
Un grupo de científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) ingresó al Parque Nacional Chirripó para una gira de campo.
A unos cinco metros de la entrada del refugio de la base de los Crestones encontraron una salamandra que llamó su atención, tenía manchas doradas y blancas. Esto fue en noviembre del 2019.
Años después se comprobaría que aquel anfibio era una especie nueva para la ciencia y exclusiva de este parque nacional. Su nombre: Bolitoglossa chirripoensis, en honor al lugar donde fue descubierta.
¿Cómo es? ¿Por qué demoró tanto tiempo en determinarse que realmente es una especie nueva para la ciencia? Los investigadores responden a estas y otras preguntas.
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Jeremy Klank, biólogo y estudiante de la maestría en Biología de la UCR, explicó en una entrevista con la Universidad, que esta salamandra presenta medidas corporales diferentes a otras especies del país.
Su tamaño es mediano y es robusta. Tiene un fondo oscuro y un dorso con manchas doradas. Posee manchas blancas en su cuerpo y cola, lo cual la distingue de otras especies vistas en los páramos de Talamanca.
Ella vive debajo de las piedras en el páramo del Parque Nacional.
Descubrir una nueva especie

Determinar cuándo se trata de una nueva especie es un proceso riguroso que, por lo general, (como en este caso), toma años.
La primera fase consiste en que los científicos observan el espécimen recolectado y hacen comparaciones con otros de la misma familia o género, para saber si se trata de una especie nueva o de una ya existente.
Sin embargo, en muchas ocasiones, como en esta, es necesario realizar un análisis genético para dilucidar si había suficientes diferencias para considerarla como una especie nueva.
Dicho análisis genético fue realizado por Arias en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Esta institución le permite utilizar un equipo llamado secuenciador, en el que se toman las muestras de sangre y se leen las secuencias de ADN en las células del anfibio.
Fue así como se determinó que la especie era nueva para la ciencia.
Salamandra vulnerable

No todo son buenas noticias. Según los investigadores, la B. chirripoensis debería ser tentativamente considerada como una especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Una de las razones es su hábitat: el páramo del Parque Nacional Chirripó.
Erick Arias Piedra, investigador de la Escuela de Biología y del Museo de Zoología de la UCR, especificó que el páramo es un ecosistema “sumamente vulnerable”, porque son áreas muy pequeñas propensas a incendios forestales. Esta vulnerabilidad podría afectar a la salamandra. Por ejemplo, un incendio podría erradicar a toda la población.
Arias también advirtió de que las especies que habitan en picos de montaña están, por definición, en peligro crítico de extinción. Con el avance del cambio climático, las condiciones a las que están adaptadas se modifican rápidamente y no tienen dónde desplazarse porque ya viven en el “techo” del país.
Su colega Gerardo Chaves Cordero destacó que el área de distribución de esta salamandra también la hace vulnerable, porque vive en unas pocas hectáreas de un pico de montaña y tiene poca tendencia a desplazarse; además, su hábitat también es escaso, no se encuentra en todos los países.
Ante esta situación, los investigadores conversaron con encargados del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) sobre la posibilidad de implementar acciones relacionadas con la gestión de turistas. Según los investigadores, es muy común que en el área el personal o turistas manipulen las piedras para hacer senderos y esto podría afectar a las salamandras.
Al caminar tantas personas, el suelo se aplasta y se endurece, esto afecta a las salamandras y a otras especies que habitan bajo las rocas.
Por eso, coordinar con el Parque Nacional para la implementación de estrategias para los turistas podría ayudar en la preservación de esta nueva salamandra.