Estambul. Un tribunal turco confirmó este viernes la detención de 17 sospechosos, entre ellos una mujer siria, por su presunta vinculación sobre el atentado del 13 de noviembre en el centro de Estambul, en el que murieron seis personas, informaron medios de comunicación locales.
El gobierno acusa al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), designado como grupo terrorista por Ankara y sus aliados occidentales, sobre el atentado en el que también resultaron heridos 81 personas.
LEA MÁS: Combatientes kurdos desmienten su participación sobre atentado en Turquía
Entre los detenidos figura Alham Albashir, una mujer de nacionalidad siria, que habría colocado la bomba en la concurrida avenida Istiklal, en el centro de Estambul.
Se sospecha que la mujer, de 23 años, entró clandestinamente a Turquía desde el noreste de Siria. Durante su interrogatorio habría confesado que puso la bomba.
Entre los detenidos figuran también personas que ayudaron indirectamente a perpetrar el atentado. Todos fueron encarcelados en la cárcel de Marmara, hasta hace poco conocida como Silivri, en las afueras de Estambul.
Según la agencia de prensa oficial Anadolu, que cita un informe de la policía, la principal acusada declaró que entró en contacto con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) por primera vez en 2017, a través de su exnovio, y mantuvo vínculos con el grupo después de romper con él.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gruponacion/HYCIK24RTRBTDBF662VJ46DHFI.jpg)
Los niños depositan flores en un memorial improvisado para las víctimas de la explosión del 13 de noviembre en la concurrida calle comercial de Istiklal en Estambul el 14 de noviembre de 2022. FOTO: (YASIN AKGUL/AFP)
El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y las Unidades de Protección Popular (YPG), una milicia kurda activa en Siria y a la que Turquía acusa de estar afiliada al PKK, negaron estar implicados en el atentado. Ningún individuo o grupo reivindicó la autoría del atentado.
Las YPG recibieron en el pasado el apoyo de varios países occidentales, entre ellos Estados Unidos y Francia, y estuvieron en primera línea en la lucha contra el grupo Estado Islámico (EI) en Siria. Turquía considera a ambas organizaciones como “terroristas”.