
El director general de Centros Penales y viceministro de Justicia y Seguridad de El Salvador, Osiris Luna Meza, ofreció a Estados Unidos testificar sobre el pacto del presidente Nayib Bukele con las maras de ese país. A cambio, el alto jerarca salvadoreño pidió “asilo con alojamiento de lujo” en Estados Unidos.
Así lo reveló The New York Times en una investigación publicada este lunes 30 de junio. El medio norteamericano señaló que, aunque Bukele ha negado una y otra vez tener vínculos con las pandillas salvadoreñas, Osiris Luna, "uno de los confidentes más cercanos de Bukele“, se presentó en la embajada de Estados Unidos en San Salvador en agosto del 2020 y ofreció compartir información.
El jefe de cárceles confirmó a los diplomáticos estadounidenses que existía el pacto entre el gobierno de Bukele y la Mara Salvatrucha (MS-13). Así lo prueba un cable telegráfico del Departamento de Estado analizado por NYTimes. En ese momento, Donald Trump ejercía su primer mandato como presidente de Estados Unidos.
El medio de comunicación norteamericano confirmó que Luna visitó la embajada estadounidense en dos ocasiones. En ese momento, ya era director general de Cárceles, cargo que asumió en 2019.
Luna habría confesado su “incomodidad por las interacciones del gobierno” de Bukele con la pandilla MS-13, según reseña el cable del 10 de setiembre del 2020. El alto jerarca mostró a los empleados de la embajada una captura de pantalla de una cámara de seguridad en la que aparecían varios hombres enmascarados que entraban en una de las prisiones que él supervisaba.

Según NYTimes, Luna dijo que uno de los encapuchados era un líder de alto rango de la Mara Salvatrucha, quien era buscado por las autoridades salvadoreñas. Pese a esto, el propio director de cárceles lo introdujo personalmente en las instalaciones del centro penal para reunirse con algunos de sus colegas que purgaban una pena. El viceministro negó saber qué conversaron los delincuentes.
Ante este escenario, los empleados de la embajada estadounidense no sabían qué hacer. Por un lado, consideraron que Luna tenía fama de corrupto y probablemente no estaba aportando toda la información sobre su propia participación en la negociación de los pactos.
Además, los funcionarios estaban desconfiados por la poco modesta petición de Osiris Luna: asilo en Estados Unidos con alojamiento de lujo a cambio de testificar contra el gobierno de Bukele.
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Pese a esta desconfianza, la información revelada por Luna llegó a oídos de John J. Durham, director de una unidad especial creada para perseguir y enjuiciar a la MS-13: la Fuerza de Tarea Conjunta Vulcan.
Poco tiempo después, el medio salvadoreño El Faro, cuyo periodistas son perseguidos por Nayib Bukele, publicó una extensa investigación en la que dio a conocer el pacto entre el gobierno de Bukele y las pandillas.
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A todo lo anterior se suma que, en diciembre del 2021, el Departamento del Tesoro estadounidense impuso sanciones a Luna y a Carlos Marroquín Chica, director de Reconstrucción del Tejido Social del gobierno de Bukele.

El Tesoro descubrió que Luna y Marroquín facilitaron reuniones en prisión con miembros de la MS-13 (tal como el propio Luna lo confesó un año antes a los empleados de la embajada), e incluso participaron en dichas conversaciones,
Según el informe del Tesoro, esas reuniones formaban parte de los esfuerzos del gobierno de Bukele por negociar una tregua secreta con los líderes de las pandillas para reducir la tasa de homicidios. Los cabecillas de las maras acordaron dar su apoyo político al partido Nuevas Ideas, del hoy presidente salvadoreño, que finalmente triunfó en las elecciones de 2021.
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El informe añade que funcionarios estadounidenses confirmaron que, para cumplir su parte del trato, Bukele entregó dinero a los pandilleros y proporcionó celulares y prostitutas a los mareros encarcelados. En medio de estas acusaciones, Bukele se limitó a burlarse. “¿Cómo pueden poner una mentira tan obvia sin que nadie se las cuestione?”, escribió en redes sociales.
Pese a que el gobierno norteamericano conoce todos estos detalles desde 2020, el presidente Donald Trump mantiene una cercana relación con Bukele, a quien considera “un colaborador” en su tarea de “las bandas criminales terroristas de Estados Unidos”.
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De hecho, Trump y Bukele negociaron la deportación de líderes pandilleros desde Estados Unidos hacia El Salvador, donde serían recluidos en una cárcel de máxima seguridad.
Sin embargo, las investigaciones de The New York Times apuntan a que el interés del presidente salvadoreño, más que la deportación y enjuiciamiento de los pandilleros, era evitar que los mareros testificaran en investigaciones abiertas por la justicia estadounidense por el pacto entre Bukele y la Mara Salvatrucha.
