nos permite predecir, nos permite mitigar y sobre todo, gestionar el riesgo y adaptarnos mejor al cambio climático”, destacó
Otra ventaja de la herramienta es que suma recursos para monitorear el Área de Conservación Marina Coco (ACMC), la cual creció en forma exponencial debido a un decreto emitido por el presidente Carlos Alvarado en el 2021.
De momento, el Sinac cuenta con un centro de control en su sede central y otro pequeño en la isla del Coco que utilizan varias aplicaciones digitales para dar seguimiento a las embarcaciones que navegan en esa zona protegida.
El sistema ofrece información sobre la ubicación de los navíos y las posibles actividades que realizan.
“Efectivamente, después de ampliar el Parque Nacional y crear el Área del Bicentenario, este tipo de datos nos permite determinar cómo proteger los ecosistemas ante amenazas como el tema del cambio climático o la presión de plásticos”, destacó Villalobos.
En marzo pasado, David Chavarría, director del Sinac, destacó en la presentación del OP4CR que esta plataforma permitirá reforzar los “ojos tecnológicos” con los que cuenta la institución en este momento para controlar, por ejemplo, la pesca ilegal.
“Con este proyecto podremos sumar variables del océano que nos ayudarán a predecir comportamientos de especies clave, bajo escenarios de cambio climático, con los cuales podremos tomar decisiones más acertadas para el manejo y protección”, destacó.
Isla del Coco: reservorio de biodiversidad
La Isla del Coco, ubicada 535 kilómetros al suroeste de Cabo Blanco, en Puntarenas, es el principal punto de referencia de una zona protegida llamada Área de Conservación Marina Coco (ACMC), la cual abarca al 30% del territorio marino costarricense.
La ACMC está conformada tanto por el Parque Nacional Isla del Coco como por el Área Marina de Manejo del Bicentenario. Este territorio experimentó un aumento exponencial, debido a un decreto emitido en el 2021 por el presidente Carlos Alvarado.
Fue así como el Parque pasó de 2.034 a 54.844 kilómetros cuadrados y el Área Marina creció de 9.649 a 106.285,52 kilómetros cuadrados.
En cuanto a la isla del Coco, esta es catalogada a nivel mundial como un reservorio de biodiversidad con paisajes marinos y terrestres únicos. En sus alrededores hay corales con ecosistemas complejos y fascinantes, entre ellos “jardines” de estrellas marinas.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), sus aguas son habitadas por 1.688 especies marinas, 45 de ellas endémicas (exclusivas de esa zona).
Allí se han reportado 14 especies de tiburones, pero sin duda la más fácil de identificar es el tiburón martillo, el animal más emblemático de la isla del Coco.
También proliferan los tiburones de aleta blanca, atún aleta amarilla, peces loro, delfines, mantas y jureles. Además, se han identificado 57 especies de crustáceos, 600 de moluscos marinos, 250 de peces marinos y 3 de tortugas marinas.
Lo anterior convierte a la isla en un sitio de mucho interés para científicos e investigadores. Además, es considerada como uno los diez mejores lugares del planeta para realizar buceo recreativo.
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Precisamente, la afluencia de visitantes nacionales y extranjeros obliga a las autoridades costarricenses a aplicar distintas estrategias para garantizar un turismo sostenible. Otro reto es el control de la pesca ilegal y del tráfico de especies.
Debido a su importancia estratégica para la protección del recurso marino, el Parque Nacional Isla del Coco fue declarado Sitio Natural Patrimonio de la Humanidad, por la Unesco (1997) y Humedal Protegido de Importancia Internacional, por la Convención Ramsar (1998).
Además, el Ministerio de Cultura y Juventud le otorgó la declaratoria de Patrimonio Histórico-Arquitectónico (2002) y el Instituto Marino de Conservación lo designó Refugio Global Oceánico (2019).

Mercator Ocean International: aliado estratégico
Uno de los aliados del proyecto Predicción Oceánica para Costa Rica (OP4CR) es la organización Mercator Ocean International.
Con base en Francia, esta empresa es líder en el campo de la oceanografía operativa. Su especialidad son los servicios de modelización y predicción oceánica.
Esta organización sin fines de lucro proporciona datos esenciales para la gestión sostenible de los océanos y la lucha contra el cambio climático. Entre sus servicios figuran:
• Generar datos y servicios científicos y operativos para describir el estado del océano global, ofreciendo variables esenciales como temperatura, corrientes, calor oceánico, hielo marino, nivel del mar, oxígeno, fitoplancton y muchas otras.
• Desarrollar una plataforma de servicios digitales basada en una infraestructura en la nube y ordenadores de alto rendimiento para el Gemelo Digital del Océano de la Unión Europea (UE).
• Coordinar comunidades, proyectos y programas europeos e internacionales para la Comisión Europea y la Organización de Naciones Unidas (ONU).