
Houston, Estados Unidos. La parálisis presupuestaria que enfrenta el gobierno de Estados Unidos dejó en suspenso el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés), que por más de seis décadas ha garantizado alimento a millones de personas de bajos ingresos.
La decisión del presidente Donald Trump de suspender temporalmente su financiamiento, en medio del bloqueo político entre republicanos y demócratas en el Congreso, puso en riesgo la alimentación de cerca de 40 millones de beneficiarios, según datos federales.
“Si no recibo mis vales de alimento, literalmente no como”, relató Eric Dunham, padre de dos adolescentes y con discapacidad, quien depende del SNAP para alimentar a su familia. “Me sobran $24 del salario; el resto va para mis hijos”, agregó.
LEA MÁS: Gobierno de Estados Unidos entra en cierre parcial sin solución a la vista
El sábado, Dunham almorzó gracias a la caridad de un restaurante en Houston, donde el propietario decidió repartir comida gratuita a quienes quedaron sin apoyo. “Nadie sabía qué iba a pasar, así que hice sándwiches para la gente del programa SNAP, para que al menos tuvieran una comida garantizada”, explicó Nhan Ngo, dueño del local Petit Beignets and Tapioca.
Uno de cada ocho estadounidenses recibe asistencia del SNAP, conocido popularmente como food stamps. El viernes, un juez federal ordenó al Ejecutivo utilizar fondos de emergencia para mantener el programa, pero la reactivación se ha visto frenada por los procesos administrativos.
“Esto no es un lujo”
En Houston, las consecuencias del retraso se sienten con fuerza. Miles de personas hacen fila en sus vehículos frente al NRG Stadium para recibir frutas y alimentos no perecederos del Banco de Alimentos de Houston.
“Hoy se suspendió el programa SNAP, algo sin precedentes. Esto afecta a aproximadamente 425.000 hogares solo en el área de Houston”, explicó Brian Greene, presidente del Banco. “Aunque el juez ordenó su financiamiento, tomará varios días para que se reinicie”, advirtió.
Entre las afectadas está Sandra Guzmán, madre de dos niños, quien solicitó sus vales la semana pasada. “Me dijeron que no había fondos y que buscara ayuda en otro lado. Esto no es un lujo, es algo tan básico como la comida de mis hijos”, afirmó.
Otros beneficiarios temen que, si la ayuda no se restablece pronto, se generen disturbios. May Willoughby, de 72 años, acudió al estadio junto con su nieta.
“Si cortan las food stamps, la gente va a empezar a robar o pelearse por comida. Necesitamos ayuda ya”, advirtió.
En el mismo punto, Carolyn Guy, madre desempleada de cuatro hijos, criticó las prioridades del gobierno. “Nos quitan los cupones de alimentos, pero se preparan para construir un salón de baile en la Casa Blanca. No tiene sentido”, reprochó.
Después de recoger unos sándwiches donados, Eric Dunham se acercó al restaurantero Nhan Ngo, mostró su carnet del SNAP y las cicatrices que dejó el accidente que lo incapacitó. No tenía cómo pagarle. En su lugar, le dio un largo y silencioso abrazo.
