Watford, Inglaterra. El mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, sacudió el miércoles la proclamada unidad de la OTAN en momentos cuando sus mandatarios se reunían en el 70.° aniversario de la Alianza, al calificar a un mandatario de “hipócrita”, a otro de “repugnante” y realizar una reunión exclusivamente con los miembros que más gastan en defensa.
Las riñas de Trump con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y el presidente francés, Emmanuel Macron, pusieron al desnudo las divisiones en el bloque en relación con el gasto de defensa y las relaciones con Turquía, así como las actitudes excéntricas del gobernante estadounidense en el escenario mundial.
Los ataques personales y las divisiones políticas sirvieron de contraparte con los sucesos en Washington, donde los legisladores demócratas reanudaron el proceso que podría conducir al juicio político al presidente por pedir a Ucrania que investigue a un rival político. El presidente canceló bruscamente una conferencia de prensa que se hubiera desarrollado simultáneamente con la audiencia en Washington.
Al día siguiente de que se escuchó a Trudeau aparentemente intercambiando chismes sobre Trump durante una recepción en el palacio de Buckingham, en Londres, el presidente calificó al premier canadiense de “hipócrita”. Trump y Trudeau se habían reunido previamente el martes.
En una conversación espontánea con Macron, el primer ministro británico Boris Johnson y otros mandatarios, se escucha decir a Trudeau que “llegó tarde porque hace una conferencia de prensa de 40 minutos”, en aparente alusión a Trump. Y añade, aparentemente en alusión a su encuentro con Trump: “Se vio cómo a los de su equipo se les abrió la boca de par en par”.
Trump respondió durante una reunión el miércoles por la tarde con la canciller alemana, Ángela Merkel. Insinuó que esas declaraciones se debieron a que Trump destacó que Canadá es uno de los países que incumple la meta de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de gastar en defensa el 2% de su producto interno bruto (PIB).
“La verdad es que lo critiqué por el hecho de que no paga el 2% y me parece que eso no le gustó”, expresó Trump.
Trump, quien parecía disfrutar de la pelea, observó que “fue gracioso cuando dije eso de que el tipo (Trudeau) era un hipócrita”.
La jornada anterior se caracterizó por las grietas en la relación entre Trump y Macron. Antes de reunirse al margen de la cumbre, Trump atacó al presidente francés por sus declaraciones “francamente repugnantes” a la revista The Economist sobre la salud de la OTAN.
Mientras los líderes de la OTAN destacaban la unidad, Trump convocó a un subgrupo de la Alianza: los que cumplen con la meta del gasto. “Los llamamos afectuosamente los del dos por ciento”, manifestó. “Por eso este almuerzo lo pago yo”.
Previamente, Trump conversó con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan al tiempo que los gobernantes europeos, encabezados por Macron, exhortaron a la alianza a mostrarse severa con Turquía a raíz de la invasión a Siria y la compra de misiles rusos tierra-aire.
Unidad y reproches
No obstante esos roces, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, destacó: “Siempre hemos sido capaces de superar las diferencias y luego unirnos en torno a nuestras tareas principales (...) y eso es exactamente lo que hicimos hoy (miércoles)”.
Pese a todo, los 29 aliados lograron adoptar una declaración conjunta que por primera vez define a China como un reto, y marcar un plan de defensa para los países bálticos, pese a la amenaza de bloqueo por Turquía, aliado de la Rusia de Vladimir Putin.
"¿Quién es nuestro enemigo? ¿Cómo reaccionamos juntos contra el terrorismo internacional en particular?", reiteró Macron a su llegada a una cumbre que también confirmó como retos el creciente desarrollo militar de China y a Rusia.
Aunque no está en el ámbito de acción de la OTAN, el auge de China, clave en el abandono por Moscú y Washington del tratado sobre armas nucleares de alcance intermedio (INF), que data de la Guerra Fría, empieza a representar una amenaza.
El tradicional reclamo de Estados Unidos, primera potencia, con un gasto militar del 3,30% del PIB en el 2018, compartió en esta ocasión protagonismo con las críticas de Macron a una OTAN en “estado de muerte cerebral”.
Pese a que estas palabras no sentaron bien a sus aliados, el jefe de Estado francés mantuvo su pulso más duro con su par turco, Recep Tayyip Erdogan, al criticar la ofensiva que Ankara lanzó en octubre contra la milicia kurda YPG.
Erdogan amenazaba con vetar decisiones de la OTAN durante la cumbre si los otros países no reconocían como grupo "terrorista" a esta milicia que apoyó a la coalición internacional en su lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
“Yo no veo consenso posible” con Ankara en esta cuestión, aseguró Macron, quien criticó las “aproximaciones simplistas” de una Turquía que, finalmente, no cumplió sus amenazas y permitió la actualización de un plan de defensa para los países bálticos.
El 70.º aniversario de la Alianza, nacida de los escombros de la Segunda Guerra Mundial para defenderse de la Unión Soviética, sirvió así para subrayar sus éxitos y mirar hacia el futuro y al espacio, como nuevo ámbito de operaciones.