Washington. Estados Unidos se fija más en el “desarrollo democrático” que en el “espectro político” para establecer alianzas, afirmó el principal asesor del presidente Joe Biden para América Latina y el Caribe.
En un mundo muy complicado Washington necesita "encontrar un terreno común con cualquier gobierno elegido democráticamente", dijo este lunes Juan González durante un acto en el grupo de reflexión estadounidense Atlantic Council.
"Desde la perspectiva del presidente, Se trata menos de dónde se sitúa un gobierno o un país en el espectro político y más de cómo es elegido y cómo gobierna", resumió.
Puso como ejemplo a Argentina.
"Hemos trabajado con el gobierno de (el presidente peronista Alberto) Fernández y en cuanto (el ultraliberal Javier) Milei fue elegido, nos apresuramos porque queríamos demostrar que queríamos que tuvieran éxito a la hora de transformar su economía, y ese compromiso continúa", declaró.
En general se necesita una visión a largo plazo para la prosperidad económica de América Latina y el Caribe, pero el tiempo apremia, advirtió el consejero, y la región debe darse prisa.
”No mucho tiempo”
”Tiene tiempo, pero no mucho tiempo”, estimó, sobre todo si se compara con los cambios demográficos y “lo rápido que se está adoptando la tecnología en otras partes del mundo”.
En América Latina hay sociedades que "deberían estar en una posición competitiva en relación con los socios de Indo-Pacífico, pero mucho de ello se debe a los desafíos del desarrollo democrático", consideró.
La región debe centrarse en varios elementos, afirmó Jason Marczak, director del Centro Adrienne Arsht para América Latina, del Atlantic Council.
"La economía, la inversión y el comercio, la seguridad energética, la migración y la seguridad, así como la democracia, las instituciones y la gobernanza", enumeró Marczak, al presentar los pilares de una estrategia titulada "Redefiniendo la asociación de Estados Unidos con América Latina y el Caribe para una nueva era".
La diplomacia climática también es una herramienta útil, añadió Mark A. Wells, un alto cargo del Departamento de Estado.
Pero la asociación tropieza con una serie de desafíos, como la influencia de China, socio comercial ineludible en la región.
Estados Unidos es "muy competitivo en inversión extranjera directa" pero lo es mucho menos en aspectos como los procesos de ventas militares, reconoció González. Washington reclama pagos en efectivo por adelantado mientras que Pekín ofrece precios bajos y todo tipo de facilidades de financiación.
Además, añade, "no ha habido un esfuerzo robusto para atraer nuestra inversión".
La ministra de Relaciones Exteriores argentina, Diana Mondino, opina que en vez de centrarse en contrarrestar la influencia china o rusa Estados Unidos debe "hacer lo correcto" y así atraerá a otros países.
"Lo mejor que podemos hacer es comerciar entre nosotros, mantener el Estado de derecho y convertirnos en socios confiables", declaró por videoconferencia.
En la cooperación entre países las instituciones multilaterales desempeñan un papel crucial.
Hay que "elevar el nivel de ambición o lo que el hemisferio puede hacer de forma conectada", explicó Luis Alberto Moreno, expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
”Más rápido”
El déficit de infraestructuras es el principal problema, "hasta que no lo abordemos, será muy difícil convertirnos en la plataforma que necesitamos para atraer más inversiones", añadió Moreno.
"América Latina pierde el tren de la Revolución Industrial, no podemos dejar pasar el tren de la revolución tecnológica", sostuvo, e insistió en que si no adopta la inteligencia artificial "más rápido" esto "se traducirá en un crecimiento mucho menor".
La exministra de Relaciones Exteriores de El Salvador, María Eugenia Brizuela de Ávila, coincidió en la importancia de construir "una infraestructura digital sólida". Eso incluye la red de banda ancha, los sistemas de ciberseguridad e "invertir juntos en tecnología 5G que pueda revolucionar industrias como la atención médica", puntualizó.
Pero Wells recuerda "el lado oscuro" de la moneda: "la desinformación en la región y las amenazas cibernéticas de actores malignos o de fuentes anónimas, grupos, piratas informáticos y cosas por el estilo".
Entre otros lastres como el narcotráfico, la pobreza y las desigualdades.