
Phyllis Ponting, una mujer británica residente del tranquilo pueblo de Devizes, en el sudoeste de Inglaterra, jamás imaginó que a sus 99 años recibiría la carta que había esperado en silencio durante gran parte de su vida.
El sobre, amarillento por el paso del tiempo, contenía un mensaje de amor escrito por su prometido, Bill Walker, un soldado británico que combatió en la Segunda Guerra Mundial y que fue dado por desaparecido en el año 1941.
Sin embargo, casi como por obra del destino, el mensaje fue encontrado en el interior del SS Gairsoppa, un buque de carga británico que fue hundido por un submarino alemán frente a las costas de Irlanda, en 1941.
La embarcación, que formaba parte de un convoy que transportaba lingotes de plata desde la India, se convirtió en uno de los naufragios más buscados del siglo XX. Desde 2011, una expedición de arqueólogos marinos trabajaba en el rescate del tesoro hundido.
LEA MÁS: El error que puede cerrar para siempre la entrada a Estados Unidos
Finalmente, lograron recuperar más de 700 documentos y cartas personales que estaban a bordo. Entre esos escritos apareció el mensaje que Bill le había enviado a Phyllis desde una tienda de campaña en la India, donde había sido destinado tras alistarse en el primer batallón del Regimiento de Wiltshire.
En esas hojas el hombre respondía muy enamorado a una carta que ella le había enviado y en la que aceptada su propuesta de matrimonio. “Cariño, lloré de alegría cuando leí tu carta. No sabía qué hacer. Tendrías que haber estado aquí para ver lo feliz que me hiciste cuando leí que aceptabas y que serías mía para siempre”, escribió el joven soldado de 22 años desde su improvisado refugio en Bangalore.
Pero Phyllis nunca recibió esa carta, o al menos no a tiempo. La falta de respuesta de su novio la llevó en aquel entonces a pensar que la había olvidado. Durante un tiempo mantuvo la esperanza, pero ante el silencio prolongado terminó por pensar que su prometido había cambiado de opinión.
Este primer amor la hizo durante muchos años tener el corazón roto; pero, finalmente, con el paso del tiempo reconstruyó su vida, se casó, tuvo cuatro hijos, enviudó y volvió a casarse en segundas nupcias. Sin embargo, en su mente siempre quedó el recuerdo de aquel joven del cual había quedado perdidamente enamorada.
La carta llegó a sus manos gracias a la colaboración entre el Museo Postal de Londres y un programa de la BBC que se propuso identificar a la mujer mencionada en la carta como “Phyll”. Tras un breve rastreo, dieron con ella y lograron concretar un encuentro que fue televisado para poder conocer su reacción en vivo.