
Washington, Estados Unidos. El presidente Donald Trump reúne este lunes a su Consejo de Seguridad Nacional para hablar sobre Venezuela, anunció la Casa Blanca en medio de la crisis actual entre Washington y Caracas.
Estados Unidos movilizó al Caribe el portaviones más grande del mundo, junto a otros buques de guerra, aviones caza y miles de tropas. El despliegue, asegura, forma parte de operaciones contra el narcotráfico, aunque el presidente Nicolás Maduro afirma que el objetivo es su derrocamiento.
La reunión se produce un día después de que el presidente estadounidense confirmó que sostuvo una reunión por teléfono con Maduro, que no se ha referido al tema. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, no respondió si Trump tomó una decisión final sobre una posible intervención estadounidense.
Leavitt también se negó a descartar la posibilidad de un despliegue de tropas estadounidenses en suelo venezolano y mantuvo la ambigüedad de la Casa Blanca sobre el asunto. “Hay opciones disponibles para el presidente, y dejaré que él se exprese sobre ellas”, declaró.
Maduro encabezó por su parte una marcha que reunió a miles de militantes, que portaban banderas venezolanas y camisetas rojas del partido de gobierno. “¡Nacimos para vencer y no para ser vencidos!”, expresó Maduro en su discurso.
“Queremos paz, pero paz con soberanía, paz con igualdad, paz con libertad, no queremos la paz de los esclavos, ni queremos la paz de las colonias”. “Hemos vivido 22 semanas de una agresión que se puede calificar como terrorismo psicológico, son 22 semanas que nos han puesto a prueba”, añadió.
Muerte de sobrevivientes
El Consejo de Seguridad Nacional se reúne además dos días después de que Trump dijera que el espacio aéreo de Venezuela debía considerarse “totalmente cerrado” y que seis aerolíneas cancelaran sus operaciones a ese país. Días antes había señalado que Estados Unidos iba a comenzar “muy pronto” a apuntar a “narcotraficantes venezolanos” en operaciones “en tierra”.
Las maniobras en el Caribe dejaron 83 muertos en el bombardeo de al menos 20 supuestas narcolanchas. Estados Unidos no presentó aún pruebas para sustentar que los blancos eran efectivamente narcotraficantes.
La Casa Blanca abordó críticas contra un segundo ataque contra sobrevivientes de una lancha bombardeada el 2 de setiembre. Medios estadounidenses informaron la semana pasada que dos personas sobrevivieron al ataque inicial y fueron abatidas en un asalto posterior para cumplir una orden del secretario de Defensa, Pete Hegseth.
El almirante responsable de la operación “actuó dentro de su autoridad y conforme a la ley al dirigir el ataque para garantizar que el barco fuera destruido y la amenaza a Estados Unidos eliminada”, dijo Leavitt, que confirmó el visto bueno del jefe del Pentágono.
Ese ataque del 2 de setiembre —que dejó 11 muertos, según Trump— fue el primero de la veintena siguiente en el Caribe y el Pacífico. Críticos de las operaciones sostienen que los bombardeos equivalen a ejecuciones extrajudiciales, incluso si tienen como objetivo a traficantes conocidos.
Ataques posteriores que dejaron sobrevivientes fueron seguidos por esfuerzos de búsqueda y rescate que recuperaron a dos personas en un caso y no lograron encontrar a otra más tarde en octubre.
Hegseth también ha insistido en que los ataques son legales, y afirmó en una publicación reciente en X que la acción militar “está en cumplimiento de la ley de conflicto armado y aprobada por los mejores abogados militares y civiles, a lo largo de toda la cadena de mando”.
