Una tendencia creciente ha convertido a Tailandia en un país con una notable sobrepoblación de leones domesticados, alojados no solo en zoológicos o granjas, sino también en domicilios particulares y cafés temáticos.
En Chiang Mai, al norte del país, un criador llamado Tharnuwarht Plengkemratch mantiene en su garaje a dos leonas blancas y a un híbrido de león y tigre de 200 kilos llamado “Big George”. Sus publicaciones en TikTok han captado la atención de más de tres millones de seguidores, interesados en su interacción diaria con estos felinos. Asegura que los animales son juguetones y cariñosos, aunque su contacto directo con ellos se limita a lapsos breves dentro del recinto.
Más de 500 leones viven en cautiverio en Tailandia, una cifra que creció considerablemente desde 2018, cuando se registraron cerca de 130. Según investigaciones de campo y seguimiento en redes sociales, la población actual ronda los 450 ejemplares. Sin embargo, aproximadamente 350 grandes felinos desaparecieron del radar de organizaciones ambientalistas por falta de pruebas de vida.
Aunque la ley tailandesa permite la tenencia privada de leones, desde 2022 exige que sus dueños los registren, les implanten un microchip y notifiquen cualquier cambio de domicilio. Sin embargo, no existen controles estrictos sobre la reproducción o sobre los híbridos, lo que deja un amplio margen de maniobra para criadores y traficantes.
Expertos advierten que el comercio ilegal de leones y sus partes crece, y se han identificado rutas de tráfico hacia zonas fronterizas. Según testimonios recogidos por conservacionistas, estos animales pueden venderse tanto vivos como muertos, incluso desde puntos fronterizos.
Uno de los casos más destacados es el de Pathamawadee Janpithak, una criadora que opera tres instalaciones en la provincia de Chachoengsao, en el centro del país. Inicialmente se dedicaba al comercio de cocodrilos, pero tras la caída en los precios de estos reptiles optó por criar leones, especialmente blancos, que poseen una mutación genética. En sus granjas se albergan unos 80 ejemplares, y asegura vender aproximadamente la mitad de los 90 cachorros que nacen anualmente, principalmente a otros criadores.
Los leones en cautiverio consumen alrededor de dos kilos de carne de pollo por día y pueden reproducirse hasta dos veces por año, con camadas de entre dos y seis cachorros. Estos felinos son populares por su pelaje blanco, aunque esta característica aumenta el riesgo de consanguinidad y enfermedades.
El auge de “cafés con leones” representa otro frente de preocupación. Estos locales ofrecen a los clientes la posibilidad de acariciar cachorros y tomarse fotos con ellos. Muchos establecimientos desechan a los felinos semanas después de su nacimiento, cuando ya no son fáciles de manejar. Según Pathamawadee, algunos de estos leones regresaron a sus manos en condiciones de salud física y emocional deterioradas.
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La Dirección de Parques Nacionales y Conservación de la Fauna Silvestre (DNP) ha reconocido que el incremento de leones en cautiverio representa un problema creciente. Aunque existen medidas para limitar la importación, las autoridades enfrentan dificultades para hacer cumplir las normas por los costos elevados que implica la confiscación y mantenimiento de estos animales.
El bienestar animal también es un tema relevante. Dos leones llamados Khanom y Khanun, decomisados y ahora bajo custodia del Estado, viven en un santuario en Suphanburi. Requieren atención médica constante, alimentación especial y cuidadores entrenados, debido a que estos felinos nunca podrán ser reintroducidos a su hábitat natural.
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