
Desde marzo del 2020, cuando comenzó la pandemia, los 221 alumnos del Liceo de Sixaola, en Limón, no ponen un pie en en su centro educativo, pero no por la emergencia sanitaria, sino porque el comején, la corrosión y el peligro de desplome lo impide. Por eso no pudieron volver a las aulas cuando el Ministerio de Educación Pública (MEP) implementó la combinación de clases presenciales y virtuales, y mucho menos lo harán para el 2022, cuando las lecciones serán en las aulas.
Una orden sanitaria pesa desde diciembre del 2019 sobre las instalaciones, en la cual el Ministerio de Salud instruye la demolición de la estructura por ser “un riesgo para los estudiantes, administrativos y población en general debido a que la misma presenta deficiencias físico-sanitarias de gran importancia”.
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“Debe demolerse la estructura, esto por cuanto la edificación, aun desocupada, representa un riesgo por la proliferación de vectores y por el riesgo de ser ocupada por indigentes. No se aceptan mejoras a la edificación, esto por las condiciones de infraestructura del centro educativo y por el riesgo de inundación”, se lee en el documento.
A pesar del peligro, 30 docentes y 11 administrativos trabajaron en esas instalaciones el año pasado, cuando el MEP dijo que debían cumplir horario en el centro educativo.
Aunque la orden sanitaria venció en junio de 2020, a la fecha el MEP no ha tomado acciones y a poco menos de un mes para que las clases presenciales se reanuden al 100%, los alumnos no tienen edificio dónde estudiar. Por eso, la Junta de Educación corre para gestionar ante la Dirección de Infraestructura Educativa (DIE) ¢526 millones para comprar seis aulas provisionales y poder recibir a los estudiantes; eso sí no será posible iniciar el curso el 17 de febrero, como el resto de los niños y jóvenes del país.

“Desde marzo del 2020 y todo 2021 los alumnos están recibiendo solo clases a distancia, no me atreví a regresar a clases presenciales el año pasado por la orden sanitaria. La Junta está corriendo para adquirir las aulas ya se presentó el presupuesto y ahora todo está en manos de la DIE, estamos esperando el presupuesto para comenzar el proceso de contratación de las aulas provisionales y, una vez que estén aquí, en unas tres semanas se montan”, explicó Erick Bermúdez, director del Liceo.
Según el funcionario, el costo de construir un nuevo colegio se estima en ¢2.000 millones y el MEP informó de que no tiene fondos.
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De acuerdo con información dada a conocer el 5 de enero, 36 centros educativos, entre estos el Liceo de Sixaola, tiene orden de cierre del Ministerio de Salud por estar en condición inhabitable, situación que afecta a 5.396 estudiantes de las zonas más alejadas del país,
De esos centros educativos, 14 se encuentran en Limón, en comunidades como Talamanca, Valle La Estrella, Matina y Pococí; 12 pertenecen a la provincia de Puntarenas y están en los cantones de Osa, Golfito, Buenos Aires y el distrito de Lepanto; ocho escuelas inhabitables se ubican en Alajuela y están en los cantones de San Carlos, Upala y Río Cuarto y dos están ubicadas en San José: Puriscal y Goicoechea.
Costa Rica tiene 4.783 escuelas y colegios públicos.

Aguas residuales y sistema eléctrico
La orden sanitaria indica que los pisos y paredes del Liceo presentan agrietamientos y agujeros que pueden provocar un accidente, mientras que las estructuras de metal tienen corrosión debido a la falta de mantenimiento. Las paredes están llenas de humedad, desprendimientos y comején.
Además, precisa, existen solo tres servicios sanitarios para toda la comunidad estudiantil, docente y administrativa, pero solo dos funcionan.
“El sistema eléctrico es deficiente y el cableado se observa deteriorado. El comedor se encuentra clausurado por problemas estructurales y aguas residuales que presenta. El piso (del edificio 2) es de madera y se encuentra en mal estado, con agujeros y presencia de comején; al momento de la inspección se percibe falseo del mismo por lo cual en cualquier momento puede colapsar”, advierte.
Al momento de la inspección, señala, se percibían malos olores debido a que las tuberías de aguas residuales atraviesan la planta baja de la edificación.
“El centro educativo se encuentra en malas condiciones de infraestructura tanto físicas como sanitarias, ya que, en la inspección realizada, se observa que la edificación se encuentra construida empíricamente, presenta problemas de aguas residuales y pluviales, además de encontrarse en una zona vulnerable, ya que, según indica el señor Bermúdez (el director), en temporadas lluviosas el centro educativo se inunda por motivo de que, el río que cruza por la parte posterior del Liceo, se rebalsa hacia el centro educativo, ya que se encuentra construido a nivel de terreno. El Liceo no posee cerramiento perimetral por lo que se encuentra expuesto a ser afectados o perjudicados por el hampa”, añade.
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El director añadió que no existe un lugar cercano que reúna las condiciones físico-sanitarias adecuadas para albergar a los estudiantes mientras se construye un nuevo centro educativo, por lo que la solución son las aulas móviles que se pueden colocar en el terreno, el cual es de buen tamaño.
