
Uruguay es el único país de Latinoamérica donde la Navidad no se celebra oficialmente. Aunque muchas familias colocan regalos bajo el árbol y comparten una cena, el 25 de diciembre se conmemora como “el día de la familia”.
Este cambio ocurrió en 1919, cuando el gobierno aprobó una ley que eliminó las festividades religiosas del calendario nacional. La norma también afectó otras celebraciones tradicionales, como el 6 de enero, conocido como la Epifanía o día de Reyes, que fue reemplazado por el “día del niño”. Asimismo, la Semana Santa se transformó en la semana del turismo.
La medida se enmarcó dentro de una serie de reformas laicas que Uruguay impulsó entre los siglos XIX y XX. Entre ellas, el matrimonio civil se volvió obligatorio antes del religioso, se retiraron símbolos religiosos de hospitales y escuelas, y se prohibió la educación religiosa en instituciones públicas.
La legislación de 1919 generó polémica en la región, marcada por una fuerte tradición católica. Sin embargo, Uruguay consolidó un modelo de Estado laico. En la actualidad, alrededor del 40% de los ciudadanos afirma no tener creencias religiosas, lo que convierte al país en uno de los menos religiosos de América Latina.
Aunque la celebración familiar persiste, la Navidad como festividad religiosa no forma parte del calendario oficial en Uruguay desde hace más de un siglo.
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