
Kingston, Jamaica. Vientos brutales y lluvias intensas azotaron Jamaica este lunes al acercarse el huracán Melissa, que podría ser el más violento en tocar el país caribeño y causar destrucción masiva en la isla. Las autoridades instaron al público a dirigirse a terrenos más altos y refugios el lunes por la noche.
Con vientos de 280 km/h, Melissa alcanzó la categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson. El poderoso huracán debería tocar tierra durante la noche o temprano el martes en Jamaica.
“No se aventuren a salir”, escribió el Centro Nacional de Huracanes (NHC), instando a las personas a permanecer en un refugio seguro.
La tormenta, que actualmente se encuentra al sur de la nación insular, “probablemente girará hacia el norte, lo que significa que podría tener un impacto en nuestras costas, más hacia el extremo occidental de Jamaica”, dijo el primer ministro Andrew Holness, en una entrevista en CNN.
“Y si eso llegara a suceder, y lo he dicho antes, no creo que haya infraestructura en esta región que pueda resistir una tormenta de categoría 5, por lo que podría haber una perturbación significativa”, añadió.
El NHC advirtió en su boletín de las 01H00 GMT de que se espera que Melissa traiga inundaciones “catastróficas y amenazantes”, así como “vientos, inundaciones y marejada ciclónica a Jamaica” entre la noche del lunes y madrugada del martes.
Sus fuertes lluvias combinadas con vientos intensos podrían causar devastación a la escala de huracanes históricos como María (2017) o Katrina (2005).
A pesar de las órdenes de evacuación, muchos residentes de Jamaica decidieron quedarse.“No me voy a mover. No creo poder escapar de la muerte”, dijo a la AFP Roy Brown, hablando desde la histórica zona costera de Port Royal en Kingston.
El hombre mencionó las condiciones y malas experiencias pasadas en los refugios gubernamentales para huracanes.“Simplemente no me quiero ir”, dijo a la AFP Jennifer Ramdial, una pescadora. “Aunque fuera categoría 6, no me movería”.
En Jamaica, el huracán provocará el martes una inundación costera que podría alcanzar los cuatro metros, así como precipitaciones torrenciales en el interior, advirtió anteriormente Michael Brennan, director del NHC.
Un huracán catastrófico
Melissa ya causó cuatro muertes durante la semana: tres en Haití y una en República Dominicana, donde además un adolescente está desaparecido.
Parte del impacto de Melissa proviene de su ritmo lento, ya que avanza a solo 5 km/h o menos, lo cual hace que permanezca más tiempo en cada lugar a su paso.
El huracán también amenaza el este de Cuba, así como el sur de las Bahamas y el archipiélago de las Islas Turcas y Caicos, un territorio británico.
En Cuba, con dificultades para difundir información preventiva por la falta de electricidad, las autoridades apuran preparativos para recibir el martes los embates de Melissa.
El Consejo de Defensa Nacional declaró el lunes la “fase de alarma” en las seis provincias del este (Santiago de Cuba, Guantánamo, Holguín, Camagüey, Granma y Las Tunas) y empezó a evacuar a unas 650.000 personas.
“Tengo mucho temor porque es un huracán muy peligroso. (...) Al viento yo le tengo pánico”, confió a la AFP Anabel Chacón, una ama de casa de 62 años de Bayamo, capital de Granma.
Los meteorólogos pronostican cerca de un metro de lluvia, inundaciones repentinas y aludes en Jamaica, Haití y República Dominicana.
Ayuda humanitaria
Mientras Jamaica aguanta la respiración, varias entidades trabajan contra reloj en el sur de Florida para preparar ayuda humanitaria destinada a los habitantes de la isla.
La oenegé Global Empowerment Mission (GEM), especializada en asistencia durante catástrofes, lidera el esfuerzo. Desde su sede en Doral, Florida, recibe, empaqueta y prepara el envío de 22 toneladas de suministros con destino a Kingston.
“Tenemos un equipo operativo en Jamaica. Ellos se quedarán allí durante el paso del huracán y, tan pronto como pase, saldrán a evaluar los daños y coordinar las labores de reparación”, dijo Santiago Neira, responsable de proyectos de GEM.
Melissa es la decimotercera tormenta con nombre de la temporada de huracanes del Atlántico, que se extiende de junio a noviembre.
