En Costa Rica, 124.530 adultos mayores viven solos. Ellos representan el 42% de los hogares unipersonales en el país. Aun más: si se toman en cuenta las personas de 60 a 64 años las cifras suben a 160.814 y representan el 54,3% de las 296.000 viviendas con solo un habitante.
El 15,6% de los adultos mayores en el país vive solo. Esta cifra contrasta cuando se compara con el 6,7% del promedio de personas de 15 años o más que vive sola en Costa Rica.
El rostro de esta situación es principalmente de mujer. Hay 40.760 hombres y 83.770 mujeres de 65 años o más que viven solos en nuestro país. En otras palabras, dos de cada tres adultos mayores en hogares unipersonales son mujeres.
Estos datos se toman de la Encuesta Nacional de Hogares 2024 (Enaho), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
¿Qué quiere decir esto y cuáles retos se avecinan? Para abordar el tema, La Nación contó con la ayuda de especialistas en Demografía, Economía y Sociología.
Por las características del Enaho no se logra determinar si se trata de personas que viven solas porque así lo decidieron o si es porque las circunstancias de la vida los llevaron a eso. Tampoco se logra determinar si tienen sus necesidades cubiertas.
David Delgado Montaldo, sociólogo e investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR) expuso que la encuesta no logra establecer si estas personas viven en un apartamento dentro de la misma propiedad que alguno de sus hijos o si viven en el mismo barrio que estos, o si más bien no cuentan con personas cercanas de apoyo. Tampoco captura si tienen algún nivel de discapacidad o dependencia.
“¿Quiénes son esas personas que viven solas? ¿En qué condiciones están? ¿Por qué están viviendo solas? ¿Requieren de más apoyo? ¿Cuán autónomos son? Son preguntas que deben analizarse para saber con mayor certeza la situación donde nos encontramos y trazar mejor las políticas públicas que sean necesarias“, expresó Delgado.
Una mayor cantidad de mujeres no es de extrañar, según precisó Jorge Barquero Barquero, director del Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica (CCP-UCR), y esto se debe a una mezcla de factores fisiológicos, sociales y culturales. Las mujeres en términos generales viven más que los hombres y su autonomía es mayor.
Los retos

Para el sociólogo Guillermo Acuña González, investigador de la Universidad Nacional (UNA), esta situación llama a la reflexión como país.
“Para una sociedad como esta que está envejeciendo aceleradamente es todo un tema. Tiene que ver con la pérdida de lazos, con la disolución de redes de apoyo. Tenemos una sociedad que envejece y gran parte lo está haciendo sola. Y eso para nosotros como país es retador”, destacó.
“¿Quién cuida a la persona? ¿Quién se hará cargo de él o ella en caso de tener una salud comprometida y requerir asistencia?“, agregó.
Para el economista Jose Francisco Pacheco Jiménez, también investigador de la UNA, esto genera muchos desafíos a nivel país.
“Las redes de cuido no solo deben ser para niños, también para adultos mayores que no tengan autonomía. El servicio público es clave, porque estos servicios a nivel privado son muy caros. Algunos centros cobran ¢400.000, ¢500.000 hasta ¢1 millón. Esto excede los ingresos de muchísimos adultos mayores. El Estado sí debería preocuparse por financiar estos servicios, especialmente para quienes están viviendo solos", subrayó Pacheco.
Los requerimientos de cada adulto mayor pueden ser muy diferentes, e ir desde simplemente compañía para salir a caminar o ir a una cita médica, o ayuda en las labores domésticas hasta una vigilancia constante.
Una cosa es vivir sola y otra estar sola

Luz Marina Ávila Sáenz tiene 91 años y vive sola desde que enviudó, hace 35. “Vivo solo con Dios”, aseguró.
Esta mujer mantiene su lucidez y su independencia para caminar, usar transporte público, cocinar y hasta da clases en la Asociación Gerontológica Costarricense (Ageco). Esto le permite vivir en su propio espacio, algo no tan común en personas de su edad.
Sin embargo, afirmó que vivir solo no es lo mismo que estar solo.
“Yo vivo sola, pero casi nunca estoy sola durante el día. Vengo a Ageco, soy catequista, estoy en clases virtuales. Todo el tiempo estoy hablando con la gente. Si uno se queda solo se deprime y le empieza a doler hasta lo que nunca le ha dolido”, enfatizó.
Las necesidades

No todos los adultos mayores tienen las características de Ávila. La gerontóloga Isela Corrales Mejías recalcó que la reducción de los contactos familiares y sociales en la tercera edad puede tener efectos sobre la cognición y la salud mental, lo que también puede llevar a una menor alimentación, deterioro físico y menor autocuidado.
En una entrevista anterior, el neurólogo y geriatra Norbel Román expresó que la preocupación mayor es por los adultos mayores que tienen problemas de movilidad o dependencia.
“Un 35% de las personas mayores de 65 años en Costa Rica tiene alguna discapacidad”, apuntó.
Por sus objetivos y características Enaho no explora cuántos adultos mayores en hogares unipersonales tienen alguna discapacidad, pero esto da pie a mayores investigaciones en esta población para determinar sus necesidades.
“En 10 o 15 años habrá más personas adultas mayores, y muchas de ellas estarán en hogares unipersonales. Debemos saber cómo atenderlos”, concluyó Pacheco.