
Mediante la Arquidiócesis de San José, la Iglesia católica advirtió a la población sobre un hombre de apellido Hume Salas, quien ofrece servicios como sacerdote (como efectuar ceremonias de bodas, funerales, Eucaristías o impartir catequesis) a pesar de que no está autorizado para ello.
La Arquidiócesis precisó que se presenta como Jorge Salas o Raúl Salas.
En una circular, el obispo auxiliar, monseñor Daniel Blanco Méndez, indicó que este sacerdote no tiene facultades canónicas, es decir, perdió la potestad para presidir sacramentos.
Esta no es la primera advertencia relacionada con Salas. En su misiva, Blanco recordó otra advertencia hecha en febrero de 2023, cuando la Diócesis de Santa Rosa, en California, Estados Unidos (en la cual Salas prestaba servicios), confirmó que no contaba con autorización.
“La Diócesis de Santa Rosa indica literalmente lo siguiente: ‘No está autorizado a hacer ninguna acción ministerial aquí en Santa Rosa, ni en otra diócesis del mundo. No tiene facultades de diócesis de Santa Rosa’”, cita el documento.

Hume Salas: expulsado de tres seminarios, alegó ser víctima de abuso sexual
La diócesis de Santa Rosa y medios de comunicación de California reseñan las razones que llevaron a la expulsión del hombre de su trabajo como sacerdote. Las noticias datan de 1999 y 2000.
En el sitio bishoacountability.org, que agrupa denuncias hacia diferentes sacerdotes en Estados Unidos, se comparte un artículo periodístico de 1999 del periódico Democrat Press. En él, se señala que Jorge Hume Salas nació en Tucurrique, Costa Rica, en 1957.
Entre 1976 y 1980, dice la nota firmada por Bleys W. Rose, comenzó a actuar como sacerdote y a ofrecer servicios eclesiales cuando no estaba ordenado. “Eso le trajo problemas con las autoridades de la Iglesia”, expone el texto.
En 1983, fue admitido en un seminario en Honduras, donde dijo haber ejercido el sacerdocio y recibió una dispensa. Sin embargo, fue expulsado luego de que el director del seminario ordenara una investigación, continuó la noticia.
Posteriormente, cita la información, entre 1986 y 1990 estuvo en formación con la orden claretiana en Chicago, EE. UU., pero fue expulsado porque fingió ser sacerdote durante una peregrinación.
En 1992, fue expulsado de un tercer seminario. Esta vez en La Paz, Bolivia. Su salida se produjo por falsificar su currículum y mentir sobre su historia anterior con la Iglesia. Además, cita la noticia, por “conducta inmoral, que incluía posesión de material pornográfico y métodos anticonceptivos”.
Finalmente, se ordenó sacerdote en noviembre de 1993, en California, por el entonces obispo Patrick Ziemann.
Salas fue enviado a una parroquia en Ukiah, California, a unas dos horas de San Francisco, donde había una creciente comunidad latina. Un sacerdote que les hablara en su idioma parecía una buena idea.
De acuerdo con un artículo de 2001, publicado en el portal Catholic Culture, en 1996 Salas admitió haber robado $1.200 de las colectas que dieron los fieles. El texto dice que el obispo Ziemann evitó que fuera a la cárcel y lo cambió de parroquia hacia una en Napa.
En julio de 1999, hubo un nuevo giro en los eventos: Salas denunció al obispo Ziemann: dijo que había sido víctima de abusos sexuales por parte del obispo.
Según una nota publicada en The Washington Post en 1999, en su denuncia Salas indicó que fue víctima de abusos entre 1996 y 1998, ya que Ziemann había pedido favores sexuales semanalmente a cambio de su silencio por el robo del dinero de las colectas.
El 23 de julio de 1999, Ziemann renunció, aunque en sus declaraciones mantuvo que era inocente, según The Washington Post.
Una nota de octubre de 1999, que salió en The San Francisco Chronicle, señaló que Ziemann sostuvo que las relaciones sexuales fueron consensuadas.
Ese mismo mes octubre, de acuerdo con The San Francisco Chronicle, Salas amplió su denuncia para involucrar a cinco hombres, fieles de la parroquia, que habrían conspirado para difamar al costarricense, al “reportarles a la policía y a los medios de comunicación alegaciones falsas de conductas sexuales inapropiadas”
En abril de 2000, Los Angeles Times reportó que la diócesis había acordado pagarle $535.000 a Salas, como parte de un acuerdo.
Como parte de ello, Salas renunció de la diócesis. Su abogado dijo a Los Angeles Times que el costarricense no se quedaría en Estados Unidos.
Se desconoce en qué momento regresó a Costa Rica.
