En Costa Rica, una persona muere por ahogamiento cada tres días, en promedio, principalmente en zonas turísticas costeras, en donde hay tres distritos con cifras en rojo.
Entre el 2019 y hasta mayo del 2025, los distritos con mayor número de casos fueron Jacó (42), Cahuita (40) y Parrita (38).
De acuerdo con datos de la Cruz Roja Costarricense, en estos tres sitios los accidentes ocurrieron no solo en el mar, sino también en ríos. En el distrito de Jacó, en Garabito, los decesos ocurrieron en playas como Jacó y Herradura.
En Parrita, la mayor incidencia está en las playas Bandera, Bejuco y Palo Seco, mientras que en Cahuita de Talamanca, en Negra, Cahuita y Grande.
El promedio de edad de las personas fallecidas se ubica entre los 21 y 30 años, y la mayoría de las víctimas son hombres.

Otros distritos con alta incidencia de casos son Bahía Ballena (22) y Puntarenas (21), seguidos por Valle La Estrella (17), Savegre (15), Cabo Velas (15), Caldera (15) y Quepos (14).
Entre el 2019 y 2024, se registraron 713 muertes por accidentes acuáticos. La cifra viene en aumento año por año. Solo en los primeros cinco meses del 2025, ya se contabilizan 57 casos, lo que eleva el total a 770 fallecimientos por ahogamiento en este periodo, de acuerdo con las cifras de la Cruz Roja.
¿Cuáles son las causas de la problemática?
Para Shinichiro Ueda, jefe de la Unidad Acuática de la Cruz Roja, la falta de guardavidas es una de las principales causas de las muertes por ahogamiento. Esto se debe, explicó, a que “la mayoría de los gobiernos locales todavía no tiene” este tipo de personal por falta de presupuesto para contratarlos.
Sin embargo, el “exceso de confianza” de los bañistas también influye. En ocasiones, aunque las condiciones del mar no sean aptas para bañarse y se hayan colocado banderas rojas que advierten sobre corrientes de resaca —que se desplazan desde la orilla hacia mar adentro—, “la gente no respeta o por desconocimiento entra” y se exponen a situaciones de peligro, dijo Ueda.
Ricardo Arias, coordinador de prensa de la Cruz Roja, enfatizó en que este comportamiento representa un riesgo importante. Afirmó que, aunque haya o no presencia de guardavidas, si las personas ingresan al mar bajo los efectos de sustancias que alteran los sentidos, se introducen en zonas peligrosas sin precaución o descuidan a los niños, “seguirán ocurriendo este tipo de situaciones”.
Ueda también señaló la falta de educación tanto para turistas como para nacionales sobre cómo vacacionar de forma segura en zonas acuáticas como playas, pozas y ríos, así como la ausencia de señalización en ciertos sectores.

La directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), Shirley Calvo, confirmó que los ahogamientos son una de las principales causas de muerte accidental en las zonas costeras, especialmente en destinos de alta visitación.
Coincidió en que la presencia de corrientes de resaca y el desconocimiento o desatención de las normas de seguridad agravan esta problemática.
Es por ello que Canatur respalda la aprobación de la ley que crea el Cuerpo Nacional de Guardavidas en las playas del país. Además, promueve talleres dirigidos a empresarios turísticos para fortalecer su comprensión sobre la responsabilidad legal y moral ante situaciones de emergencia o incidentes fatales que involucren a turistas, aseguró Calvo.
¿Qué dicen las municipalidades?
Según Adriana Ordoñez, encargada de Recursos Humanos de la Municipalidad de Parrita, una de las principales características del cantón es que la mayoría de sus playas son abiertas al mar, lo que propicia una mayor presencia de corrientes de resaca en comparación con otros sitios con una geografía diferente.
Comentó que, gracias a diversos programas, estas playas cuentan con señalización. Sin embargo, en lo que respecta a los guardavidas, explicó que por razones presupuestarias solo se contratan durante la temporada alta, es decir, diciembre, enero y Semana Santa.
Otras de las causas, dijo, son el consumo de licor y la ingesta de alimentos por parte de los visitantes. “En ese estado se introducen al mar y, al no tener conciencia de que son playas peligrosas, de repente llega una ola, los jala y los mete a la corriente de resaca, y no logran salir”. Esta situación ocurre incluso entre residentes locales, lo que se atribuye a la falta de educación sobre el tema.
Tatiana Acuña, directora de Desarrollo Humano de la Municipalidad de Osa, indicó que desde hace tres años en este cantón, en el que se ubica el distrito de Bahía Ballena, no se contratan guardavidas debido a falta de presupuesto. En esta región, las Asociaciones de Desarrollo costeras incluso con patrocinios “se han quedado cortos” para emplear a estos profesionales.
Mencionó que el cantón “recibe mucho extranjero y personas de otros cantones que se confían, pues aunque sepan nadar”, hay corrientes muy peligrosas.
Finalmente, el coordinador de Guardavidas de la Municipalidad de Garabito, Marvin Pérez, coincidió en que las principales causas son el consumo de alcohol y la falta de educación e información sobre las condiciones de las zonas, así como sobre aspectos de seguridad, como el significado de las banderas rojas o de las zonas restringidas.
Asimismo, señaló que el ingreso a zonas acuáticas después de las 6 p. m., fuera del horario de vigilancia, así como la búsqueda de áreas solitarias alejadas del cuerpo de guardavidas, dificultan una respuesta oportuna en caso de emergencia.
El funcionario destacó que los principales esfuerzos en este cantón han sido la implementación de un servicio de guardavidas municipal operativo los 365 días del año, el desarrollo de programas de prevención y la colocación diaria de señalización de advertencia, acciones que han permitido que Jacó se mantenga como uno de los destinos turísticos más visitados del país, pese a su alto índice de ahogamientos.
La Nación contactó a la Municipalidad de Talamanca vía telefónica y correo electrónico para conocer su criterio. Al cierre de edición, no se obtuvo respuesta.