Un choque, un vehículo varado o hasta un aguacero pueden convertir un viaje de regreso a casa en un calvario, después de una jornada de trabajo. Ni qué decir de un accidente grave con fallecidos, porque el escenario se vuelve simplemente caótico.
La fragilidad de la red vial de la Gran Área Metropolitana (GAM) transforma cualquier evento ordinario en una congestión extraordinaria, en perjuicio de cientos de miles de personas que, a diario, pasan hasta tres horas en sus vehículos o autobuses. En algunas rutas, ya no se distingue cuál es la hora pico, pues los embotellamientos ocurren a cualquier hora. Y la situación seguirá así por mucho tiempo.
Se conjugan seis factores: el aumento de la flota vehicular, el incremento de los accidentes de tránsito, el lento de desarrollo de las carreteras, la insuficiencia del transporte público, la cultura carrocentrista y la falta de personal para atender accidentes.
El aumento de la flota vehicular es uno de los principales factores que incide en el colapso vial, señaló Jaime Allen, ingeniero de la Unidad de Seguridad Vial y Transporte del Programa de Infraestructura del Transporte del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme).
LEA MÁS: Conductores pierden hasta 7 minutos para recorrer 100 metros en presas
Solo entre el 2023 y 2024, la cantidad de carros creció en 131.500 unidades (un 7,5% más). En forma paralela, se incrementa el número de accidentes de tránsito.
Solo en el mes de marzo de este año, la cantidad de incidentes subió casi un 25% en comparación con el año anterior, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Seguros (INS), con base en los reportes del Seguro Obligatorio de Accidentes (la cifra subió de 3.403 a 4.219).
A esos factores se suma un desarrollo de infraestructura mucho más lento de lo que crece la demanda.
“Lo último que se hizo de impacto fue la ruta 27, hace cerca de 15 años, y la Circunvalación norte, que se tenía planeada hace más de 30 años; entonces, cuando nace, ya está casi colapsada”, explicó Allen.
Según el experto, esto ocasiona que la red vial funcione cerca del máximo del límite; en su criterio, esa capacidad se encuentra actualmente en un 95%.
LEA MÁS: Circunvalación norte: la vía que nació colapsada por una decisión del MOPT hace 10 años
“¿Qué sucede? Si de repente hay un accidente fatal o no fatal, que bloquea un carril, eso genera una congestión inmediata y, como estamos al 95%, es como que el vaso se rebalsa. Esto produce un efecto en cadena, que termina cargando y colapsando además otras vías, aunque no sean necesariamente rutas alternas.
“En este momento, en el 2025, ya estamos muy cercanos al colapso. Si hace dos años teníamos una capacidad al 90%, ya estamos al 95%, llegando al 98%. Entonces, cualquier accidente pequeño o grande en una de las vías principales genera una congestión muy grande”, agregó.
El director de Tránsito, Oswaldo Calderón, coincidió en señalar el aumento de la flota vehicular como el principal disparador de los accidentes de tránsito.
A esta condición le suma las obras viales en ejecución, como los trabajos en la Uruca o las intersecciones de los Hatillos en la Circunvalación sur.
LEA MÁS: Buses viajan a 8 km/h en las horas pico por presas
“También, se genera un estrés por parte de los conductores y muchos de los incidentes en que tenemos daños materiales están asociados al descuido o a una maniobra un poco rápida de algún conductor, como querer salirse de la fila provocando una colisión lateral”, agregó.
La época lluviosa, que trae consigo disminución en la velocidad y calzadas más resbalosas, así como la proliferación de bicimotos cuyos conductores circulan sin ningún tipo de regulación, añaden un ingrediente más al caos.
Por si fuera poco, existe otro problema con el tiempo de respuesta de las autoridades a un accidente.
Según el director de Tránsito, atender una colisión con los recursos disponibles puede tomar hasta dos horas, pero el tiempo recuperar la “normalidad” en la fluidez de la ruta puede tomar hasta cuatro horas. Es común que, cuando se producen accidentes en un punto, el mismo efecto de cola genere otras colisiones, lo que complica aún más la recuperación del servicio de las vías.

Actualmente, la Policía de Tránsito, cuenta con 624 tráficos, que se dividen en cuatro turnos para atender la totalidad de las vías del país. Esto significa que hay 156 policías por turno para todo el país, sin tomar en cuenta que algunos pueden estar en vacaciones o incapacitados.
El ministro de Obras Públicas y Transportes, Efraím Zeledón, sostuvo que, para el mes de junio, se sumarían alrededor de 60 nuevos oficiales para sustituir algunas de las plazas que han ido quedando vacantes,
El ingeniero del Lanamme agregó que además se depende de otros actores como grúas, cuerpos de emergencia, agentes de seguro o autoridades judiciales cuando hay fatalidades. En su criterio, existe aún falencias en cuanto a la logística y la coordinación que debería existir entre todos los involucrados para garantizar una atención expedita.
¿Qué se puede hacer?
Aunque las soluciones al congestionamiento parecen no estar próximas, expertos y autoridades coinciden en que, así como las causas resultan de múltiples factores, los posibles alivios también dependen de muchas condiciones.
El ingeniero del Lanamme aseguró que uno de los más urgentes es mejorar el transporte público; sin embargo, advirtió de que la infraestructura está enfocada principalmente en un sistema “carrocentrista”, además de que la inversión pública se ha concentrado en la construcción de carreteras sin que exista voluntad política para impulsar proyectos como sectorización de buses, el tren eléctrico, o mejorar los actuales sistemas ferroviarios.
Allen también destacó la necesidad de agilizar proyectos que llevan años estancados, como la ampliación de la carretera a Cartago o el proyecto San José-San Ramón.
LEA MÁS: Transporte público varado entre buses viejos y deficiente servicio
Arturo Steinvorth, coordinador del Área de Movilidad y Transporte Sostenible del Centro para la Sostenibilidad Urbana (CPSU), coincidió en que se trata de un problema multifactorial, pero estima que pequeñas acciones implementadas por los mismos conductores pueden hacer la diferencia.
Por ejemplo, recomienda a propietarios de vehículos que, dependiendo la severidad del siniestro, procuren realizar conciliaciones para poder movilizar los carros sin necesidad de esperar las autoridades.
LEA MÁS: Estrés por presas deteriora calidad de vida de costarricenses
El experto recordó que, en caso de un percance no grave, la acción principal es llamar a las aseguradoras, pues estas indicarán el procedimiento que deben seguir.
Adicionalmente, expertos y autoridades coinciden en la urgencia de mejorar la educación vial y la preparación de los futuros conductores.
El director de Tránsito indicó que, en el caso de motociclistas, que representan la mayor cantidad de víctimas en los accidentes de tránsito, la mitad de las personas que pierden la vida a bordo de estos vehículos no poseía un permiso de conducir.