
El sacerdote y periodista Glenm Gómez Álvarez, exvocero de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, señaló que la discusión sobre la subasta de frecuencias de radio y televisión en Costa Rica adquirió una dimensión inesperada tras el anuncio de Radio Sinfonola, de que no participaría en el proceso debido a los altos costos.
El pasado sábado 22 de noviembre, la icónica Radio Sinfonola confirmó que saldrá del aire, según Carlos Lafuente, gerente de la emisora.
El reconocido locutor manifestó que Sinfonola es una pequeña y mediana empresa que “no tiene la menor posibilidad de pagar los cientos de millones que el gobierno del señor (Rodrigo) Chaves le cobra si quiere seguir trabajando”. Finalmente, en la subasta solo participaron 13 empresas.
El periodista de Teletica Deportes, Christian Sandoval, también reaccionó al cierre de Radio Sinfonola, calificando de “infames” a quienes se alegran de ver a tantas personas sin trabajo.
Sifonola logró poner rostro
En un texto que circula y cuyo contenido confirmó, Gómez describe que la conversación pública sobre el reordenamiento del espectro fue presentado en un plano jurídico, administrativo y político, lo que ha impedido ver su impacto social. En ese contexto, la declaración de Sinfonola —una emisora dirigida principalmente a personas adultas mayores— provocó una ola de apoyo que ningún otro actor había logrado movilizar.
Durante una entrevista con La Nación, Gómez explicó que lo ocurrido puede interpretarse como un fenómeno antropológico vinculado a la función social de la comunicación. “Por encima de lo técnico, el tema humano prevalece”, afirmó.
En su criterio, la emisora logró “ponerle cara” a un asunto que para muchas personas era completamente abstracto. La respuesta ciudadana, dijo, se activó porque el anuncio tocó “sensibilidad”.
Una comunidad afectiva reacciona con fuerza, afirma. “Sinfonola es, para muchos, la voz que les recuerda que todavía forman parte de la conversación cultural. Cuando la emisora anunció que podría desaparecer, lo que escuchó la gente no fue un reclamo administrativo, sino un grito de vulnerabilidad. La respuesta fue inmediata: “No nos quiten esto que es nuestro”, dijo el sacerdote.
El espectro como espacio simbólico, no solo económico
El estallido emocional en torno a Sinfonola reveló una dimensión que la discusión oficial había pasado por alto, dijo el sacerdote. Se trata de que los medios también cumplen funciones sociales que no son reducibles a un valor monetario.
“Los medios de Iglesia tienen la difusión del evangelio; los medios regionales dan acompañamiento a las experiencias comunales; los medios culturales... todo eso que en los países de primer mundo sí está muy bien garantizado dentro del espectro radiofónico, particularmente que haya consideraciones especiales hacia los medios que generan identidad“, explicó Gómez.
“Considero que no todos pueden entrar en el mismo canasto”, dijo. Señaló que el debate sobre concesiones tiene décadas, pero no basta con una lectura “economicista 1.000 por 1.000”.
Para el comunicador, el episodio dejó una lección política: “La solidaridad surge cuando la causa tiene rostro y tiene voz, no cuando se presenta como un expediente jurídico más”.
