
Madrid. La aviación israelí destruyó el Palacio Presidencial de Saná, la capital de Yemen, en el marco de una ola de bombardeos de represalia por el lanzamiento de un misil con bomba de racimo contra territorio israelí.
Al menos cuatro personas murieron y 67 resultaron heridas en los ataques israelíes, que también impactaron dos plantas eléctricas y un depósito de combustible.
El ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, afirmó que la aviación “ha destruido el palacio presidencial hutí en Yemen”, durante una declaración ofrecida desde el centro de mando de las Fuerzas Aéreas en Tel Aviv, acompañado por el primer ministro Benjamin Netanyahu.
En ese mismo espacio, Netanyahu advirtió que “atacaremos a quien nos ataque”.
“Quien planee atacarnos, le atacaremos. Creo que la región entera está conociendo la fuerza y la determinación de Israel”, apuntó durante sus declaraciones, según publicó el diario The Times of Israel.
“El régimen terrorista hutí está aprendiendo por las malas que pagará, que está pagando un precio muy alto por su agresión contra Israel”, añadió.
Por su parte, Katz señaló que la defensa israelí seguirá ejerciendo un bloqueo aéreo y naval, y que atacarán infraestructuras utilizadas para fomentar el terrorismo hutí.
“Por cada misil que disparen contra Israel, los hutíes lo pagarán multiplicado”, sentenció.
El Ejército israelí confirmó el ataque contra el complejo militar donde se encuentra el Palacio Presidencial, las centrales eléctricas de Haziz y Assar, así como un almacén de combustible utilizado “para las actividades militares del régimen terrorista hutí”.
“Los ataques se llevaron a cabo en respuesta a repetidos ataques del régimen terrorista hutí contra el Estado de Israel y sus ciudadanos, incluido el lanzamiento de misiles tierra-tierra y vehículos aéreos no tripulados hacia el territorio del país”, explicó el Ejército israelí.
El Ministerio de Sanidad del Gobierno hutí informó en un primer momento de dos fallecidos como consecuencia de los bombardeos israelíes, pero más tarde dio cuenta de cuatro muertos y 67 heridos en estos ataques.
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Bomba de racimo
Fuentes de seguridad israelíes señalaron que los bombardeos responden a los recientes ataques con misiles de los hutíes, en particular al registrado el viernes, cuando un proyectil con carga de racimo, utilizado por primera vez en la ofensiva de esa insurgencia contra Israel, impactó una vivienda en la ciudad de Ginaton sin causar víctimas.
Según la investigación citada por el diario Times of Israel, el sistema defensivo no logró interceptar por completo el artefacto, aunque se insistió en que las fuerzas aéreas están preparadas para enfrentar este tipo de munición, prohibida por el Derecho Internacional debido a su carácter indiscriminado.
Como reacción inicial, un alto dirigente hutí, Hezam al Asad, advirtió que el movimiento no se dejará intimidar y continuará su ofensiva contra Israel en respaldo a la causa palestina.
“Mediante su agresión contra nuestro pueblo, el enemigo sionista intenta engañarse con una victoria imaginaria atacando un tanque eléctrico, o una gasolinera, para levantar la moral de sus colonos entre el humo que se eleva”, advirtió, “pero solo se tambalea, sumido en el fracaso y la derrota”.
“Nuestras posiciones son firmes y basadas en principios, y nuestras operaciones en apoyo de Gaza continuarán y se ampliarán”, señaló el alto cargo del politburó de Ansar Alá, el nombre oficial de la insurgencia.
En una declaración posterior, el Gobierno hutí señaló que los ataques impactaron la “vital central eléctrica de Haziz”, que suministra energía a hogares, hospitales infantiles y centros de atención médica, provocando una “destrucción generalizada” y un apagón.
“Consideramos al enemigo sionista y a su socio estadounidense directo plenamente responsables de las terribles consecuencias de este ataque traicionero y crimen atroz, y de la consiguiente pérdida de vidas, propiedades e infraestructura vital”, añadieron las autoridades.
El Gobierno hutí denunció que Israel ha desatado una guerra abierta contra Yemen, pero aseguró que los ataques no desalentarán al pueblo yemení, que mantiene su firme y legítimo respaldo a la población de Gaza, afectada por lo que califican como un crimen de genocidio.