Hong Kong. El aeropuerto de Hong Kong prohibirá, a partir del domingo, las escalas de pasajeros procedentes de más de 150 países para prevenir la entrada del coronavirus, anunció el viernes en un comunicado.
La suspensión se aplicará durante un mes y afectará a todos los países clasificados como de “alto riesgo” por las autoridades de esta ciudad que, en línea con Pekín, aplica una estrategia precavida frente a la pandemia. Hong Kong ya prohíbe el acceso a su territorio, desde el 8 de enero, a cualquier pasajero que haya permanecido más de dos horas en los últimos 21 días en ocho países (Australia, Canadá, Estados Unidos, Francia, India, Pakistán, Filipinas y Reino Unido).
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El tránsito por el aeropuerto de Hong Kong será ahora imposible para las personas de todos los demás países considerados de “alto riesgo”. Los demás podrán entrar en el territorio, siempre y cuando estén vacunados y se sometan a una cuarentena de 21 días en hotel.
Esta decisión es un nuevo revés para la compañía aérea Cathay Pacific, con sede en Hong Kong, que ya redujo de forma drástica sus vuelos desde el inicio de la pandemia. Muchas otras compañías ya restringieron sus vuelos a la ciudad, debido a las largas cuarentenas impuestas a los pasajeros y la tripulación.
Esta prohibición podría tener un impacto en los preparativos de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, que empiezan el 4 de febrero, pues muchas delegaciones deportivas tenían previsto hacer escala en Hong Kong para viajar a la capital china.
La agencia Bloomberg, citando fuentes anónimas, indicó esta semana que la prohibición de transitar en este aeropuerto no se aplicaría a los deportistas, diplomáticos y otros miembros de las delegaciones oficiales de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, el comunicado del aeropuerto del viernes no menciona ninguna excepción. Contactado por la AFP, un portavoz del aeródromo no quiso aclarar la cuestión.
Con China continental, Hong Kong es una de los últimos lugares del mundo en aferrarse a la estrategia de “cero covid”, que consiste en evitar a toda costa la propagación del coronavirus en su territorio y en una política draconiana de aislamiento de los enfermos y de sus contactos.
Esta estrategia permitió a la ciudad, de 7,5 millones de habitantes, registrar poco más de 12.000 casos y 213 decesos desde el inicio de la pandemia, pero a un precio de aislamiento internacional costoso.