
La muerte del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien luchó infructuosamente por su vida durante más de dos meses tras el atentado terrorista del pasado 7 de junio en el occidente de Bogotá, representa el mayor golpe a las garantías electorales en el país en los últimos 35 años.
El joven líder político, de 39 años, estaba en un acto proselitista en el barrio Modelia cuando un sicario de apenas 15 años le disparó a mansalva: dos disparos se alojaron en su cabeza y uno más en una de sus piernas.
La gravedad de las heridas lo mantuvo desde entonces en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Fundación Santa Fe, que informó del fallecimiento.
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Desde 1990 no se registraba en Colombia un atentado mortal contra un aspirante a la Presidencia de la República. Ese año, entre marzo y abril, fueron asesinados Bernardo Jaramillo Ossa, candidato de la Unión Patriótica, y Carlos Pizarro Leongómez, el jefe del M-19 que firmó la paz con el gobierno Barco y se lanzó a la Presidencia en las elecciones de 1990.
Ocho meses antes, el 18 de agosto de 1989, los narcos asesinaron a Luis Carlos Galán en una manifestación realizada en Soacha y que a pesar del altísimo nivel de amenaza que tenía el candidato liberal, no tuvo la debida protección del Estado.
La muerte de Miguel Uribe Turbay se da en medio de la agudización de la polarización política y del deterioro de la seguridad en la mayor parte del territorio nacional.
El ataque contra uno de los principales líderes de la oposición al gobierno del presidente Gustavo Petro, perpetrado con tanta facilidad en plena capital de la República, despierta temores aún mayores sobre lo que podría ocurrir durante la campaña en las regiones. Tras tres años de la llamada ‘paz total’, los grupos armados irregulares han incrementado su poder y capacidad de amenaza.
Su vida política
Su vida y carrera política serán recordadas por sus puntos de inflexión, resiliencia y disciplina. Cuando apenas tenía cinco años, Miguel Uribe Turbay, nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala (1978-1982), perdió a su madre, la periodista Diana Turbay Quintero, asesinada mientras estaba secuestrada por el Cartel de Medellín de Pablo Escobar en 1991.
“Perdoné a todos los que estuvieron involucrados, incluyendo a Popeye y compañía. Primero, entendí que ya había pasado, que nada que yo hiciera me devolvería a mi mamá, y, en cambio, perdonar sí me iba a enriquecer como persona y me permitiría vivir sin carga. Entendí que la reconciliación es lo único que le ayuda a uno a dar el paso y sobrepasar un momento tan difícil”, dijo en entrevista con la Revista BOCAS.
En 2010, se lanzó a la política y comenzó un camino a cuestas que lo ubicó dentro del radar de la agenda pública.
Pasó de ser el concejal más joven en ocupar una curul en el cabildo distrital a convertirse en una de las voces más duras del Centro Democrático, partido del expresidente Álvaro Uribe Vélez. En 2022, fue elegido como el senador más votado del país.
Para la carrera presidencial actual, de cara al 2026, tenía tres propuestas claras: dinamizar la economía, garantizar la salud para millones de familias y fortalecer la seguridad en Colombia.
Hoy Colombia lamenta su muerte tras un hecho repudiable que recuerdan los fantasmas más oscuros de la violencia del siglo pasado.