
Davos, Suiza. La Unión Europea (UE) presionó en el Foro de Davos a las empresas farmacéuticas para que entreguen las vacunas prometidas contra la covid-19, mientras a Sudáfrica y los países menos desarrollados les preocupa que los más ricos monopolicen las preciadas ampollas.
Cuando ya se superaron los 100 millones de casos de covid-19 en el mundo, todos los discursos oficiales de esta reunión anual de la élite política y económica mundial -celebrada este año por videoconferencia- piden cooperación.
Pero en realidad los países más ricos han tomado la delantera en la carrera por la vacunación.
Tras beneficiarse de una inversión masiva por parte de la Unión Europea, los fabricantes de vacunas contra el coronavirus “deben ahora mantener sus promesas y cumplir sus obligaciones”, advirtió el martes la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen.
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“Europa ha invertido miles de millones para desarrollar las primeras vacunas y crear un auténtico bien público mundial”, recordó en una intervención en video.
Bruselas, ya preocupada por las dificultades de transporte de la vacuna de Pfizer-BioNTech, la primera que se utiliza en la UE y que debe mantenerse a 70 grados bajo cero, está de nuevo bajo presión por el anuncio de retrasos en la entrega de la vacuna de la empresa británica AstraZeneca debido a una “caída del rendimiento” en un centro de fabricación.
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“Vamos a establecer un mecanismo de transparencia sobre las exportaciones de vacunas”, destinado a identificar los envíos fuera de la UE de dosis producidas en Europa, manifestó la jefa del ejecutivo comunitario en su intervención del martes.
Y subrayó que Bruselas está contribuyendo a promover el despliegue mundial de la vacunación.

"Debido a las cadenas de producción globales, la salud de nuestros ciudadanos y la recuperación económica mundial van de la mano (...) En la alianza Covax, la UE junto con 186 estados asegurará millones de dosis para los países de bajos ingresos", afirmó.
Unas promesas que hasta ahora no han sido suficientes para tranquilizar a los países menos desarrollados.
Nacionalismo y vacunas
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, que también fue invitado a intervenir en el Foro, afirmó que “los países ricos del mundo están acaparando estas vacunas”.
Estas acusaciones se hacen eco de las repetidas advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) contra el "nacionalismo vacunal".
"El nacionalismo vacunal puede servir a objetivos políticos a corto plazo, pero el interés económico a medio y largo plazo de cada nación es apoyar la equidad", insistió el lunes su director, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
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"Hasta que no pongamos fin a la pandemia en todas partes, no la detendremos", aseguró.
En el mismo sentido, Ángela Merkel pidió el martes una repartición “justa”.
“El dinero es una cosa y otra es la disponibilidad de la vacuna en tiempos de escasez (...) y aquí lo importante es tener una repartición justa”, recalcó la canciller alemana en una intervención en el Foro de Davos.
Sudáfrica, oficialmente el país más afectado del continente africano, adquirió sus primeras vacunas mediante negociaciones directas entre el gobierno y el laboratorio AstraZeneca, pero las pagará 2,5 veces más caras que los países de la Unión Europea.
El mundo vive “un pánico vacunal”, manifestó en otro seminario el epidemiólogo Seth Berkley, quien dirige la Alianza Global para la Vacunación (Gavi), una de las organizaciones que intentan garantizar el suministro de dosis a los países pobres.
En un estudio encargado por la Cámara de Comercio Internacional (CCI), los epidemiólogos calculan que, incluso si las economías avanzadas vacunan a su población, los costes en que incurrirían debido a su interdependencia podrían oscilar entre $200.000 millones y $4,5 billones si los países menos desarrollados no tienen acceso a las vacunas.
“Esto es mucho más que los $38.000 millones que costaría fabricar y distribuir las vacunas a nivel internacional”, indicó el documento.