
Un cambio en la estrategia de seguridad nacional en Estados Unidos provocó que el FBI redujera su apoyo a las redadas migratorias encabezadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Esta decisión responde a una nueva prioridad del gobierno estadounidense: reforzar la vigilancia ante posibles amenazas derivadas del conflicto con Irán.
Durante el primer semestre del año, el FBI había colaborado activamente con ICE en la identificación y detención de migrantes en situación irregular. Sin embargo, tras los bombardeos ordenados por el presidente Donald Trump contra instalaciones nucleares iraníes, se ordenó una reorientación de los esfuerzos operativos de la agencia de inteligencia.
Fuentes indicaron que varios agentes del FBI serán reasignados temporalmente a funciones de protección interna en diversas zonas del país. Aún no se ha definido cuántos oficiales serán desplazados, aunque algunos seguirán participando en labores migratorias en coordinación con ICE.
El gobierno justificó esta medida por la necesidad de reforzar la seguridad nacional, especialmente ante la posibilidad de que Irán emprenda una ofensiva en territorio estadounidense. Esta situación surgió luego del ataque contra las instalaciones nucleares de Fordo, Natanz e Isfahán, que se llevó a cabo el 21 de junio.

En este nuevo contexto internacional, la administración señaló que los agentes reasignados podrían volver a sus funciones migratorias si la situación se estabiliza. No obstante, por ahora, la agenda de seguridad se enfoca en Irán.
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El presidente Trump advirtió el 27 de junio que no dudaría en ejecutar nuevos ataques si Irán reanudaba el enriquecimiento de uranio con fines armamentísticos. Declaró que esa decisión se tomaría con base en los datos de inteligencia disponibles. Además, afirmó que actualmente no existen conversaciones con Teherán.
Trump también se refirió al Plan de Acción Integral Conjunto, el acuerdo firmado en 2015 para frenar el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones internacionales. Este pacto involucró a Irán, China, Francia, Reino Unido, Rusia, Estados Unidos, Alemania y la Unión Europea.
En respuesta, el viceministro de Relaciones Exteriores iraní, Majid Tajt-Ravanchi, rechazó cualquier posibilidad de diálogo mientras Washington no descarte nuevos ataques. Las tensiones diplomáticas, por tanto, siguen en aumento.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.