
Washington, Estados Unidos. El gobierno de Donald Trump presentó este viernes su nueva Estrategia Nacional de Seguridad, un documento que redefine por completo la política exterior y militar de Estados Unidos, con un marcado giro hacia América Latina, un fuerte énfasis en el control migratorio y advertencias sombrías sobre el futuro de Europa.
El texto, divulgado por la Casa Blanca, anticipa la “desaparición de la civilización” europea si continúan las tendencias actuales y plantea una reorientación estratégica que recoloca al hemisferio occidental como prioridad, desplazando el enfoque de años recientes centrado en Asia.
La estrategia introduce el llamado “Corolario Trump” a la Doctrina Monroe, reforzando la idea de que América Latina seguirá siendo un espacio de predominio estadounidense.
El documento señala que Washington ajustará su “presencia militar global” para atender amenazas urgentes dentro del hemisferio y reducir su despliegue en regiones cuya importancia estratégica ha disminuido.
La administración Trump ya ha intensificado operaciones contra presuntas narcolanchas en el Caribe y el Pacífico, presiona por un cambio de gobierno en Venezuela y busca asegurar el control de infraestructuras clave, incluido el Canal de Panamá.
Migración como eje central de la seguridad
La Casa Blanca declara que la era de las migraciones masivas “debe llegar a su fin”, colocando el control de fronteras como pilar de su política de seguridad nacional.
“La seguridad de las fronteras es el elemento principal de la seguridad nacional”, afirma el documento. Debemos proteger a nuestro país contra las invasiones… las migraciones descontroladas, el terrorismo, las drogas, el espionaje y la trata de personas”.
El documento lanza duras críticas contra los aliados europeos, afirmando que Estados Unidos respaldará a fuerzas políticas que se opongan a los valores promovidos por la Unión Europea, especialmente en materia migratoria.
Washington advierte que Europa podría volverse “irreconocible en 20 años” y acusa a los gobiernos europeos de debilidad, en momentos en que Trump impulsa un plan para poner fin a la guerra en Ucrania en términos favorables a Rusia.
Alemania reaccionó rápidamente asegurando que no necesita “consejos externos”.
La estrategia también insiste en evitar la percepción de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) como una alianza “en perpetua expansión”, alineándose con críticas recurrentes del presidente Trump hacia el pacto militar.
Aunque la nueva línea estratégica se enfoca en América, China continúa identificada como el principal competidor geopolítico y económico.
El documento reafirma el apoyo estadounidense a un Indo-Pacífico “libre y abierto”, con énfasis en la competencia económica más que en el enfrentamiento militar.
Tras semanas de especulación, la Casa Blanca aclara que apoyará el statu quo en Taiwán, pero exige que Japón y Corea del Sur asuman mayores compromisos para garantizar su defensa.
La región de Oriente Medio, tradicionalmente prioritaria para Washington, ocupa un lugar marginal en la nueva estrategia.
El documento afirma que, gracias al aumento de la producción energética en Estados Unidos, “la razón histórica” para centrarse en Oriente Medio “disminuirá”.
Aun así, recalca que la seguridad de Israel permanecerá como prioridad fundamental.
