
El Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) adquirió un carro de $92.886 (unos ¢47.500.000) para movilizar a su presidente ejecutivo, Juan Manuel Quesada Espinoza. Se trata de un Toyota Land Cruiser Prado 2025.
La transacción se realizó con la empresa Purdy Motor, según consta en el Sistema Integrado de Compras Públicas (Sicop). De paso, entregó, como parte del pago, un modelo similar del año 2017, en un monto inferior al precio que se sugiere en el mercado de autos usados.
De acuerdo con el expediente 2025LD-000003-0021400001, el AyA entregó a la agencia de vehículos un Toyota Prado del 2017 por un valor de $18.600, el equivalente a ¢9.400.000 al tipo de cambio actual de referencia del colón frente al dólar estadounidense del Banco Central de Costa Rica.
Sin embargo, ese modelo 2017 del vehículo se cotiza usado hasta en ¢28.300.000, verificó La Nación.

En el portal en línea Encuentra24.com, este jueves se ofrecían dos modelos de los años 2017 y 2016 a precios de ¢21.950.000 y ¢22.000.000, respectivamente, confirmó este diario.
Un sitio de anuncios clasificados frecuentado para transar vehículos, el portal Crautos.com, tenía 17 unidades de Toyota Prado a la venta este jueves, según verificó también La Nación. Esos vehículos ofertados allí tenían precios que oscilaban entre ¢22.000.000 y ¢28.300.000.
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Al analizar los 19 precios ofrecidos este 12 de junio en los distintos sitios de venta de vehículos usados, el costo promedio de ese modelo 2017 de Toyota Prado en el mercado ronda los ¢22.279.000 (unos $44.000).
Poco más del doble de valor al cual lo entregó el AyA.
Cuando La Nación reveló el caso de la compra del vehículo, Mario Rodríguez Bonilla, secretario general del Sindicato de Trabajadores del AyA (Sitraa), criticó los términos en que se entregó el automotor 2017.
En su criterio, se “regaló” prácticamente la Prado anterior, la del 2017, en ¢10.800.000. “Nos parece un relajo, un despilfarro de fondos públicos de todos los abonados”, declaró.
Según el sindicalista, mientras se pagan “lujos” para la presidencia ejecutiva, persisten los problemas de facturación en la institución y los abonados están desesperados por cobros exorbitantes.
Rodríguez Bonilla alega que la jerarquía del AyA también ha estado invirtiendo en otros bienes como zacate sintético en sus oficinas de trabajo, plantas decorativas de alto valor, pantallas, teléfonos tipo iPhone, tabletas electrónicas, escritorios y sillas nuevas.
Rodríguez Bonilla afirma que su propuesta a la administración es generar cambios en este momento, mediante la figura del leasing (arrendamiento) en vez de compra.
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El miércoles, se consultó al AyA cuál es el costo estimado anual de mantenimiento, seguros y combustible del vehículo nuevo que tiene capacidad para 7 pasajeros y si se evaluaron alternativas al vehículo adquirido, como unidades con características similares de marcas con menor costo, opciones de leasing o incluso alquiler ocasional para las giras específicas.
Sin responder las consultas, AyA argumentó que el proceso de sustitución de vehículos responde a criterios técnicos y normativos, con el objetivo de optimizar la eficiencia operativa, reducir costos de mantenimiento y garantizar la seguridad del personal.
“La gestión de estos procesos corresponde a la Unidad de servicios de apoyo del AyA, no a la presidencia de la institución. Uno de los vehículos requeridos, actualmente en contratación, no es de lujo, sino un SUV 4x4 que cumple con estándares de rendimiento, eficiencia en consumo de combustible y capacidad para llegar a zonas de difícil acceso”, argumentó la entidad.