
Cada año, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) asigna en promedio 200 plazas para la gestión de formación de nuevos médicos especialistas. Sin embargo, a pesar de disponer de esas plazas asignadas y presupuestadas, no todos estos cupos se llenan y además se presentan deserciones.
Esta es una de las conclusiones de una auditoría interna realizada en el proceso de formación de médicos especialistas.
“Esta situación evidencia debilidades en la coordinación interinstitucional y en el uso de la capacidad instalada para la formación especializada. (...) Esto afectó la cobertura de servicios, generando listas de espera, sobrecarga del personal y aumento de los costos operativos”, cita el informe, presentado el pasado 5 de noviembre, del cual La Nación tiene copia.
El documento también señala que hay ausencia de un procedimiento formalmente documentado que establezca criterios técnicos y operativos claros en la formación de estos profesionales.
“Esta falta de estandarización ha derivado en decisiones sin trazabilidad ni respaldo normativo, lo que incrementa el riesgo de discrecionalidad, inequidad y falta de transparencia. (...) Se puede comprometer la eficiencia en la distribución del recurso humano especializado y se limita la capacidad institucional para responder estratégicamente a las necesidades del sistema de salud”, detalla el documento.
Esto muestra una situación crítica, si se toma en consideración que en este momento hay un faltante de más de 400 especialistas (según datos de la propia auditoría) y a esto se le deben unir los que próximamente entran en edad de retiro, eventuales renuncias y nuevas demandas según el perfil epidemiológico de la población costarricense.
Por ello, de acuerdo con los auditores, el riesgo de aumento en las listas de espera y la subutilización de quirófanos es mayor.
¿Cómo se forman los especialistas médicos?
Para obtener nuevos médicos especialistas, la CCSS primero prioriza las especialidades críticas y se disponen las plazas para iniciar los procesos de admisión con las universidades que tienen convenio.
Posteriormente, los médicos generales interesados realizan un examen de admisión (algunos deberán pasar pruebas propias de cada casa de estudios) y con base en eso iniciar el proceso de formación conocido como residencia médica.
Generalmente, las residencias tardan cuatro años de formación. Hay algunas más cortas (como Pediatría, de tres años) y otras más largas (como Ortopedia y traumatología, de cinco años, Neurocirugía, de seis).
Los médicos residentes reciben su formación en 16 centros de salud de todo el país con médicos instructores de cada especialidad.
“La institución carecía de una metodología definida para proyectar las necesidades de formación de médicos especialistas y cerrar las brechas existentes. Esta ausencia ha dado lugar a estudios sustentados en criterios técnicos dispares, lo que compromete la confiabilidad de la información utilizada por la Gerencia Médica para establecer necesidades y planificar acciones de dotación”, indican los auditores.
Primer problema: no todas las plazas se llenan
Para el plazo 2024-2025 la CCSS dispuso 250 plazas de formación distribuidas así:
- Universidad de Costa Rica (UCR): 222
- Universidad de Ciencias Médicas (Ucimed): 17
- Universidad Autónoma de Centroamérica (UACA): 7
- Universidad de Iberoamérica (Unibe): 4
No obstante, estos cupos no se completan. En este último periodo ingresaron 183 residentes, pues 67 plazas quedaron desiertas: 56 en la UCR, cuatro en la Ucimed y siete en la UACA. Un año antes, hubo 66 plazas desiertas.
Según el reporte, los factores que explican estas plazas desiertas son:
- Requisitos específicos en el examen de conocimientos generales
- Bajo interés en especialidades con menor demanda o consideradas menos rentables
- Discrepancias en calendarios académicos
Segundo problema: renuncias y falta de retención
Hay otros factores mencionados en el informe de por qué las plazas no se llenan: “deserción, atribuibles a renuncias, separaciones académicas y motivos personales”.
La auditoría evidenció que la Subárea de Administración, Campos Clínicos, Internados y Posgrados (Saacip) debe fortalecer el proceso de acompañamiento a los residentes “tanto durante su formación, como en la atención de situaciones conflictivas que puedan surgir con docentes, jefes de servicio, coordinadores de posgrado, residentes mayores u otros actores involucrados; situaciones que, de no ser gestionadas adecuadamente, podrían derivar en el retiro anticipado del residente de su proceso formativo”.
La Saacip ha trazado estrategias para el regreso de residentes, pero no todas con éxito.
“Las acciones implementadas han sido insuficientes, lo que ha generado desmotivación, renuncias y riesgos institucionales, afectando la formación de especialistas y la imagen de la CCSS”, cita el informe.
En 2023, la Saacip presentó una propuesta de eventual reincorporación de 73 médicos residentes que renunciaron, invitación a 109 médicos especialistas para que se reincorporen a laborar a la CCSS y a cinco profesionales pendientes de tesis para ofrecer plaza de servicio social obligatorio. En total, 187 profesionales.
“Sin embargo, las medidas implementadas no lograron los resultados esperados, dado que las universidades se negaron a autorizar el reingreso de los residentes y los médicos especialistas no mostraron voluntad de reincorporarse”, destacó.
Tercer problema: conflictos con médicos instructores
Las residencias médicas cuentan con 1.578 docentes contratados: 1.491 de la UCR, 71 de la Ucimed, nueve de la UACA y siete de la Unibe.
Se entrevistó a 51 personas que renunciaron a la especialidad entre 2020 y 2024 y varios de ellos se quejaron de los instructores.
En los reclamos, se habló de sobrecargo en responsabilidades no ajustadas al perfil de residente, como dar la consulta del especialista instructor sin contar con la presencia de este.
“Desafortunadamente, en algunos hospitales la residencia se trata de sacar trabajo y casi no se reciben espacios para formación académica”, dijo uno de los entrevistados.
También se dijo que algunos no daban los cursos, clases o importancia a los temas bibliográficos correspondientes a cada semestre.
Otros hablaron de malos tratos.
Cuarto problema: conflictos de interés y parentescos
Finalmente, el informe también detectó conflictos de interés, especialmente por parentescos de residentes con instructores.
“Durante el proceso de auditoría se identificaron vínculos de parentesco directo (padres e hijos) entre médicos residentes o especialistas y profesionales que desempeñan funciones con incidencia directa en el proceso formativo”, destaca el reporte.
Esto se vio también en una encuesta realizada a varios residentes: “es sumamente clasista, si no es hijo de especialista la vida es imposible y básicamente es el mandadero”, expresó uno.
En busca de soluciones: esto responde la CCSS
La Nación recibió respuesta por escrito de la Gerencia Médica y del Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social (Cendeisss).
Ambas dependencias indicaron que la formación de especialistas no solo depende de la CCSS, sino también de las universidades y de los colegios profesionales. Esto evidencia la falta de planificación interinstitucional e intersectorial.
Las acciones y omisiones inciden en cuatro factores decisivos:
- La planificación de las necesidades de recurso humano especializado
- La gestión de la formación
- La distribución de los médicos especialistas
- La retención de los profesionales dentro del sistema público
En los compromisos que asumen están:
- La optimización de cupos de formación en especialidades con baja demanda
- El fortalecimiento de los mecanismos de control y seguimiento en supervisión docente, otorgamiento de vacaciones, manejo de expedientes y monitoreo del desempeño académico
- La revisión y fortalecimiento de mecanismos para recuperar montos por incumplimientos de retribución social
- La estandarización de procesos y la mejora del acompañamiento institucional a los médicos residentes
